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lunes, 2 de noviembre de 2020

María Cruz Delgado: “No podemos permitir que los pacientes con covid estén solos”

Medicina Intensiva
soniamoreno
Mar, 03/11/2020 - 08:00
Médicos en la UCI
María Cruz Martín Delgado, presidente de FEPIMCTI.
María Cruz Martín Delgado, presidente de la Federación Panamericana e Ibérica de Medicina Crítica y Terapia Intensiva (FEPIMCTI).

María Cruz Martín Delgado es una pionera. Ha sido la primera mujer en presidir la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC) y ahora lo hace en la Federación Panamericana de la especialidad (FEPIMCTI). Es también responsable de Medicina Intensiva en el Hospital Universitario de Torrejón de Ardoz (Madrid), el primero en llenarse de pacientes críticos por la covid en marzo. Al acabar la carrera, cuando escogió la plaza de Intensiva, recuerda que le preguntaron –para asegurarse- si en realidad no quería pedir Medicina Interna. Pero ella lo tenía muy claro desde las prácticas de estudiante, al ver trabajar a los médicos con un paciente crítico. Sus palabras sobre cómo equilibrar en una UCI el trabajo técnico con el cuidado humano explican por sí solas la labor de los profesionales que reconoce en esta serie de entrevistas el homenaje #Admirables de Diario Médico y Correo Farmacéutico.

PREGUNTA: Primera presidente de la sociedad científica en casi 50 años, y eso que en muchas UCI hay mayoría de médicas.

RESPUESTA: Ocurre en otras especialidades de la Medicina. La brecha de género existe. Trabajamos para recortarla. En muchos servicios, el 80% son ya mujeres, y eso se acabará trasladando a los cargos de responsabilidad.

P. La UCI que dirige fue la primera en diagnosticar a un paciente con covid-19, el 26 de febrero.

R: Fue casualidad. Estábamos muy atentos a los cambios en la definición de casos, que entonces eran muy variables, y ese mismo día se permitió hacer la prueba a pacientes con neumonía de la que no se conociera el germen. Teníamos a un paciente hacía diez días sin diagnóstico y salió positivo. Al poco, se llenó la unidad, cuando otros hospitales aún no estaban ingresando pacientes.

P. ¿Sintió vértigo ante una enfermedad nueva?

R. Una sensación de incertidumbre. Esos meses, cada día había una sorpresa desde el punto de vista clínico. Los protocolos viraban y eso trastoca. Hacíamos asistencia e investigación y teníamos que compartir el conocimiento en una situación de mucho estrés.

“En la primera ola, estuvimos por encima del 300% de la capacidad de las unidades”

P. Sin suficientes medios, ¿se sintieron solos?

R: Hemos vivido momentos muy duros, pero he de decir que nosotros, en general, contamos con recursos, aunque no siempre tuvieran la calidad deseable. Hemos trabajado con mucho estrés físico, en espacios inadecuados, por ejemplo, tuvimos que recurrir a ventiladores de quirófano. Pacientes que en otro momento hubiéramos ingresado, se quedaban en plantas de hospitalización convencional. Ahora, ingresamos a esos pacientes en UCI de forma más precoz, lo que está teniendo un impacto en su evolución y en los resultados. Entonces estuvimos por encima del 300% de la capacidad habitual de nuestras unidades.

P. ¿Le preocupa la situación actual? ¿Están mejor preparados?

R. Preocupa, pero no significa que no se pueda controlar. Hay que estar alerta y trabajar en un marco de incertidumbre. Tenemos la referencia de dónde no debemos llegar nunca. Hemos aprendido la importancia de anticiparse y atender a los pacientes lo antes posible. También nos preocupa que los pacientes críticos sin covid sean atendidos en nuestras unidades. No podemos permitir retrasos de cirugía oncológica, cardíaca, que no se hagan trasplantes… intentamos una cierta normalidad con esos pacientes. Eso será posible mientras no saturemos el sistema. Va a depender de la evolución.

P. ¿Es suficiente la elasticidad de las UCI de la que se habla?

R. La elasticidad tiene un límite. No valen los apaños que hemos tenido que hacer en marzo. Una cama de intensivos es mucho más que un espacio físico, implica equipamientos y profesionales, que no son ilimitados. Tiene que consolidarse el sistema de compartir recursos en las comunidades, de forma que se puedan trasladar pacientes de unos hospitales a otros. No puede haber camas de UCI vacías en un hospital y pacientes graves fuera de UCI en otros. El reparto debe ser equitativo y estar bien planificado.

P. ¿La pandemia ha robado la humanización de las UCI?

R. Es una enfermedad muy cruel. La humanización es más necesaria que nunca. Desde el principio, apostamos por mantener las visitas, aunque fueran muy restringidas, o usar medios telemáticos. No podemos permitir que los pacientes con covid estén solos, pues deja grandes secuelas clínicas y emocionales, también a sus familias. Y a los profesionales nos afecta.

“La elasticidad de las UCI tiene un límite”

P: ¿Se puede recuperar la vida previa al paso por la UCI?

R: Sí, pero no basta con aplaudir a los pacientes cuando salen y olvidarte de ellos. Primero, hay que prevenir secuelas, de forma multidisciplinar, y luego, hacer seguimiento tras el alta. El objetivo es que la diferencia entre la calidad de vida previa al ingreso en la UCI y la posterior sea la mínima posible.

P: La Federación que preside engloba las sociedades científicas americanas, ¿qué conclusiones extrae de la experiencia con la covid en esos países?

R: Hay mucha diversidad, pero es como si la pandemia hubiera quitado el color a todo. Nos ha puesto al mismo nivel. Países cuyos hospitales están a la vanguardia médica, como Estados Unidos, también se han visto desbordados. Latinoamerica ha estado muy pendiente de lo que ocurría en España, porque iban algo detrás en el tiempo, pero también hemos aprendido de ellos. Uruguay ha destacado por su organización, favorecida por sus circunstancias geográficas. Brasil nos ha mostrado cómo en condiciones muy adversas sus unidades han sido capaces de crear evidencia científica para dirigir los tratamientos.

P: Una antigua reivindicación de la SEMICYUC era visibilizar la figura del intensivista. ¿Objetivo cumplido?

R: Por desgracia, esta crisis ha sido una oportunidad para que la población conozca nuestro trabajo. Siempre hemos estado un poco ocultos. Nadie sale de la UCI a su casa, ni tampoco nos gusta acordarnos de lo vivido allí. La visibilidad ayuda a que haya más profesionales intensivistas, porque no es un ámbito fácil, pero sí muy necesario.

La pandemia ha desvelado a la sociedad la labor de los médicos en las UCI, y sus esfuerzos por equilibrar el uso de la tecnología con el cuidado humano del paciente. Admirables Off Sonia Moreno Off

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