La sanidad española "está al borde del colapso". La pandemia ha dejado al descubierto las debilidades de un sistema nacional de salud (SNS) que ya mostraba signos de agotamiento. La covid-19 ha supuesto una prueba de estrés que el sistema ha superado, pero las secuelas no van a desaparecer a ni a medio ni largo plazo si no se pone remedio.
Los deberes sanitarios para la vuelta de verano son todo un desafío: afrontar las necesidades de un país de crónicos, de una población envejecida y asumir la introducción de la avalancha de innovaciones médicas que llegan para cambiar la vida de los pacientes.
En la memoria colectiva de la pandemia hay frases que se han convertido en puntos de inflexión. Del "España no va a tener, como mucho, más allá de algún caso diagnosticado", pronunciada por Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, a una que se repite mucho en las últimas semanas: "He tenido que enfrentarme a una pandemia", Pedro Sánchez. Él tomó la decisión ejecutiva de dividir la cartera de Sanidad, Consumo y Bienestar Social en tres ministerios, y de situar, hasta en dos ocasiones, a ministros 'de paso' hacia otros fines.
Detrás del "no vamos a dejar nadie atrás" y del "salimos más fuertes" hay todo un desgaste de la credibilidad en la gestión del Gobierno. De cómo los estados de alarma fueron declarados inconstitucionales con el tiempo, de cómo las manifestaciones del 8-M supusieron un punto de inflexión en la explosión de casos (Irene Montero y Carolina Darias se contagiaron entonces) y cómo la cogobernanza con las CCAA no siempre funcionó y se recurrió a la ley para mostrar autoridad en las decisiones.
Tres carteras de gestión
Antes de marcharse en enero de 2021 como candidato a Cataluña, Salvador Illa tuvo que hacer frente durante los meses más duros de encierro e incertidumbre al virus, cuando las cifras de contagio y muertos eran desorbitadas cada día. Tras los enfrentamientos del Gobierno con las CCAA en la desescalada y en el segundo estado de alarma de octubre, Illa se marchó habiendo puesto en marcha la campaña de vacunación, uno de los éxitos de nuestro país frente al virus.
Carolina Darias, antes de llegar a Sanidad, hizo el MIR sanitario al lado de Illa como responsable de Política Territorial y Función Pública participando en los Consejos Interterritoriales. Darias dio continuidad a la gestión de la vacunación, fue desescalando medidas anti-covid y sacando del cajón del ministerio proyectos sanitarios que necesitaban atención: plan de cáncer, salud mental, reformulación de la ley antitabaco, enfermedades raras...
Pero su salida hacia la Alcaldía de Las Palmas frustró su gran remodelación del abordaje normativo del SNS: el anteproyecto de Ley por la que se modifican diversas normas para consolidar la Equidad, Universalidad y Cohesión del Sistema Nacional de Salud. Y la convocatoria de elecciones dejó en el aire el resto de los proyectos que urgen en el sistema.
"La pandemia de covid-19 ha evidenciado y potenciado necesidades existentes en el Sistema Nacional de Salud (SNS) desde hace años, e incluso ha generado algunas nuevas", apuntaba desde las páginas de El Mundo en la serie Una sanidad en Crisis, al igual que otros expertos, Rubén Moreno, ex secretario general de Sanidad.
Los afectados por las secuelas
Más de 14 millones de personas en nuestro país han sufrido la infección, 13.914.811 de forma oficial, y más de un millón convive de manera crónica con la forma persistente de la infección y han fallecido, según las estadísticas oficiales, 121.760 españoles. "Llevo tres años y cinco meses con las secuelas de la covid-19. El virus ha trastocado todo mi organismo", explica a este medio Mar Racero, portavoz nacional de la asociación de afectados por esta nueva enfermedad, Long Covid acts.
Hace una pausa y continúa. "Ahora resulta que tengo los pulmones como si tuviera ELA. Me ahogo porque la musculatura del tórax no funciona. La orden que manda el cerebro a mis pulmones no llega".
En España, a los pacientes crónicos que ha dejado la pandemia se suman a las 21.696.500 personas mayores de 15 años que tienen un diagnóstico de enfermedad crónica. Esto supone el 54,3% de la población. Y la situación se complica más si se observa la franja de los mayores de 65 años, donde siete de cada diez tienen más de una dolencia crónica, según el Observatorio de la Atención al Paciente de la POP (Plataforma de Organizaciones de Pacientes).
Junto a esto, la covid-19 supuso un frenazo en seco durante dos meses, al menos marzo y abril de 2020, en la atención sanitaria en nuestro país. Y esto va a suponer un coste, un lastre que tardará años en solventarse.
Rafael Bengoa, asesor internacional en sistemas de salud, ya apuntaba que la crisis sanitaria actual "es la más severa en la historia del SNS". "Cuando remita la presión, no bajará mucho porque la recuperación de los retrasos no covid-19 va a requerir muchos años de trabajo".
En abril de 2020 Marcos Martínez recibió un diagnóstico de cáncer de próstata. "Volví en junio a realizarme una biopsia y hasta octubre no me intervinieron. Ahora sigo con mi tratamiento. Pero sé que el cáncer evolucionó en esos meses y la situación podría ser mejor".
Lejos de quejarse, da las gracias "porque estoy vivo, pero cada vez que voy a revisión pienso: "¿Y si me hubieran operado antes? ¿Y si el tumor hubiera crecido más?".
Desde el Ministerio de Sanidad se ha cuantificado este problema: la práctica de broncoscopias o citologías cayeron un 25%, entre otros, como recoge en el informe Estudio de Impacto de la Pandemia por covid-19 sobre la Prevención y el Control del Cáncer en el Sistema Nacional de Salud en 2022.
Este golpe de la pandemia en el ámbito oncológico hace prever un aumento de casos en estadio avanzado de ese tumor y de los de mama y colon en los próximos años. "Desde GEPAC (Grupo Español de Pacientes Con Cáncer) hemos hecho campañas para que la gente acuda a las revisiones, sean adherente a sus tratamientos y no deje que el cáncer tome las riendas de su vida", subraya Marcos Martínez.
Similitudes razonables
Junto a esto, las listas de espera marcan un nuevo récord histórico: 793.521 pacientes aguardan por una operación no urgente. Todo esto son meras pinceladas de una gestión sanitaria en la que hay que tener en cuenta además que sus profesionales están quemados. "También hay que contar con el impacto en los profesionales por el esfuerzo que han tenido que hacer", exponía recientemente el ex secretario general de Sanidad, José Martínez Olmos.
La vida de Mar Racero los últimos años tiene bastantes similitudes con lo que ha experimentado el SNS. "Me contagié en enero de 2020. Todavía no había covid-19, pero estuve mala en casa, como mis compañeras". Hasta febrero no se contabilizaron de forma oficial los contagios, pero a posteriori sí aparecen casos en los registros del CCAES en esos meses. "Desde entonces, no he levantado cabeza. El virus me cogió de lleno", lamenta Mar.
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