Encontrar el principio activo, la dosis adecuada o la forma farmacéutica idónea no siempre es tarea fácil cuando el paciente camina a cuatro patas, repta, ladra o maúlla. En ocasiones, los animales, sobre todos las especies exóticas, están huérfanos de tratamientos o tienen que tomar pastillas intragables para ser tratados de una dolencia. La formulación magistral, al igual que lo es para las personas, también es una solución para ellos, pero, hasta el momento, es una opción terapéutica muy poco conocida por los veterinarios. Darla a conocer a este colectivo y explicar por qué es tan necesario que se contemple como una opción más y, a veces, la única, es el objetivo de la mesa El medicamento individualizado aplicado al ámbito veterinario, que se celebra este martes en el marco de Infarma, y en la que participan Francisco Les, veterinario y farmacéutico, y Edgar Abarca Lachén, farmacéutico formulista en Barbastro, Huesca.
Francisco Les, por su formación como farmacéutico y veterinario, tiene la doble visión de cuáles son las necesidades terapéuticas de las mascotas y cómo se pueden cubrir gracias a la formulación magistral. Así, afirma que hay principios activos que no tienen en veterinaria y otros “que están para humanos, pero que, muchas veces, son muy difíciles de adaptar a los pesos de los animales. Por ejemplo, tenemos especies, como los reptiles o los conejos, para los que no hay medicamentos”.
Precisamente, en esta mesa se han presentado casos prácticos con los que se podrá demostrar lo que aporta la formulación magistral. Y uno de esos casos se centrará, como adelanta Abarca, en la elaboración de comprimidos para perros y gatos, con un sistema que se denomina Óptima Tablet, “que es un sistema de elaboración de comprimidos bastante rápido y que está funcionando muy bien”, dice. Estos comprimidos se pueden usar para tratar muchas patologías, dependiendo del principio activo que se emplee. Así, Abarca señala que pueden ir destinados a la protección de estómago o al sistema nervioso, por poner dos ejemplos.
Una gran desconocida
Lo cierto es que todo esto es muy desconocido para el veterinario, según Les y Abarca, por lo que “se intenta tirar siempre del medicamento de uso humano, mandando un cuarto de la dosis de humanos, por ejemplo, cuando con la formulación magistral se podría hacer un medicamento individualizado con una mejor dosificación, mejorando el tratamiento del animal”, afirma el farmacéutico y veterinario.
Además, en este ámbito hay un problema y es que, según la norma, “el profesional solo puede recurrir a la formulación como último recurso; de hecho, ante la falta de un medicamento para un animal, hay que solicitar primero un medicamento extranjero antes que pedir una fórmula magistral”, relata Les. Y esto es un problema, pues “para una patología grave no puedes estar esperando a que te lo traigan del extranjero”. Pero, claro, la norma es la norma y “el veterinario tiene miedo a pedir determinadas fórmulas por si se puede estar saltando los pasos”.
Por tanto, cree que conseguir que la formulación magistral sea una opción terapéutica de primer uso supone “una lucha a largo plazo”.
Qué hacer
En el ámbito de la difusión y el conocimiento de la formulación magistral entre los veterinarios, los formulistas ya están moviendo ficha. Abarca, que también es miembro de la Sociedad Española del Medicamento Individualizado (LaSemi), recuerda a este medio que hace dos años elaboraron el manual Formulación de medicamentos individualizados en veterinaria, escrito por él y Rubén Quiñones Vilariño, con el apoyo de Acofarma, dirigido tanto a farmacéuticos como a veterinarios. En él se seleccionan las fórmulas magistrales de mayor interés para el veterinario en distintas patologías: alergia, anestesia tópica, ansiedad, artritis y artrosis, convulsiones, dermatomicosis, dermatitis, dolor crónico neuropático, dolor articular y muscular, edema, enfermedades inflamatorias intestinales, gastritis y reflujo gástrico, hipertensión, hipertensión pulmonar, hipotiroidismo, hipertiroidismo, leishmaniosis, infecciones bacterianas, insuficiencia cardiaca, intoxicaciones, mucosidad, náuseas (por citostáticos), otitis externas fúngicas, parasitosis, postcirugía mastectomía, priapismo, profilaxis urolíticos, prurito, queratoconjuntivitis, trastornos del comportamiento, convulsivo y úlceras tractogstrointestinales.
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