Este sábado la mascarilla ha dejado de ser obligatoria al aire libre siempre y cuando se respete la distancia mínima interpersonal de 1,5 metros entre no convivientes. Así figura en el Real Decreto-ley 13/2021, de 24 de junio, publicado el pasado viernes, por el que se modifica la Ley 2/2021, de 29 de marzo. ¿Esto qué supone a efectos prácticos? El epidemiólogo Daniel López Acuña, exdirector de Acción Sanitaria de la Organización Mundial de la Salud (OMS), aconseja aplicar el sentido común y que no se relajen las conductas. "Por fortuna, el RD introdujo el matiz esencial de la distancia de metro y medio y no incurrir en aglomeraciones para dejar de emplear la mascarilla", resume. Aun así, indica que en la norma no hay claridad suficiente de cuándo usar o no la mascarilla y esto puede ser malinterpretado. Subraya que el sentido común va a tener que prevalecer, "y ahí es donde está faltando más pedagogía por parte de las autoridades sanitarias".
Por ello, tilda la medida de "prematura" e "imprudente". ¿Las causas? "La incidencia es todavía alta para el país, y muy alta en algunas comunidades autónomas, como es el caso de Andalucía y La Rioja. Esto implica que el virus está todavía circulando y hay transmisión comunitaria", argumenta. De hecho, subraya que está comenzando a verse un incremento de casos, sobre todo en personas más jóvenes, de entre 15 y 30 años, "que tienen más socialización y tienden a estar más desprotegidos".
"Debería haberse esperado a tener un 70% de población con vacunación completa y una tasa de incidencia menor de 25 casos por 100.000 habitantes"
A esto López Acuña suma otro motivo: el porcentaje de población vacunada en España, que no es lo suficientemente alto, a su juicio, para adoptar una medida como esta. "Tenemos un 35% de población vacunada con la pauta completa y deberíamos haber esperado a tener un 70% y una tasa de incidencia menor de 25 casos por 100.000 habitantes para desescalar en el uso de la mascarilla en exteriores".
Dicho esto, estas son las situaciones en las que considera necesario llevar mascarilla al aire libre:
-Cruces de peatones con aglomeración de gente.
-Calles concurridas. Y, aunque no estén concurridas, si una persona se para a hablar con otra.
-Eventos masivos. El RD establece que deberá usarse mascarilla "en los eventos multitudinarios al aire libre, cuando los asistentes estén de pie o si están sentados cuando no se pueda mantener 1,5 metros de distancia entre personas, salvo grupos de convivientes". ¿Esta diferencia tiene sentido? "A mi juicio, no. Esto tendría que estar mucho más regulado y mesurado. Es un ámbito donde hay aglomeración y no siempre se respeta la distancia física. Debería usarse como en el transporte público".
-Terrazas, si no se respetan distancias y aforos, con la inconveniencia de que no en todas las comunidades autónomas está prohibido fumar en ellas.
-Playas. Cuando se vaya a pasear y haya más personas. "la ley natural en playas es que la proximidad es grande y esta distancia no se respeta siempre".
-Campamentos infantiles. "El hecho de que sean en exteriores no es lo único que cuenta, sino la proximidad. Y si los niños están conviviendo con mucha proximidad y sin mascarilla, siendo un sector desprotegido, el riesgo de contagios es alto y vamos a empezar a ver brotes en campamentos".
Medidas no farmacológicas
En cuanto a la tesis de que los países nórdicos nunca obligaron a emplear mascarilla en el exterior y sus tasas fueron mejores, López Acuña lo niega en países como Suecia. "Llegó a tener cinco veces más incidencia que España, al igual que Francia. Allí han mejorado a raíz de expandir la vacunación y de establecer medidas no farmacológicas o de salud pública de diagnóstico precoz, rastreo exhaustivo y aislamiento en casos positivos", sostiene. Y critica que España ha bajado la guardia en estos aspectos, "y lo hemos apostado todo en la vacunación, cuando no es la solución mágica ni opera en el corto plazo".
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