Las soluciones digitales que se incorporan a la administración del medicamento son hoy una realidad que aporta beneficios para pacientes, profesionales y el propio sistema sanitario. Es uno de los campos de desarrollo de la innovación incremental, que nace del análisis de los fármacos que ya existen introduciendo modificaciones que mejoran el tratamiento o que ofrecen una nueva utilidad para otra enfermedad. La aplicación de las TIC y los nuevos dispositivos permiten disponer de medicamentos evolucionados que satisfacen las necesidades de personas que viven solas, con problemas de movilidad, con enfermedades crónicas, polimedicadas o necesitadas de pequeñas soluciones que les permitan tolerar mejor su dolencia.
"Cuando hablamos de incorporar soluciones digitales nos referimos a combinar un medicamento que ya se encuentra en el mercado y un dispositivo digital orientado específicamente a mejorar la administración de dicho fármaco, monitorizar el cumplimiento, comprobar el nivel de adherencia, etc.", explica el director del Departamento Técnico de Farmaindustria, Emili Esteve. Con algunas aplicaciones el paciente y el profesional pueden interconectar y minimizar así los problemas relacionados con los medicamentos.
Esteve reconoce que todavía tienen mucho potencial y, por ello, demanda la implicación de la Administración: “Estos avances digitales y tecnológicos avanzarán en los próximos años y es posible que resulten de uso cotidiano, por lo que es fundamental que los requisitos de la Administración sanitaria para incluirlos en la financiación sean públicos, detallados y gocen de amplio consenso”.
Diabetes y EPOC
Uno de los ámbitos que ilustra bien su repercusión es la diabetes, donde las tecnologías innovadoras son parte indispensable del tratamiento y contribuyen de manera directa a la mejora de los resultados de salud. Las plumas de insulina en los años 80 supusieron una revolución; antes, los pacientes disponían de viales de insulina, pero debían adquirir las jeringuillas por separado. Más recientes pero igual de trascendentales son los avances en la monitorización continua de la glucosa y en las bombas de insulina, que dan más autonomía al paciente y facilitan al profesional el seguimiento del tratamiento. El último y más disruptivo, según la Federación Española de Diabetes (FEDE), es la bomba de insulina de asa cerrada. "Nos ha cambiado la vida", dice su presidente, Juan Francisco Perán.
Se compone de una bomba de insulina, un monitor continuo de glucosa en tiempo real y un algoritmo de control que determina la infusión de insulina necesaria para mantener los niveles de glucosa en sangre estables y dentro del rango de valores óptimo. La automatización del proceso minimiza la toma de decisiones del paciente para gestionar su patología, liberándolo de una atención constante, proporcionándole autonomía y tranquilidad emocional. “Es lo más cercano a un páncreas artificial y se evitan eficazmente las crisis”, abunda Perán.
Cuando se aplica la tecnología a la administración de medicamentos los pacientes acuden menos a urgencias, se reducen consultas y se mejora la eficiencia del sistema
Antes aparecieron los dispositivos que son pequeños filamentos que se insertan debajo de la piel y miden de manera continua los niveles de glucosa en el líquido intersticial. Hay dos tipos de sensores: los tipo flash y los sensores de monitorización continua en tiempo real.
Las ventajas no son baladíes, como recalca Perán: "Se ahorran pinchazos, se reducen las hipoglucemias, el control de la patología por parte del especialista es mejor, el paciente gana autonomía y tranquilidad durante el sueño, ya que tienen alarmas que avisan de la descompensación de los niveles de glucosa".
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