El incremento de las temperaturas en todo el país y el paso de casi la mitad de la población española a fase 2 con la posibilidad de acudir al interior de bares y restaurantes cerrados ha despertado las dudas sobre el papel del aire acondicionado en la propagación del coronavirus.
Las Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas) ha hecho público este lunes un comunicado en el que trata de despejar estas dudas con la escasa evidencia científica que hay todavía al respecto. Sespas considera que la probabilidad de que el virus entre en los sistemas de climatización y aire acondicionado es “muy baja” pero apela a ventilar de forma manual con frecuencia antes y después de su uso los locales con la apertura de ventanas o en su caso a garantizar que el sistema de aire acondicionado permite realmente renovar el aire a partir de aire del exterior.
Con todo, explica abiertamente que otras dudas que están surgiendo como la posibilidad de que el virus se reproduzca en los citados conductos del aire acondicionado “no tiene ningún sentido. El virus no se puede reproducir sin invadir células humanas, por tanto la limpieza de conductos o el cambio de filtros de aire exterior no tienen ningún efecto práctico, salvo cuando corresponda llevarlo a cabo”, concluye Sespas.
En concreto, la sociedad científica espxlica que “hay sistemas de aire acondicionado que simplemente modifican la temperatura, pero muchas instalaciones permiten también renovar el aire y regular otros aspectos. Por tanto diferentes sistemas plantean situaciones diversas”.
Sin garantía de transmisión por aerosoles fuera del contexto clínico
En el caso del coronavirus, “el mecanismo de transmisión más relevante del CoV-SARS-2, es por contacto cercano entre personas, y el hacinamiento es el factor que le favorece más. Está demostrada la transmisión a través de gotitas exhaladas por personas infectadas, que son partículas grandes (de más de 5 micras) generadas al hablar, toser o estornudar”.
El informe de la misión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) a China del mes de febrero dice que, sin embargo, “no está documentada la transmisión por gotitas más pequeñas vía aerosoles fuera del contexto clínico (aunque algunos autores la consideran posible). La distancia entre personas (los dos metros de distancia física recomendados), el control del aforo en establecimientos y oficinas, y la renovación del aire en los edificios son por tanto cruciales”.
¿Diseminación por el aire acondicionado o hacinamiento de personas?
Y en este contexto, el rol del aire acondicionado en la transmisión resulta crucial. Sin embargo, según reconoce Sespas sobre ese rol “en realidad se sabe poco. La única referencia bibliográfica es un comentario en un artículo que describe un brote de nueve personas en un restaurante en Guangzhou, China. Los autores de este trabajo dicen que el aire acondicionado podría haber favorecido la difusión de gotas pequeñas del caso índice más allá de dos metros, hasta llegar a otras mesas del local (no deja de ser una especulación ya que podrían haber operado otros mecanismos de contagio)”.
Otro artículo que ha sido citado con frecuencia según detalla Sespas, ha sido uno sobre la transmisión en un autobús que se publicó en una revista china y que ha sido retractado. “Se ha invocado un estudio sobre un brote en un call center en Corea como prueba del papel del aire acondicionado diseminando la infección, pero en este trabajo ni se habla de esta posibilidad, y los autores concluyen que la causa principal de transmisión fue el extremo hacinamiento de los trabajadores”, continúa Sespas.
La sociedad científica detalla que “hay trabajos que han estudiado la presencia de virus en aerosoles en diferentes espacios, en general dentro de hospitales o relacionados con hospitales, analizando su aerodinámica. En uno de ellos se constató la relevancia de la ventilación y desinfección de los aseos”.
Incluso, en un experimento “se generaron artificialmente aerosoles con virus, aunque en la correspondencia que generó el artículo en la misma revista quedó claro que las condiciones del experimento de aerosolización no son en absoluto extrapolables, este trabajo es muy invocado. En todo caso, sus resultados apuntan a la importancia de la renovación del aire, cosa en la que hay un acuerdo general.”
Dudas de las patronales del aire acondicionado
En este contexto, y a partir de las recomendaciones de la OMS y de la literatura científica algunos documentos no siempre coincidentes. La patronal europea Eurovent asume por ejemplo, “la perspectiva de la OMS y dice específicamente que no hay indicios para pensar que los aires acondicionados pueden ser una fuente de transmisión de la infección. Sin embargo, la Federation of European Heating, Ventilation and Air Conditioning Associations (REHVA) y la Asociación Técnica Española de Climatización y Refrigeración (ATECYR) invocan por precaución la conveniencia de actuar como si la transmisión por aerosoles estuviera demostrada, aunque la OMS no la considere relevante fuera de los contextos clínicos”.
El documento guía de la REHVA ha inspirado también otros en la misma línea, como el de la Federación de Empresas de Calidad Ambiental en Interiores (FEDECAI). Según Sespas “interpretaciones extremas de estas recomendaciones podrían llevar a cerrar muchas de las instalaciones de aire acondicionado existentes en nuestro medio, lo que haría inviable el funcionamiento de muchos establecimientos y servicios públicos este verano”.
Ventilación manual y renovación con aire del exterior
Sin embargo, según Sespas, “en el reinicio de actividades hay que valorar conjuntamente con el aire acondicionado aspectos como la actividad, la dotación de personal, el aforo, las dimensiones y distribución del espacio, las condiciones de los aseos, las aberturas externas, y las prácticas de limpieza en las instalaciones, con el objetivo de disminuir el riesgo de transmisión aérea del virus SARS-COV-2”.
Sespas parte de la idea de que “la probabilidad de que el virus entre en el sistema de climatización o extracción de aire y se difunda por los conductos es muy baja”, pero reconoce que “aun así se debería garantizar una renovación suficiente, captando el aire exterior en un lugar apropiado, y favoreciendo la renovación respecto al confort climático y la eficiencia energética”.
Y para ello reclama la apertura de ventanas que “permite renovar el aire y se puede aplicar antes, después, y tal vez incluso durante el funcionamiento de los servicios (si la renovación de aire con el sistema de aire acondicionado es alta, podría no ser necesaria). Si el edificio no puede realizar esta ventilación de forma natural o forzada tendría que recurrir a sistemas específicos de higienización del aire”.
Sobre qué normas hay que seguir al respecto para esa adecuada renovación del aire, Sespas se remite a las normas actuales (RITE) sobre calidad del aire en oficinas “que parecen suficientes para nuestros espacios de trabajo”.
La higiene y ventilación de los aseos es la clave
Y descartantado por completo que el virus se reproduzca en las instalaciones de aire acondicionado sí insta, sin embargo a mantener la higiene y desinfección de suelos, muebles, equipos y especialmente los lavabos “que son fundamentales para prevenir la transmisión”.
La Sociedad de Salud Pública explica que “hay que garantizar la limpieza y la ventilación frecuente de las instalaciones. Se ha comprobado la excreción fecal del virus por las personas infectadas y aunque no está documentada esta vía como forma de contagio, para no favorecer la posible difusión del virus se recomienda cerrar las tapas de los WCs antes de descargar el agua. Se debería revisar cómo circula el aire durante el funcionamiento de las instalaciones para evitar que el aire fluya de los aseos al resto del edificio”, concluye Sespas.
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