Oficina Virtual GRATIS 2 MESES

Oficina Virtual GRATIS 2 MESES
CONSIGUE TU OFICINA VIRTUAL GRATIS

viernes, 11 de septiembre de 2020

El SARS-CoV-2 llegó en un meteorito

José Ramón Zárate
Josezarate
Sáb, 12/09/2020 - 07:00
Ciencia inútil
El meteorito que cayó en China en octubre de 2019.
Imagen del meteorito que cayó en Sonjyan, al noreste de China, el 11 de octubre de 2019, y que habría traído al SARS-CoV-2.

Ni laboratorio secreto de Wuhan, ni cuevas de murciélagos, ni la CIA, ni Bill Gates. El SARS-CoV-2 llegó el 11 de octubre de 2019 en un meteorito que estalló con brillantez explosiva sobre la ciudad de Songyuan, en la provincia de Jilin, al noreste de China. Sus cenizas se habrían dispersado y llegado a los alrededores de Wuhan, a 2.000 km de distancia, y en algunas de ellas se escondería el causante de la covid-19. Es la hipótesis que sustenta un equipo de astrobiólogos de diversos centros del mundo y que se ha publicado, no en Año Cero ni en ninguna revista de ovnis y abducciones, sino en Advances in Genetics, del grupo Elsevier.

Los autores proceden de instituciones como la Universidad de Toronto, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Tianjin, en China, la Universidad de Melbourne, en Australia, así como el Instituto para el Estudio de la Panspermia y la Astroeconomía en Japón y la Fundación Historia de la Ciencia y la Cultura China en Londres, Inglaterra.

Uno de ellos es Chandra Wickramasinghe, astrobiólogo de la Universidad de Ruhuna, en Sri Lanka, muy afamado en este ámbito y que ya hace dos décadas dijo que la gripe también provenía del espacio, origen que más tarde aplicó al primer SARS (no dice nada sobre el supuesto origen extraterrestre de Donald Trump, Lady Gaga y Leo Messi, entre otros sospechosos).

En su actual artículo, esta procedencia cósmica la aplican al hongo Candida auris y al SARS-CoV-2. “Ambas enfermedades -dicen- muestran patrones muy distintivos de aparición repentina y propagación global, que no son fáciles de entender por el análisis epidemiológico convencional basado en la simple propagación de una enfermedad infecciosa”. Y precisan que ambos patógenos “tienen sentido bajo un modelo de panspermia”, la hipótesis que afirma que la vida, o buena parte de ella, se ha ido instalando en la Tierra a golpe de meteoritos, asteroides y planetoides transportadores de microorganismos.

Añaden, como complemento, que las fluctuaciones en la actividad solar podrían asimismo fomentar la colonización de nuestro planeta por patógenos cósmicos. En un intento de explicar la rápida diseminación tanto del hongo como del virus en lugares tan alejados del planeta y sin que en muchos casos se apreciaran contactos con contagiados, “asumimos que cenizas y partículas virales cayeron en regiones próximas a Wuhan de un mes a seis semanas más tarde, lo que dio lugar a los primeros casos de neumonía viral causada por covid-19 a finales de noviembre o principios de diciembre de 2019”.

Siguiendo con esa lluvia sideral de coronavirus, no descartan la posibilidad de que el crucero Diamond Princess (y más tarde el crucero Westerdam) en el Mar de China estuvieran contaminados por algún fragmento de la principal nube de polvo covid-19. “Eventos similares e inexplicables parecieron ocurrir en otros barcos durante la pandemia de gripe española de 1918-1919”. Además, “otras nubes de polvo covid-19 a la deriva que aún no han caído a la Tierra podrían llegar a islas remotas y otras comunidades, como también fue el caso durante la pandemia de gripe española”.

No hacen falta vacunas

Y ¿cuánto tiempo seguirá siendo potencialmente infeccioso en el entorno físico?, se preguntan. “Claramente por algún tiempo, dado que en el espacio de un mes o más aparecieron rápidamente muchos casos, diseminados por contaminación ambiental en nuestra opinión, y no por aerosoles tradicionales generados de persona a persona”.

A pesar de todo son optimistas: “Dada la baja tasa de mutación -añaden en sus conclusiones- y el muy amplio patrón de infectividad, la expectativa es que este cultivo viral puro ha inoculado a millones de ciudadanos chinos (así como potencialmente a millones de animales salvajes y domésticos en China) induciendo adaptaciones protectoras e inmunidad colectiva adquirida a gran escala”. Por lo tanto, el desarrollo de vacunas “sería una pérdida de fondos públicos de los contribuyentes si se montara en la escala prevista por los gobiernos y los centros nacionales para el control de enfermedades”.

En definitiva, descubierto el culpable, ya basta de perder más tiempo buscando el origen del virus y rastreando la internet profunda a la caza de grupos de conspiradores paranoicos.

Ya basta de perder el tiempo buscando el origen del SARS-CoV-2 en cuevas de murciélagos. Un equipo de astrobiólogos ha descubierto de dónde viene. Off José R. Zárate Off

via Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/3k8Ibwa

No hay comentarios:

Publicar un comentario