La británica Nature es, para muchos, la revista científica más prestigiosa del mundo. La lista de avances y descubrimientos revolucionarios que vieron la luz en sus páginas es interminable; solo en los cien últimos años, y sin ánimo ninguno de exhaustividad, estaría jalonada por hitos como la naturaleza ondulatoria de los electrones (1927); la existencia del neutrón (1932); la fisión nuclear (1939); la doble hélice de Watson y Crick (1953); la estructura molecular de la mioglobina (1958); la tectónica de placas (1966); los púlsares (1968); la creación de los primeros anticuerpos monoclonales (1975); el agujero de la capa de ozono en la Antártida (1985); el descubrimiento del gen SRY que determina la formación de los testículos en los mamíferos marsupiales y placentarios (1991); la rotación diferencial del núcleo interno de la Tierra (1996); la oveja Dolly, primer mamífero clonado (1997); el origen del VIH-1 en el chimpancé (1999); la secuenciación del cromosoma 21 humano (2000) y la secuenciación del genoma humano (2001); y la mandíbula del primer europeo, Homo antecessor, descubierta en el yacimiento de Atapuerca (2008).
Hoy, la revista es el paradigma de la ciencia pura de vanguardia; en su origen, no obstante, ciencia, investigación y tecnología no se hallaban muy distantes de las letras, la poesía y las humanidades.
En 1869, en plena era victoriana de revolución industrial y fulgor del Imperio británico, el editor Alexander Macmillan y el astrónomo Joseph Norman Lockyer, codescubridor del helio y fundador de la arqueoastronomía, tuvieron la idea de publicar una revista dirigida a la comunidad científica, con el doble propósito de facilitar el intercambio de ideas, teorías y descubrimientos científicos, por un lado, y hacerlos llegar a la población culta, por otro.
Entre sus primeros colaboradores destaca el biólogo Thomas H. Huxley, defensor de las teorías de Darwin. No está claro quién propuso el mítico nombre de Nature, pero, en una carta fechada en julio de 1869, Huxley explica a Lockyer que Macmillan había tomado la decisión final al respecto: «Macmillan told me yesterday that he had nailed his colours to the mast; and was going in for Nature, pure and simple. I am inclined to think it is the best plan on the whole». Poco después, en una carta al propio Lockyer, el matemático James Joseph Sylvester se mostraba entusiasmado por el nombre elegido: «What a glorious title, Nature: a veritable stroke of genius to have hit upon. It is more than Cosmos, more than Universe. It includes the seen as well as the unseen, the possible as well as the actual. Nature and Nature’s God, mind and matter. I am lost in admiration of the effulgent blaze of ideas it calls forth».
Pocos saben, no obstante, que el nombre elegido, Nature, está extraído de un poema de uno de los más grandes escritores ingleses, el poeta romántico William Wordsworth, gran admirador de la naturaleza. Precursor del moderno ecologismo y muy crítico con el pensamiento racionalista advenido con la Revolución Industrial, Wordworth sentía un profundo amor a la naturaleza como manifestación divina de un gran creador, y usó la poesía para desvelar la humanidad y descubrir los misterios del universo.
El primer número de la nueva revista se publicó el 4 de noviembre de 1869; en su portada, el título Nature, el subtítulo «A weekly illustrated journal of science», y dos versos del soneto «A volant tribe of bards on Earth are found» (1823) de Wordsworth:
To the solid ground
Of nature trusts the mind that builds for aye.
De esta primordial faceta literaria de Nature da cuenta también que el primer artículo publicado en la revista, por invitación expresa de su director, fuera «Nature: Aphorisms by Goethe»; en él, Thomas Huxley traduce de forma primorosa, del alemán al inglés, los Aforismos de Goethe. Quien, por cierto, además de poeta y dramaturgo excelso, fue también naturalista y filósofo de la naturaleza: acuñó el término ‘morfología’, reunió una colección de cerca de diez mil minerales y fósiles, y publicó un tratado sobre La metamorfosis de las plantas y una influyente Teoría de los colores.
Fernando A. Navarro
El nombre de la revista científica más prestigiosa del mundo está extraído de un poema de uno de los más grandes poetas ingleses: William Wordsworth, gran admirador de la naturaleza. Off Fernando A. Navarro Offvia Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/3dxAQwK
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