Los ancianos son uno de los colectivos más vulnerables frente a la Covid-19. Por ello, el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) se ha fijado en el potencial de la farmacia comunitaria para frenar una posible segunda ola fatídica en las residencias. En concreto, está trabajando con la farmacia de Dalt, ubicada en Vilassar de Dalt (Barcelona), que gestiona la medicación de unas 60 residencias en toda Cataluña (la más grande de España y una de las mayores de Europa en atención sociosanitaria), con quien ha puesto en marcha el Proyecto Branyas, en el que participan 92 investigadores multidisciplinares, donde se incluyen médicos, farmacéuticos y enfermeros, entre otros.
Este estudio toma su nombre de la mujer más longeva de España: Maria Branyas, una anciana de 113 años, residente en Olot, que ha superado la Covid-19; el proyecto tendrá una duración de dos años -aunque habrá resultados preliminares antes- y su objetivo es investigar las condiciones de salud antes, durante y después de la enfermedad de las personas residentes en centros geriátricos.
La muestra del estudio son unos 3.000 residentes procedentes de centros de distinto tamaño y distinta afectación del virus, así como por grupos de edad. "Estamos haciendo una batería de pruebas para tener el perfil más completo de las personas, conocer los perfiles de riesgo y saber por qué la señora Branyas no sólo ha pasado la gripe de 1918, sino también la Covid-19, y otras personas, incluso más jóvenes que ella, han fallecido. Queremos saber por qué ocurre esto y hacer un seguimiento a estas personas para el periodo postpandemia. Uno de los problemas que tendremos es seguir los efectos secundarios y a largo plazo de la la Covid-19, pero iremos sacando resultados preliminares antes de dos años", indica Diego Ramiro Fariñas, director del Instituto de Economía, Geografía y Demografía (IEGD) y director del Proyecto Branyas del CSIC.
Cadáveres en carros de medicación
Mano a mano con él trabaja Benjamín Sánchez Soler, farmacéutico titular de la botica de Dalt, que ha vivido en primera persona la situación "kafkiana" de las residencias, haciendo guardias 24 horas al día durante cuatro meses para "ayudar a morir" o "entregar medicación urgente o mascarillas" (cuenta con 40 personas en la farmacia). De hecho, calcula que entre un 15 y 20% de sus residentes han fallecido por la pandemia: "Los ancianos encerrados, sin poder salir ni hacer nada, contagiándose unos a otros y sin poder ir a los hospitales. Ha sido tremendo", recuerda quien, a sus 60 años, está vinculado a la tecnología intentando que esta situación no se repita.
De hecho, su farmacia implantó hace más de 15 años un revolucionario sistema de gestión de sistemas personalizados de dispensación automática (SPDA), 5Cs Farma, que ha demostrado su utilidad durante la pandemia y se sigue actualizando. "Es como hacer un traje a medida que comenzó como un instrumento de trabajo (está patentado, pero no comercializado). En 15 años no recuerdo un error de medicación. Las residencias contratan sus transportistas y ya lo tenemos todo listo. Es toda una infraestructura, pero requiere de una colaboración muy estrecha porque estamos tratando con la gente más débil", afirma.
Sánchez Soler recuerda cómo la situación vivida los meses más intensos de la pandemia llevó a que las funerarias no se atrevieran ni a entrar en los centros sociosanitarios: "He visto sacar cadáveres en carros de medicación, porque no tenían cómo. No he vivido nada igual. Ha habido momentos muy locos y las residencias nos llamaban", asegura.
En cuanto al mayor o menos contagio en residencias, Sánchez Soler explica que el tamaño influye: "Una residencia pequeña tiene mucho menor riesgo. Da la sensación de que lo han hecho mal, cuando han sido las grandes víctimas. Cuando una persona se infecta, tiene una capacidad de contagio; cuando hay tres, esa capacidad se multiplica, no se suma, y cuando hay 50, el contagio es exponencial, mucho mayor", sostiene.
Perfiles de riesgo
El convenio entre el CSIC y la farmacia de Dalt para el Proyecto Branyas fue suscrito el pasado 20 de junio, y publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE) el 2 de julio. La primera fase comienza con los análisis de seroprevalencia, con los que se determinará la inmunidad de grupo alcanzada por las residencias geriátricas afectadas por Covid. El reto es crear unos patrones que determinen cómo ha afectado la pandemia a personas residentes en centros geriátricos, qué perfil tenían las personas con mayor afectación, cuál era el de las personas que han fallecido y tener un mapa general de este grupo de riesgo para el futuro.
