Muchos ciudadanos de todas las edades salieron a pasear con su mascarilla puesta el pasado sábado 26 de junio, primer día de la flexibilización de su uso. ¿No estaban informados de la entrada en vigor del Real Decreto-ley 13/2021, de 24 de junio, publicado el pasado viernes? Según Lorenzo Armenteros, portavoz covid-19 de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), "el sábado se demostró que la gente todavía tiene miedo. Y nos demuestra otra cuestión: la credibilidad política cada vez es menor en este tema. La población está haciendo mucho mayor caso a los informes científicos que a las cuestiones políticas. Se hizo con la recomendación de no vacunarse de AstraZeneca con la segunda dosis, y el 90% se vacunó con la misma. No tenemos esa seguridad que nos tendría que transmitir un gobierno responsable".
Ahondando en esta idea, Armenteros incide en que los ciudadanos se están fiando más de los científicos cautelosos que dan "argumentos con mucho peso". Y considera esta medida "precipitada, porque no se ha utilizado un criterio científico ara valorar que sea este el momento. Es un momento coyuntural que han utilizado estructuras políticas". Cree que ha sido una medida precipitada y el Gobierno tendría que haber actuado con más cautela.
"Liberalizar el uso de la mascarilla ha hecho que se relajen unas costumbres que teníamos arraigadas"
Sobre la medida en sí, el portavoz de la SEMG considera que habría que haberse esperado a tener un mayor porcentaje de población vacunada, como declaró también a este medio el epidemiólogo Daniel López Acuña. "Ahora que hay disponibilidad, una vacunación multiplicada por dos habría permitido, posiblemente en dos semanas, vacunar hasta incluso los 18 años y empezar con los niños, población muy importante, sin tener que esperar a que empiece el colegio", asegura Armenteros. Cree que podría llegarse a cifras de un millón de vacunados diarios, "lo que nos daría una gran seguridad para poder adelantar esta medida". Y añade que se tendría que haber adelantado la segunda dosis de la población mayor para proteger frente a la variante delta; se refiere también la variante delta plus, que es una combinación de la cepa india y la sudafricana, ambas con más contagiosidad.
En ese sentido, pone el ejemplo de Israel: "No liberalizó el uso de la mascarilla hasta que vacunó al 70% de la población. Nosotros estamos muy alejados de esa cifra, y con unas previsiones para conseguirlo a finales de agosto".
El experto insiste en que no pondría objeción a esta medida si fuera acompañada de medidas de seguridad, "pero no las vemos. Lo que vemos en las terrazas son grupos de no convivientes sin distancia, y no se quitan la mascarilla sólo en el momento de comer y beber. Liberalizar el uso de la mascarilla ha hecho que se relajen unas costumbres que teníamos arraigadas y que la mascarilla nos las recordaba". Y se refiere a los abrazos y besos que empiezan a verse, haya mascarilla por medio o no.
Al mismo tiempo que pone el acento en la vacunación, lo hace en el rastreo, donde ahora hay mucha mayor facilidad tanto en realización de test de antígenos (en 15 minutos) como en disponibilidad técnica de hacer PCR en hospitales. Y subraya la importancia de llegar al círculo concéntrico más alejado del caso 1, recurriendo a un ejemplo. "Ahora, con el brote de Mallorca, es fundamental hacer un rastreo intensísimo", comenta. "En las primeras fases del rastreo nos quedábamos en la familia y en los amigos, y muchos contagios se producían cuando ibas a buscar el pan o con el cajero el supermercado", señala.
Por ello, define tres elementos de riesgo ante esta medida: la población no vacunada, el mayor número de casos en menores de 45 años (sobre todo en 35 años) no vacunados, y la recirculación de una variante más infectiva. "Esto hubiera bastado para decidir retrasar la medida, que hubiera podido ser 15 o 20 días, para vacunar al máximo".
Riesgo multiplicativo del tabaco
Sobre fumar en las terrazas, Armenteros es tajante: "Es un acto consciente de expulsar aerosoles. El hecho de fumar, con el escaso mantenimiento de la distancia de seguridad que existe en las terrazas, supone un riesgo muy alto, en aquellas comunidades que lo permiten. Es de una gravedad extrema que se permita y debería prohibirse en cualquier lugar público El exterior es un espacio de convivencia para todos y debe existir la certeza de que ese espacio está limpio", denuncia. Por ello, aboga por que las autoridades establezcan que el fumador lo haga en su reserva más íntima o en el lugar más alejado. De hecho, señala que hay ciudades, como Nueva York, donde está prohibido fumar en la calle.
En este aspecto, Andrés Zamorano, médico presidente del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo (CNPT), explica que solo hay siete autonomías que han legislado para prohibir fumar en terrazas: Aragón, Asturias, Baleares Cantabria, Canarias, La Rioja y Comunidad Valenciana. "En las que no está estrictamente prohibido, como en Madrid, te dicen que debe haber la famosa distancia del metro y medio. Pero, ¿qué pasa si en una misma mesa hay dos personas y una fuma? Tampoco podría, pero se podría alegar que es un conviviente. Son las consecuencias de las imprecisiones en las regulaciones", sostiene, y señala que no hay una voluntad política firme para atajarlo. Por ello y ante la amenaza de la variante delta, considera precipitada la medida de flexibilizar el uso de la mascarilla.
"Cuando estás fumando emites unos aerosoles de 8 a 10 metros"
No es una cuestión baladí. "La transmisión fundamental del coronavirus es por aerosoles. Eso ya lo sabemos. Cuando estás fumando, igual que cuando corres, estás emitiendo unos aerosoles de 8 a 10 metros. Por tanto, en las terrazas es prudente que se deje de fumar", indica.
Ante los temores de la hostelería por menor afluencia de público ante la prohibición de fumar en terrazas, explica que nadie ha demostrado que en esas siete autonomías haya bajado la afluencia de clientes.
Separ insta a la ciudadanía a ser prudente
A su vez, ante la aprobación del Real Decreto que elimina el uso de mascarillas al aire libre, la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) ha emitido este domingo un comunicado urgente instando a la población a emplear la mascarilla cuando no sea posible mantener la distancia de seguridad de 1,5 metros entre personas y cuando se produzcan aglomeraciones.
También recuerda que es obligatoria en los espacios cerrados, y alerta de que, a pesar de la sensación de seguridad que hoy mismo muchas personas tienen, el índice de incidencia acumulada sigue siendo muy alto, por encima de 50. Asimismo, el porcentaje de personas vacunadas es todavía muy bajo, de menos de 70%, lo que no permite asegurar la inmunidad de grupo.
Separ también manifiesta su preocupación por la posibilidad de la presencia de nuevas variantes del virus, como la delta y la delta plus. "De la primera, ya se han encontrado trazas en aguas residuales de varias ciudades españolas. Esto significa que no se puede bajar la guardia contra la covid-19", sostiene.
Y alerta: "El verano pasado vivimos una situación que no debemos ni podemos repetir. Para prevenir una 5ª ola es menester que todos los ciudadanos sean corresponsables, prudentes y sensatos. Las mascarillas han demostrado que son una medida eficaz, sencilla y segura para contener esta pandemia. Solo si todos, como sociedad, actuamos, podemos controlar y vencer al virus".
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