A diferencia de 2020, la convocatoria MIR 2021 ha sido la primera aprobada y celebrada en época pandémica en su integridad. Desde la tardanza en anunciar la fecha del examen hasta la negociación de cómo organizar la elección telemática, repasamos los factores que han hecho de la elección MIR 2021, que ha empezado esta semana, la más polémica en mucho tiempo:
Una fecha anunciada con retraso
Habitualmente durante el verano o como tarde durante el mes de septiembre suele conocerse la oferta definitiva de plazas y, sobre todo, cuál será la fecha del examen. Esto es fundamental para que los candidatos organicen con precisión el calendario de estudio.
La tradición es que la prueba se celebre el último fin de semana de enero o el primero de febrero. Pero con la pandemia, que ya había alterado los plazos de la convocatoria anterior (si bien el examen sí se celebró en tiempo y forma el 25 de enero), había rumores de que todo el proceso se podía retrasar incluso hasta mayo y hubo quien se tomó el verano con calma.
Finalmente, el pasado 13 de noviembre, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció que la prueba se celebraría el sábado 27 de marzo y que se ofertarían más de 10.000 plazas entre todas las titulaciones de formación sanitaria especializada. Si bien esto suponía dos meses extra de estudio, para muchos también era alargar un proceso agotador en un contexto en el que, por las restricciones debido a la pandemia, era más difícil desconectar.
El veto a los contactos covid
El Ministerio de Sanidad publicó a finales de febrero unas instrucciones sobre las medidas de seguridad para el día del examen MIR. La norma más discutida fue la prohibición de que participaran en la prueba los casos covid, contactos estrechos, personas en cuarentena e incluso personas con síntomas compatibles con la covid-19.
Por entonces, España estaba saliendo de la tercera ola, pero los candidatos estaban preocupados por que cualquier incidente vetara su acceso a una prueba para la que llevaban meses preparándose. Por otra parte, incluso había quien temía que habría aspirantes que se presentarían en cualquier caso, poniendo en riesgo al resto de candidatos y a sus familiares y amigos. Sin embargo, a preguntas de DM, Sanidad no planteó en ningún momento, al menos públicamente, ningún tipo de medida de control: alegaba que confiaba en la responsabilidad como sanitarios de los aspirantes.
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A raíz de esto, hubo dos posturas encontradas. Por un lado, la Asociación MIR España planteó que lo justo era crear aulas específicas para estos casos, de modo que estuvieran apartados del resto de aspirantes.
Por otro, CESM propuso, basándose en las normas de oposiciones para embarazadas e incluso algún proceso celebrado en pandemia, que se convocaran dos fechas de examen. Pero tanto los aspirantes como Sanidad lo descartaron: los primeros, por considerarlo injusto, y el ministerio, porque no tenía tiempo para elaborar dos pruebas y además complicaría su evaluación para poner los números de orden.
Elección presencial vs telemática
Como ya ocurrió en 2020, los candidatos MIR preferían que se mantuviese abierta la posibilidad de una elección de plaza presencial para evitar que hubiera problemas informáticos a la hora de gestionar su petición de especialidad y centro. Plantearon incluso que, para evitar aglomeraciones o la movilidad, se abrieran distintas sedes de elección por diferentes territorios.
No obstante, después de que el Tribunal Supremo suspendiera el verano pasado la elección exclusivamente telemática al entender que se habían cambiado las bases de la convocatoria MIR 2020 en mitad de todo el proceso, el Ministerio de Sanidad modificó la Ley de Ordenación de Profesiones Sanitarias (LOPS). De este modo, dio amparo legal a la elección de plaza por medios electrónicos si así lo establecía la convocatoria, si bien es un aspecto que revisarán los tribunales.
Sanidad ha defendido durante estos meses que con la elección online se evitaban aglomeraciones (hay que tener en cuenta que la mayoría de los candidatos pertenecen a un grupo que, por edad, está sin vacunar) y se agilizaba el proceso. Por otra parte, argumenta que la mayor parte de los procesos selectivos ya lo hacen así y que la digitalización de la Administración es uno de los compromisos con la Unión Europea.
¿En un día? ¿En varios turnos?
La sorpresa fue mayúscula cuando, en contra de lo esperado, Sanidad anunció que la elección de plaza se haría en un solo día por cada titulación. Es decir, los candidatos tenían una media de tres semanas para enviar sus solicitudes de plaza por orden de preferencia y al día siguiente, una máquina designaría automáticamente el destino de miles de aspirantes.
Si ya los profesionales consideraban que el sistema de turnos del año pasado era mejorable, esta elección en un día suponía ir de mal en peor. Los candidatos no tenían ningún tipo de flexibilidad para ajustar sus preferencias o sus listas de peticiones a medida que se fueran adjudicando las plazas, como ocurría tradicionalmente. Es más, los números más altos se veían obligados a hacer listas de miles de plazas para intentar asegurarse una.
Inicialmente tampoco cabía la posibilidad de que un candidato retrasara su elección para hacerla de manera conjunta con su pareja. Según los médicos, este sistema podía incrementar el número de vacantes por renuncias de los residentes.
