Una investigación multicéntrica española ha demostrado que los descendientes de mujeres que presentaban obesidad o diabetes durante el embarazo, desarrollan ciertas alteraciones epigenéticas que les predispondrían a sufrir enfermedades como la diabetes, la obesidad y los problemas cardiovasculares que se derivan de ellas.
El estudio, publicado en Cardiovascular Diabetology, constituye la primera evidencia de que el ambiente intrauterino y, más concretamente, la obesidad y la diabetes gestacional, son capaces de reprogramar los patrones de metilación de la descendencia de manera persistente y generar un riesgo que no solo existe durante la infancia y adolescencia, sino que también se mantiene en etapas posteriores de la vida.
En concreto, las alteraciones involucran genes que forman parte de rutas reguladoras del metabolismo de los ácidos grasos, la señalización cardiovascular o la bioenergética mitocondrial, procesos cruciales en obesidad y diabetes mellitus. Ser capaces de detectar estas alteraciones en sangre periférica refuerza la idea de que el metabolismo materno presenta efectos a nivel sistémico sobre el desarrollo infantil.
El trabajo ha sido desarrollado por pediatras del Hospital General de Valencia, que pertenece al área de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición del Centro de Investigación Biomédica en Red (CiberOBN), la Universidad de Valencia y el Instituto de Investigación Sanitaria Incliva de Valencia, en colaboración con el Grupo de Epigenética del Cáncer y Nanomedicina (CINN-CSIC), la Universidad de Oviedo y el área de Enfermedades Raras del CIBER (CiberER).
Momento crítico
Según Empar Lurbe, investigadora principal de Grupo del CiberOBN y del Grupo de Investigación para la Prevención del Riesgo Cardiovascular en Niños y Adolescentes de Incliva, "el embarazo es un periodo fundamental en la vida de los seres humanos que repercute activamente en el desarrollo de la descendencia y su predisposición a la aparición futura de enfermedades cardiometabólicas".
Así, la experta considera que trastornos como la obesidad materna y la diabetes gestacional pueden condicionar la salud de la descendencia, desde la infancia hasta la vida adulta, aumentando el riesgo de comorbilidades que reducen calidad y esperanza de vida".
Por otro lado, señala Mario Fernández Fraga, del CiberER y uno de los coordinadores del estudio en la Universidad de Oviedo, "la obesidad materna durante el embarazo puede llegar a afectar al 30% de las gestantes, con las repercusiones derivadas para los sistemas sanitarios y sus políticas de salud pública. Sin embargo, más allá de las evidencias epidemiológicas, se desconocen las causas moleculares responsables de estos efectos negativos en la salud de la descendencia".
Para realizar el trabajo, se planteó un análisis en una cohorte pediátrica de niños y niñas nacidos de madres con obesidad u obesidad con diabetes gestacional.
El mismo se realizó a partir de una cohorte integrada por 39 niños que fueron sometidos a seguimiento clínico durante su primer año de vida en el Servicio de Pediatría del Hospital General de Valencia.
Según Fernández Fraga, se tomaron muestras de sangre de manera longitudinal en tres puntos temporales -al nacimiento, 6 y 12 meses de edad- y se clasificaron en tres grupos en función del estatus metabólico de las gestantes: 13 controles con madres normopeso, 15 nacidos de madres con obesidad durante el embarazo (BMI≥30 kg/m2) y 11 nacidos de madres con obesidad y diabetes gestacional.
En este trabajo se excluyeron previamente los nacidos de madres con múltiples gestaciones, sobrepeso (BMI:25.0–29.9kg/m2), infrapeso (BMI<18.5kg/m2) y otras complicaciones aparte de la diabetes gestacional.
Partiendo de las muestras pediátricas de sangre periférica, los investigadores de la Universidad de Oviedo estudiaron la metilación del ADN, una marca epigenética que regula los patrones de expresión a nivel de genoma completo y es capaz de definir los diferentes linajes celulares.
Utilizando arrays de metilación, una tecnología que permite analizar el estado de metilación en cerca de un millón de posiciones diferentes del ADN, junto con técnicas bioinformáticas de vanguardia, los investigadores identificaron biomarcadores y firmas epigenéticas capaces de clasificar a la descendencia en función del estado metabólico que tenían las madres durante la gestación.
Evidencia
Una de las mayores fortalezas del estudio es el seguimiento longitudinal, que se ha realizado a lo largo del primer año de vida en el Servicio de Pediatría del Hospital General de Valencia, y que ha permitido esclarecer las huellas moleculares por las que las madres son capaces de influir en el genoma de su descendencia de manera continuada en el tiempo.
Juan José Alba Linares, primer autor del estudio, destaca que el trabajo constituye la primera evidencia científica en humanos de que el ambiente intrauterino es capaz de condicionar las características moleculares de la descendencia más allá del propio nacimiento. "Los biomarcadores que hemos identificado se mantienen a lo largo del primer año de vida, independientemente de los procesos de desarrollo que ocurren de forma simultánea".
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