El rastro de la sumisión química hay que buscarlo en la orina, la sangre y también en el pelo. El mayor problema para detectar si una denuncia por haber recibido un pinchazo que provoca mareos y pérdida de consciencia es un caso de sumisión está en encontrar restos de la administración de alguna sustancia. Las catalogadas como usadas para esos fines delictivos no tienen sabor, ni olor y son "tiempo-dependientes", es decir, que son eliminadas por el propio cuerpo en un breve plazo.
Por eso la atención sanitaria debe poner el foco en la pronta recogida de orina y en sangre, pero ahora los expertos recuerdan "el valor forense" del pelo como chivato y así se está incluyendo en la revisión que algunas comunidades autónomas están haciendo de sus protocolos para coordinar una respuesta integral sanitaria e integral.
Es el caso de la Comunidad Valenciana, que especifica la necesidad de recoger muestras de sangre cuando el pinchazo y los síntomas han aparecido en las 48 horas anteriores; de orina antes de que transcurran cinco días, y de pelo en dos fases: al denunciar si han pasado más de cinco días y al menos un mes después. ¿Qué puede revelar el pelo? Cualquier consumo, voluntario o no, de sustancias químicas y en qué momento cronológico se hizo. Por eso son necesarias dos muestras que, en caso valenciano, deben tomarse con un intervalo de cuatro a seis semanas. Se trata de dos mechones en cada una de ellas "cortados en la zona occipital, y lo más próximo al cuero cabelludo, de un grosor mínimo de 7mm de diámetro (como un lápiz)". Además, se le advierte a la víctima de que hasta la toma de la segunda muestra no se puede ni cortar el pelo ni tintar o decolorar.
"El pelo crece de media un centímetro al mes por lo que no que no ha salido en orina o sangre en las primeras horas se podrá corroborar después en ese mechón", explica Manuel López-Rivadulla, catedrático de Toxicología Forense de la Universidad de Santiago de Compostela.
La conveniencia de recoger esta muestra venía determinada por la Guía de buenas prácticas para la actuación forense ante la víctima de un delito facilitado por sustancias psicoactivas: intervención ante la sospecha de sumisión química publicada por el Ministerio de Justicia. Pero lo cierto es que existía desconocimiento. Los colegios de médicos y los sindicatos del personal sanitario habían reclamado instrucciones más precisas, especialmente para los casos en que con la sumisión no se consumado un abuso sexual sino un delito contra la salud pública (el pinchazo).
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