Como en el resto de las estructuras del sistema sanitario, la covid-19 ha dejado su impronta en la cobertura vacunal frente a otras enfermedades, dando un vuelco a las tendencias mantenidas en los últimos años. “El impacto de la irrupción del SARS-CoV-2 ha sido claro y rotundo, haciendo que en prácticamente todas las comunidades autónomas estas coberturas se hayan resentido y reducido -salvo en el caso de la gripe- como consecuencia básicamente de dos cuestiones: la situación creada por la pandemia y el miedo escénico al contagio, lo que favoreció que, por ejemplo, en muchos casos los padres evitaran acudir con sus hijos a un centro sanitario para cumplir con el calendario vacunal”, explica Amós García Rojas, presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV).
Por suerte, como apunta García Rojas, estas coberturas se han ido recuperando en los últimos meses como resultado de las distintas estrategias puestas en marcha por las CCAA dirigidas a la recaptación. Sin embargo, es importante tomar nota del impasse que ha supuesto la crisis sanitaria e interpretarlo como un “aviso a navegantes”, según la opinión de Federico Martinón-Torres, jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Clínico Universitario de Santiago: “La interrupción de las coberturas vacunales ha sido una de las consecuencias inesperadas de la pandemia, y puede tener un efecto no deseado sobre la transmisión comunitaria de estas infecciones. No olvidemos que llueve sobre mojado, y que antes de que empezara la pandemia ya se estaba empezando a producir el retorno en Europa de enfermedades como el sarampión, que es aproximadamente siete u ocho veces más contagioso que el SARS-CoV-2”.
Situación ventajosa
En ese particular cara a cara que el SARS-CoV-2 ha mantenido con otros virus, los datos demuestran que en lo que respecta al de la influenza, la situación creada ha sido hasta cierto punto ventajosa. Lo explica Ángel Gil, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Rey Juan Carlos, de Madrid, quien junto a García Rojas y Martinón participará en la 4ª edición de las jornadas Light on Vax, que organiza Sanofi Pasteur y que se prolongarán a lo largo de esta semana. “Las medidas preventivas han tenido un claro impacto en el resto de las enfermedades infecciosas de tipo respiratorio, lo que, en el caso de la gripe, se ha reflejado en un más que notable descenso de casos. Por otro lado, en este caso se ha producido una subida de casi un 10% de las tasas de vacunación en mayores de 65 años respecto al 58% en el que se mantenían como media en los últimos años, un incremento que ha sido especialmente relevante entre el personal sanitario (hasta ahora, no superaba el 40%), ya que un número significativo de profesionales optó por vacunarse en la última campaña. A esto hay que unir un tercer factor, más difícil de explicar: la competencia entre virus a la hora de producir la enfermedad en los sujetos sanos susceptibles, de tal forma que el virus influenza ha sido desplazado por el SARS-CoV-2”, recuerda Gil.
A. Gil: "Aunque las coberturas de la vacuna de la gripe han mejorado, aún se está lejos de que al menos el 75% de los mayores de 65 años estén inmunizados"
Para este especialista, aunque las coberturas de la vacuna de la gripe han mejorado a las previas a la etapa pandémica, no hay que bajar la guardia, ya que aún se está lejos de lograr el objetivo de que al menos el 75% de la población mayor de 65 años esté inmunizada, así como aumentar las tasas en los enfermos crónicos, grupos poblacionales en los que con frecuencia la gripe requiere hospitalización y favorece la aparición de problemas cardiovasculares, tanto en la fase aguda de la infección como después de haberla padecido, además de producir una alteración importante de su calidad de vida, que no se suele recuperar al cien por cien. “En estos pacientes, la vacuna de la gripe es una auténtica necesidad, pero hay que reforzar también las coberturas en todos los grupos vulnerables, teniendo en cuenta no solo la edad sino también las enfermedades crónicas asociadas”, dice Gil.
El enigma del VSR
El coronavirus también alteró la línea de actuación habitual del virus respiratorio sincitial (VRS), pero de forma distinta a como lo hizo con el de la influenza: cuando todo apuntaba a que apenas se había hecho notar en la temporada invernal, los casos están irrumpiendo en los albores del verano, descolocando, literalmente, a los especialistas.
“Ha sido una sorpresa ese retraso en la aparición de casos fuera de la estacionalidad, una situación para la que muchos de los predictores habituales (temperatura o humedad relativa) no tienen explicación, lo que demuestra, por un lado, que sabemos mucho menos de lo que creemos acerca de patógenos tan habituales como el VSR y, por otro, la necesidad de hacer esfuerzos para mejorar nuestra capacidad anticipativa frente al comportamiento epidemiológico de las infecciones. Es cierto que tanto la irrupción del SARS-CoV-2 como las medidas específicas frente a la pandemia han hecho saltar por los aires muchas de nuestras evidencias sobre la estacionalidad del VRS, pero no podemos excluir el efecto de interferencia viral”, señala Martinón-Torres.
F. Martinón-Torres: "antes de la pandemia ya había empezado el retorno a Europa de enfermedades como el sarampión, siete u ocho veces más contagioso que el SARS-CoV-2”
Para el pediatra del Hospital Clínico de Santiago, la situación creada pone de relieve la necesidad esencial de establecer un sistema de vigilancia epidemiológica activa para el VRS con el objetivo de poder tomar medidas de profilaxis adaptativa, “es decir, indicar, de una forma local o regional, la profilaxis con un anticuerpo monoclonal en aquellos grupos de alto riesgo, y cuando dispongamos de más y mejores herramientas, hacerlo de una manera más amplia”.
