Aprender a distinguir los diferentes tipos de otitis y a tratarlas y conocer los síntomas, las medidas preventivas más adecuadas y los signos de alarma por los que derivar a un especialista son labores que se pueden realizar desde la farmacia, por lo que los otorrinos la consideran como un buen aliado. De la otitis y el cuidado del oído va a hablar en Infarma Rafael Moya, otorrinolaringólogo del Instituto Universitario Quiron Dexeus, en Barcelona.
El experto recuerda que existen dos tipos de otitis frecuentes: la externa o también llamada de verano, por los baños en playas y piscinas, y la media aguda o de invierno, que se suelen producir por acúmulo de mucosidad en el oído, habitual tras pasar un catarro.
La piel del conducto auditivo externo dispone de folículos pilosos que lo recubren con un fino vello y unas glándulas que producen el cerumen. Esta sustancia constituye una protección natural del oído, al igual que lo son las lágrimas, la mucosa o la saliva, por lo que no hay que empeñarse en deshacerse de ella, explica Moya. Su misión es mantener hidratado el conducto auditivo externo y atrapar sustancias en suspensión de polvo, contaminación, etcétera, evitando que penetren en el oído. “De hecho, el cerumen tiene propiedades antisépticas que nos protegen frente a las infecciones”, afirma.
El oído externo, además, dispone de un perfecto sistema de autolimpieza que, de forma lenta, pero continua, expulsa al exterior esas pequeñas partículas y también lo hace con la descamación de la piel y el cerumen. “Ese método es suficiente para mantener limpios los oídos, por lo que no insistamos en limpiarlos, aprendamos a dejarlos tranquilos”, recalca. No es de extrañar ese consejo, ya que es una práctica muy extendida entre la población que ha llevado a los especialistas a rechazar de forma tajante el uso de bastoncillos para la limpieza del oído.
Este hábito, dice, que resulta muy perjudicial para el normal desarrollo del proceso de autolimpieza del oído, ya que al manipular el conducto auditivo con el bastoncillo se interrumpe la descamación, arrastrando el cerumen hacia la parte interna del conducto causando tapones.
Con el agua de la ducha
¿Cómo limpiarlo, entonces? Con la ducha diaria. “Ese agua actúa como un mecanismo protector, moja el cerumen evitando que se quede seco y ayuda a su avance para que salga al exterior por sí solo”, indica el experto. “Si tras el baño hay algo de suciedad o cerumen que asoma se puede utilizar una gasa o un poco de papel, siempre usándolo como palanca desde la parte anterior y más superficial hacia afuera, nunca introduciéndolo directamente”.
Puede ocurrir que haya una entrada excesiva de agua, que hidrata demás el cerumen causando un tapón. Normalmente, es un problema de fácil solución, pero, a veces, por esa necesidad de hurgarse termina complicándose. Entre los remedios para los casos más leves están los secados de oído, recomienda Moya. “Basta con utilizar un secador de pelo, si hay posibilidad solo con aire frío, poniéndolo a una distancia de 20 o 25 centímetros”.
Si las molestias son mayores o persisten, hay que acudir a la farmacia para que lo valore, y en caso de existir un tapón más fuerte o si hay molestias, el farmacéutico pueden ofrecer cerumenolíticos que ayudan a disolverlos. Cuando hay un dolor importante debe derivar al especialista.
También hay personas con glándulas ceruminosas que producen más cantidad del cerumen que pueden eliminar, o bien tienen un conducto demasiado estrecho o, incluso, demasiado vello que puede entorpecer el proceso natural de limpieza del oído. “Para ellos, el uso de cerumenolíticos o soluciones con agua marina, según el caso, es aconsejable para ayudarles a evitar la formación de tapones de cera. Pero nunca bastoncillos”.
En el caso de infecciones recurrentes en el oído o la piel por eccemas o dermatitis hay más riesgo de sufrir problemas en el conducto auditivo, por lo que se deben tomar precauciones, como el uso de tapones en la temporada de baños o, incluso, en casos extremos, en la ducha. También deberían acudir al otorrino cada cuatro o seis meses para valorarlas y ayudarles en la extracciones en caso necesario, indica. Eso sí, estos casos son “un porcentaje de la población limitado, entre el 15-20%. El 80% restante no debería hacer ningún cuidado del oído”.
El experto advierte de que un riesgo para la higiene del oído externo lo representa el uso excesivo y continuado de auriculares y prótesis auditivas o audífonos. Hablamos de unos aparatos que al mantener tapado el oído causan la interrupción de la producción de cerumen , por lo que su uso debe conllevar la incorporación de otros hábitos higiénicos que se basan en el descanso del uso de esos aparatos y la sustitución de auriculares por cascos “porque todo lo que se coloca en el oído puede obstaculizar su limpieza”.
Off Mónica M. Bernardo. Otorrinolaringología Off
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