No es por llamar al mal tiempo, pero creo que deberíamos prestar un poco de atención a la evolución de la deuda pública para ver que quizá convendría empezar a pensar un poco en el futuro inmediato, cuando Gobierno y comunidades autónomas se vean en la tesitura de tener que adelgazar gastos tras una época de expansión más que justificada (pandemia, Filomena, el volcán de La Palma, el aumento del coste de la energía, la invasión rusa de Ucrania y la consiguiente llegada de refugiados…).
Según el Banco de España, la deuda de las Administraciones Públicas alcanzó 1.424.000 millones de euros en enero de 2022. El saldo de la deuda del Estado se elevó a 1.243.000 millones de euros, con un incremento interanual del 6,3%; la deuda de las comunidades autónomas creció hasta los 310.000 millones de euros, con un aumento interanual del 2%, y la deuda de las corporaciones locales se situó en 22.000 millones de euros, lo que supone un 0,1% menos que el saldo registrado en enero de 2021.
Este año, 2022, el Estado volverá a contar con los fondos del Next Generation EU como fuente de financiación adicional. Pero eso no es para cubrir deuda pública acumulada.
Y, por otro lado, en 2022 comienza la amortización del préstamo del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE, proporciona asistencia a los países de la zona del euro que sufren dificultades económicas o corren el riesgo de sufrirlas) acordado en 2012 para la recapitalización del sistema financiero. De los 41.333 millones de euros iniciales, España ha amortizado ya anticipadamente 17.612 millones en diez desembolsos entre 2014 y 2018. Está previsto que los 23.721 millones restantes se amorticen en desembolsos anuales entre 2022 y 2027.
¿Qué vengo a decir con todos esos datos (oficiales)? Pues lo que he indicado al empezar: que teniendo en cuenta que arrastramos una colosal deuda pública y que el panorama no invita a prever que tengamos una larga época de bonanza por delante, habría que empezar a pensar ya en cómo queremos reducir el gasto público o ampliar los ingresos, sin esperar a vernos en la tesitura de los recortes a la brava que se llevaron a cabo a partir de 2010, a causa de la crisis económica mundial que comenzó en 2008 y que afectó a nuestro Sistema Nacional de Salud de una forma que todavía hoy no se ha recuperado del todo.
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