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Por contra, Sanidad alegó que con tres semanas había tiempo de sobra para entregar una lista de plazas meditada; que no era necesario que los aspirantes incluyeran plazas que no querían sólo por llenar la lista (y de esa forma se evitaban renuncias sin sentido) y confiaba en que habría suficientes aspirantes como para que, incluso si había gente que se quedaba sin plaza porque sus opciones se hubieran acabado o renunciaba a elegir este año, todas las vacantes quedaran ocupadas.
Pero después de varias semanas defendiendo la elección en un día, con profesionales y políticos en contra y miles de aspirantes manifestándose en Madrid, Sanidad accedió a hacer la elección MIR y EIR por turnos. Inicialmente quería dejarlo en sesiones de 2.000 aspirantes cada día, pero se comprometió a celebrar turnos de 400 electores y a parar el proceso si no se resolvían las incidencias. Nunca hubo un pacto oficial con los profesionales, que querían una elección en tiempo real, pero todos reconocieron la mejora. Posteriormente, en contra de lo firmado por escrito, Sanidad amplió los turnos en los últimos cuatro días de elección MIR.
Incorporación y vacunación de los R1
Sanidad siempre ha tenido entre sus objetivos adelantar la entrada de los nuevos residentes respecto a los R1 de 2020, que se incorporaron a sus plazas a finales de septiembre. Inicialmente los nuevos residentes de la convocatoria 2021 iban a comenzar su formación a mediados de julio, ya en plenas vacaciones, con la idea de que la próxima promoción comenzara como es tradición en mayo.
Con el sistema de un día de adjudicación, el ministerio consiguió adelantar dos semanas este plazo, indicando que el inicio de la formación sería el 30 de junio. Pero al descontento por el sistema de un día de elección en diferido se unía la preocupación de los electores por tener sólo 12 días para hacer toda la tramitación y mudanzas. Además, querían vacunarse antes de incorporarse a sus plazas.
Con los turnos ha vuelto a retrasarse de nuevo el inicio de su residencia al 20 de julio, aunque dejando menos tiempo a los electores de los últimos días de turno. Para aquellos candidatos que tenían un contrato, estas idas y venidas han sido un problema adicional, ya que tuvieron que renunciar antes de tiempo a su trabajo con la idea de comenzar en junio.
¿Qué consecuencias puede tener la incorporación en junio? Pues que hasta finales de septiembre van a convivir dos generaciones de R1: los 'veteranos' que entraron en 2020 pero que hasta septiembre formalmente no pueden pasar a ser R2, y los 'novatos' de este año. Eso significa que los servicios, particularmente los de Urgencias, tendrán más residentes que supervisar justo en plena época de vacaciones.
Errores en la web
Mientras aún no estaba claro si la elección se realizaría en un día o en varios, los aspirantes se toparon con diferentes problemas en la página web a la hora de tramitar su lista de preferencia de plaza. Por ejemplo, había plazas que no se habían incluido en la lista de vacantes. Hubo candidatos que podían añadir plazas a su lista, pero no ordenarlas según sus prioridades o, directamente, no podían confirmar las solicitudes.
Ya con los turnos establecidos, los candidatos que elegían el tercer día del EIR se encontraron con que a medianoche dejó de funcionar durante varias horas la herramienta para gestionar la solicitud de las plazas, cuando el plazo terminaba al día siguiente a las 9:30 de la mañana. El ministerio, que justificó que los funcionarios del servicio técnico a esas horas no trabajaban, según FSE Unida, amplió el plazo de solicitud hasta las 17:00 horas del mismo día de elección, retrasando también la publicación de las adjudicaciones.
Por otra parte, los candidatos alertaron de que, a través de la web de simulación creada por Sanidad, se podía acceder a información acerca de las solicitudes del resto sin ningún tipo de verificación. CESM puso esta cuestión en conocimiento de la Agencia Española de Protección de Datos. Sanidad alegó que nunca se filtraron datos personales, sino que la web sólo manejaba bloques de preferencias. Días después, la página ya no permitía el acceso a esa información.
El castigo al residente recirculante
Una de las preocupaciones de los médicos es que en esta elección MIR queden vacantes. No sólo podría haber un problema con plazas que no tuvieran suficiente demanda. ¿Y si por el miedo a quedarse sin plaza los aspirantes incluyen en su lista opciones que, en perspectiva, no les convenzan?
Coincidiendo con esta polémica, DM informó de que el proyecto de real decreto de creación de nuevas especialidades y áreas de capacitación específica (ACE) incluía medidas para disuadirles de abandonar la plaza de formación con la idea de volver a presentarse al examen MIR, prohibiendo a esos profesionales participar en las pruebas durante varios años.
Concretamente, Sanidad planteó que los residentes recirculantes (esto es, los que no han terminado ninguna especialidad) tendrían que esperar 5 años, mientras que los reespecialistas tendrían que esperar 7.
La norma, que no hubiese afectado en cualquier caso a esta convocatoria al no estar aún en vigor, no pretendía reducir el número de personas que repetían el examen per se, sino que intentaba evitar que los candidatos abandonaran las plazas, dejando la formación a medias... y una plaza vacante. Según señaló el ministerio a DM, la media de renuncias en los cinco últimos años de los residentes de primer año en todas las titulaciones sanitarias está en el 2,2%.
No obstante, en la última versión del borrador, Sanidad ha eliminado completamente esta medida.
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