Sin embargo, Ramiro Fariñas explica que parte del camino está ya iniciado por la farmacia de Dalt y las propias residencias: "Los estudios nos llegan porque tenemos los hospitales con las infecciones que ha habido desde marzo hasta ahora", aclara.
"Queremos hacer perfiles de riesgo individuales para saber cómo afectaría a estas personas la entrada de nuevo del virus según sus factores de riesgo, que medimos en varios módulos. Se les ha pedido consentimiento expreso y una serie de pruebas adicionales, que algunas las hará el CSIC y otras la farmacia. Los aspectos fundamentales que se tratarán son de nutrición, infección e inmunología, y fragilidad y envejecimiento", comenta Ramiro Fariñas. Por ejemplo, analizarán los efectos de la salud en la primera infancia y cómo puede afectar al desarrollo de patologías en la edad adulta.
En definitiva, pruebas relacionadas con factores sociodemoagráficos (discapacidad, tabaquismo, depresión, nivel cognitivo), de riesgo biológico (más relacionado con el virus), de consumo de medicamentos, con el historial farmacológico y otros factores de nutrición, y un perfil biológico ampliado (estudio de la microbiota intestinal, estado de vacunación...). "Todo ello permitirá una mejor toma de decisiones a la hora de realizar aislamientos", indica el investigador.
Cómo evitar errores de tratamiento
¿Qué ventajas ofrece la farmacia de Dalt para el estudio? Su ingente base de datos, puesta a disposición del CSIC, con historias clínicas de los pacientes (previo consentimiento de los familiares) y su sistema 5Cs Farma. El nombre obedece a la necesidad de que "la persona correcta reciba la dosis correcta del medicamento correcto en el momento correcto y de la forma farmacéutica correcta", explica Benjamín Sánchez Soler, farmacéutico titular de la botica e impulsor de la plataforma tecnológica, puesta en marcha desde hace más de 15 años.
Con esta plataforma han visto que los errores de medicación se reducen al 0,05%, cuando suele haber un promedio del 12%. "Durante la pandemia vimos relaciones de medicamentos que nos sorprendieron, y nos pusimos en contacto con el CSIC para hacerles partícipes de toda la información que teníamos. Precisamente la información es lo más difícil de conseguir de un proyecto", añade Sánchez Soler.
Equipo multidisciplinar
Es un proyecto dinámico, en constante actualización, según explica también Santiago Álvarez, ingeniero industrial especializado en Biomedicina y uno de los creadores del proyecto. "Siendo esta una farmacia tan automatizada, es vital tener un equipo multidisciplinar. La obsesión de la farmacia con este sistema es poder cerrar la cadena de seguridad farmacológica. Empezamos con robots, pero faltaba tener la seguridad de que la pastilla llegara al paciente correctamente. Y el talón de Aquiles estaba en las residencias, dada su rotación tan grande de personal y, en ocasiones, la falta de formación de la plantilla", indica.
El sistema 5Cs Farma está disponible no sólo en terminales o PDAs de las enfermeras de las residencias, para llevar un control y que sirva para comunicarse con el responsable y con el médico, sino también puede descargarse en los móviles de los ancianos que residan en sus domicilios y sean usuarios de esta farmacia. "La enfermera se identifica con su usuario y contraseña (en una residencia grande hay unas 7 PDA )y la PDA le va guiando con las tareas de cuidado farmacológico y control; no sólo con la administración de la medicación, sino que que también avisa de cambios de pañales, de tomas de constantes vitales... Así no se deja a nadie en su cabeza el cuidado de una persona", señala el ingeniero.
Santiago Álvarez se refiere también al caso de medicamentos que deben tomarse sólo cuando se precisa, aunque el paciente sea crónico, como puede suceder, por ejemplo, con las migrañas, y que sólo deben administrarse una vez al día: "Nos encontramos con casos en los que el turno de tarde no tenía información del turno de mañana de haber suministrado un medicamento, y éste se le administraba dos veces al paciente", añade. "Es una vigilancia continua de todas las tareas, que descarga de tareas administrativas", concluye.
Esta afirmación la corrobora Antonia Limón, responsable de Enfermería en la residencia FIATC, en Mollet del Vallès (Barcelona): "El uso de la PDA permite garantizar la trazabilidad y correcta administración de la medicación al residente, minimizando la probabilidad de error durante el proceso. En concreto, el sistema SIRVI, a través de la PDA, permite la lectura del QR y ver in situ la foto del residente y la pauta de medicación, alertando de las horas de administración y generando una alerta en el supuesto que no se administre una medicación según la pauta. Ello permite administrar en el momento la medicación al usuario, disponiendo de una fotografía del mismo, lo cual reduce el riesgo de error en la administración".