En relación con esto, Martinón-Torres añade que, si bien hasta el momento no se dispone de tratamientos frente al VRS, en la actualidad se está trabajando en nuevas opciones, como la siguiente generación de anticuerpos monoclonales. “Ya se han publicado datos de alguno de ellos, desarrollado para ofrecer una inmunización pasiva en una única dosis, para todos los niños en su primera temporada de VRS, y que apuntan a la posibilidad de reducir la hospitalización prácticamente en un 80% de los casos que reciben esta profilaxis. Esto dibuja un escenario muy favorable, ya que la mayoría de los casos de infección grave por VRS se producen entre lactantes sanos, y tampoco hay que olvidar que el VRS es también un patógeno importante en la edad adulta, sobre todo entre personas de edad avanzada o con comorbilidades como EPOC”.
Respecto a otra enfermedad típica de la población infantil, la meningitis meningocócica, el pediatra comenta que su incidencia, al igual que en el caso de las otras enfermedades transmitidas por vía respiratoria, también se redujo en el contexto pandémico, “pero no hay que bajar la guardia, ya que este descenso puede llevar a un efecto espejismo, y probablemente en cuanto se relajen las medidas actuales los patrones de comportamiento de estos patógenos volverán a ser los habituales”. En línea con esto, hace hincapié en la importancia de que se lleve a cabo una mayor concienciación a todos los niveles respecto a que la meningitis meningocócica es una enfermedad prevenible mediante la vacunación. “En la actualidad, disponemos de vacunas para los cinco serogrupos principales (A, C, W, Y y B), lo que en nuestro contexto aseguraría la protección en prácticamente el cien por cien de los casos”.
A. García Rojas: "El impacto de la pandemia se ha manifestado en un retraso en el desarrollo de la compra de vacunas"
Además de la interacción/alteración de los virus habituales, el coronavirus ha servido para poner el foco sobre muchos aspectos de la estructura sanitaria, como la sostenibilidad del sistema de compras de vacunas. García Rojas comenta al respecto que “el impacto de la pandemia se ha manifestado principalmente en un retraso en el desarrollo de la compra de vacunas. Esta situación debe servir como aprendizaje para intentar ir aplicando los mecanismos de control y de gestión que mejoren los sistemas actuales de compra y obvien (y subsanen) las limitaciones que éstos tienen y que han quedado reflejadas en la actual crisis sanitaria”.
Retos pospandemia
Asimismo, entre las novedades que la pandemia ha introducido en la cotidianeidad del sistema sanitario destaca el conocido como pasaporte covid. En opinión de García Rojas, se trata de una herramienta cuya ventaja fundamental es permitir la movilidad entre los países miembros de la UE, “y eso, sin lugar a dudas, y sobre todo en el marco de un aislamiento como el que hemos tenido que llevar en nuestra vida en los últimos meses, supone un instrumento de cambio cualitativamente muy importante”.
“Sin embargo, -añade el presidente de la AEV-, esta iniciativa conlleva también algunos elementos de reflexión. Por ejemplo, ¿qué hacer con las personas que no hayan podido vacunarse porque tengan contraindicada la vacuna, o con las que por ficha técnica no se han podido vacunar, o incluso con aquellas que no han querido ponerse la vacuna? Todos estos casos quedan en una especie de limbo respecto al pasaporte covid, siendo una cuestión que habrá que ir trabajando y perfilando, pues propicia una clara situación de desigualdad entre los que tengan el pasaporte y los que no lo tengan”.
Asimismo, García Rojas destaca la necesidad de extraer y tener en cuenta las lecciones de la crisis sanitaria vivida, a pesar de la más que previsible vuelta a la normalidad, y de seguir aprendiendo sobre los aspectos relativos a lo que supone una explosión masiva en forma pandémica de una enfermedad transmisible. “La coexistencia de un problema de salud tan serio como el generado por el SARS-CoV-2, junto a la presencia de otros patógenos respiratorios más habituales, pero que, sin embargo, tienen también un impacto poderoso en la salud de la ciudadanía, evidencia la necesidad de mejorar las coberturas vacunales frente a la gripe, y también de establecer criterios de intervención adecuados frente al VRS, pues se trata de problemas de salud importantes que, si se suman a los definidos en el contexto de la pandemia, pueden crear un escenario muy complejo. Otro elemento de reflexión es la importancia de las medidas preventivas de barrera en la evolución de este tipo de patologías: el uso de mascarillas, el lavado de manos, la distancia física y la ventilación han desempeñado un papel fundamental que hay que asumir, y que tenemos que seguir potenciando en el marco de futuras intervenciones frente a enfermedades como la gripe o el VRS”.
Fortalecer la vigilancia
Para Martinón-Torres, la principal lección extraída es la necesidad de fortalecer la vigilancia epidemiológica y de mejorar los recursos preventivos de los que se dispone: “La imprevisibilidad del comportamiento estacional demostrada por algunos patógenos en el contexto covid nos va a obligar a adoptar medidas que sean mucho más ajustadas y adaptativas, sobre todo teniendo en cuenta que, como también hemos comprobado, la interacción del SARS-CoV-2 con estos y otros patógenos es real”.
“Por otro lado, y como era de esperar -añade-, estamos viendo que la coinfección y la sobreinfección también suceden por SARS-CoV-2, por lo que es evidente que hay que fortalecer y mantener la prevención de esos otros cofactores (gripe, neumococo) cuando sea posible, no solo en niños sino también en adultos. En estos escenarios, cualquier estrategia que evite la enfermedad y el sufrimiento debe ser prioritaria, y en este sentido, si algo hay que agradecer a esta pandemia es que ha puesto en valor a las vacunas en todo su conjunto, una evidencia que debería favorecer que todas aquellas vacunas que están disponibles y que pueden ser útiles se incluyan en los calendarios oficiales”.
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