“El problema no han sido los rebrotes sino que no los hayamos controlado e impedido que se llegue a la transmisión comunitaria, que es donde estamos. La responsabilidad de haber llegado a esta situación hay que repartirla entre el civismo de los ciudadanos y el seguimiento adecuado de los brotes para conseguir su contención. Lo primero es difícil de controlar, pero lo segundo es imperdonable que haya funcionado mal".
Ni siquiera la presencia (virtual al otro lado de la pantalla) de la directora de Salud Pública del Ministerio de Sanidad, Pilar Aparicio, ha impedido que el I Congreso Nacional de Covid-19 haya comenzado con críticas a muchos aspectos gestión de la epidemia y señalando los errores que España no debería volver a cometer al afrontar esta segunda ola.
Santiago Moreno, jefe de Enfermedades Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, encargado de la ponencia inaugural, se ha expresado así advirtiendo “el número de PCR positivas en el mes de agosto es ya superior al que teníamos en el mes de marzo. Sabemos que no son datos comparables porque ahora se hacen más PCR y a pacientes asintomáticas en estudios de contactos o cribados, pero lo que no cabe duda es que está habiendo una transmisión comunitaria. Y si en marzo, con confinamiento de toda la población, tardamos dos meses en volver a la normalidad no quiero pensar cuánto vamos a tardar ahora en hacerlo sin confinamiento”.
El jefe de Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal reconoce que hasta que se supo lo que estaba ocurriendo en Lombardía en la primera ola nadie imaginaba en España lo que estaba por venir, pero, con todo, ha dejado entrever que se actuó al menos una semana tarde aun sabiendo, por la experiencia del SARS, que una semana de retraso en la aplicación de las medidas podría triplicar los casos. Si se hubiesen aplicado las medidas de confinamiento sólo con una semana de adelanto nuestra serie epidemiológica habría sido realmente diferente. Y seguramente podríamos haber evitado ese retraso. Eso es algo de lo que hay que aprender”, ha dicho Moreno.
En su opinión, también ha faltado liderazgo institucional “y sigue faltándolo”, y han sobrado protocolos “porque no ha habido ninguna recomendación institucional que tuviera tal fuerza que los centros de salud y hospitales no sintieran que tenían que hacer su propio protocolo” sobre cómo actuar. Además se ha ido en contra del criterio de los médicos que estaban al pie del cañón “con recomendaciones ajenas a los puntos de vista de los médicos, por ejemplo cuando se negaba el hacer una PCR a alguien con clínica si no había tenido un contacto directo con un positivo”.
Entonando el mea culpa ha reconocido que también ha habido errores en la actuación clínica, no sólo de España, en la que “el tratamiento con fármacos se ha basado más en impresiones que en evidencias. Se ha seguido con frecuencia simplemente al que más vociferaba”.
Con espíritu crítico Moreno, que acabó en cuidados intensivos tras contagiarse en la primera ola, ha reconocido que en materia de investigación ha habido mucho publicado pero también de mala calidad y ha criticado que “hayamos sido incapaces en España de movilizar grandes recursos institucionales para esa investigación. Cuando comenzó la pandemia, se ofrecieron ayudas a la investigación, pero meramente testimoniales: como gesto simbólico estuvo bien, pero debe realizarse un cambio profundo en la valoración de la investigación si queremos llegar a algún sitio” ha sentenciado.
Aparicio: "La situacion es muy diferente del inicio de la epidemia"
Moreno ha intervenido en el congreso que se está celebrado virtualmente apenas unos minutos después de la directora general de Salud Pública del Ministerio de Sanidad, Pilar Aparicio, para quien la situación actual “es muy diferente a la del inicio de la pandemia, que sacudió de forma tan temprana y explosiva a nuestro país, tanto en capacidad de detección, como en gravedad de los diagnósticos, letalidad y ocupación hospitalaria. Pero eso no nos quita un ápice de preocupación”.
Aparicio ha puesto cifras sobre la mesa para evitar mostrar que la situación de la epidemia dista con creces de la de marzo en su opinión: a principios de marzo se realizaban en España unas 3.000 PCR diarias mientras que ahora se ha llegado algún día al pico de 89.000, con una media de 60.000; de los casos que se detectaban casi un 55 % requerían de atención hospitalaria, mientras que en la actualidad son menos de un 5 %, y entre un 40 % y un 50 % son asintomáticos. La letalidad también es muy diferente ya que al principio de la epidemia era del 12-13 %, mientras que desde mayo y hasta actualidad ha bajado al 1 %, situándose la media global en el 5,5%.
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"La recomendación es lavarse las manos pero el 50% de la población no tiene agua"
Aunque la situación no sea comparable epidemiológicamente hablando y aunque el conocimiento haya avanzado enormemente en estos seis meses de pandemia, la directora de Salud Pública y Medio Ambiente de la Organización Mundial de la Salud, María Neira ha advertido ya que de nada servirá parar esta epidemia si no se atajan en paralelo las causas profundas que la han hecho llegar, si no se adoptan política públicas para reforzar el triángulo entre la salud humana, la salud animal y el ecosistema.
"En el 60% de los nuevos virus hemos visto que procede del contacto humano con fauna salvaje con la que no debería haber llegado a tener relación”, y que se ha provocado bien por exceso de viajes, bien por deforestación, sequías o situaciones que trascienden el cuidado de la salud humana y la vigilancia epidemiológica, ha dicho Neira.
Mirando a esas causas profundas, Neira ha reclamado medidas para “proteger y preservar la fuente de la salud humana, que es la naturaleza” e invertir en servicios esenciales como el agua potable: “La primera recomendación en esta pandemia, es lavarse las manos frecuentemente, pero la mitad de la población no tiene acceso a agua potable ni jabón”, ha sentenciado con dureza.
Resistiéndose a que la urgencia de la epidemia de coronavirus desplace lo importante, Neira de ha señalado también a los combustibles fósiles con el dedo: “La contaminación es un problema de salud pública que causa 7 millones de muertos anuales. Esperemos que cuando nos quitemos la mascarilla podamos seguir respirando aire limpio".
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