Limón considera, por tanto, que se trata de "una herramienta práctica y ágil en el día a día de una residencia para la administración y control de la medicación. Nos permite visualizar y firmar en el momento que se administra la medicación, confirmando que la toma es la correcta, el residente concreto y sabemos en el acto la medicación pautada fuera de blíster y que le corresponde a la toma".
A su vez, como recuerda Sánchez Soler, el sistema permite avisar al médico, para lo cual hay tres niveles de alertas: "Este sistema no es sólo de dosificación y entrega de mediación, sino también de polimedicación. Llevamos también un control de cuándo vencen las recetas y cuándo hay que actualizarlas. Es un servicio muy completo", aclara.
Señala que prácticamente no se comunican por teléfono con facultativo, dado que "uno de los errores más frecuentes es el de transcripción. Todo va por escrito. El sistema está conectado entre la residencia, la farmacia y el centro de Atención Primaria. Los cambios se introducen automáticamente por el médico o la enfermera, nos llegan a nosotros y ya los introducimos en los robots", comenta.
El ingeniero Santiago Álvarez señala que el desarrollo inicial de este sistema supuso hace 15 años unos 35.000 euros: "Pero en cuanto detectamos falta de información, creamos nuevos módulos y le dotamos de nuevas herramientas. Sin embargo, lo hemos hecho sin contar con ayuda de ningún fondo de ayuda a la investigación. No nos ha ayudado nadie".
Señala que aunque no lo han comercializado hay muchos farmacéuticos de otras comunidades interesados por el sistema, y les hemos abierto las puertas para que lo conozcan: "Cuanta más gente pueda ponerlo en marcha, mejor. Debemos tener el concepto de una farmacia nueva y evolucionar, metiendo la tecnología en casa. El proyecto con el CSIC demuestra que la farmacia comunitaria tiene un potencial mucho más grande de lo que se espera de ella".
Donación de recursos para investigación
El proyecto Branyas es una de los que se ha beneficiado de los recursos donados contra la pandemia, según explica Diego Ramiro Fariñas, director del Instituto de Economía, Geografía y Demografía (IEGD) y director del Proyecto Branyas del CSIC: "Estas donaciones de recursos por parte de empresas nos han permitido en el CSIC proyectos de producción rápida, muchos planificados para un año de duración; se ha creado una plataforma de salud global, que coordina Margarita del Val, con unos 70-100 proyectos de investigación y hay unos 200 grupos de investigación en el CSIC estudiando temas diversos, desde residencias a vacunas o calidad del aire".
Dentro de esta plataforma que coordina Margarita del Val se han financiado dos proyectos sobre residencias: uno es el proyecto Branyas, con un presupuesto de 120.000 euros, donde aparte del Instituto de Economía, Geografía y Demografía, colaboran también por parte del CSIC los institutos de investigación Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBMSO) e Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación (CIAL).
Sin censo oficial de residencias
El otro proyecto sociosanitario del CSIC está esponsorizado por Televisión Española (TVE) para realizar una encuesta a personas mayores de todas las residencias, que enviarán dentro de dos semanas, y responde a la necesidad de contar con un censo de residencias, del que no hay ninguno oficial: "Aunque parezca mentira, no existe, ni tampoco de cuántos residentes hay. Tenemos estimaciones de unos 320.000 residentes, sabemos que casi el 80% tienen más de 80 años, con una media de edad de 86 años y con comorbilidades (Alzheimer, demencia...) que necesitan ayuda física, lo que incrementa el contacto físico y están relacionadas, por tanto, con procesos que agravan la mortalidad en caso de coronavirus", comenta.Por ello explica que el objetivo es ver cuántas residencias hay en España, dónde están localizadas y cuáles son sus características.
Desde hace 18 años, el CSIC realiza una encuesta bianual sobre Envejecimiento en red. Aquí haremos una encuesta a personas mayores, tanto si viven en residencias como si no, para saber cómo han experimentado el pico alto de la pandemia. "Queremos saber si han sentido miedo, aislamiento o protección".
Estudios anteriores
Ramiro Fariñas explica que hasta ahora en España no se ha realizado ningún proyecto en residencias tan ambicioso, con medición de tantos parámetros: "El Hospital Gregorio Marañón y la Universidad Complutense han realizado estudios, pero centrándose más en el virus, viendo la proporción de personas que tiene anticuerpos o han sido afectados por el virus. En cuanto a tamaño de muestra, puede que sean mayores, pero no han hecho semejante batería de indicadores", argumenta.
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