Jefe de la sección de Cardiología del Hospital Gregorio Marañón, Manuel Martínez-Sellés presidirá hasta 2024 el Colegio Oficial de Médicos de Madrid (casi 47.000 colegiados), tras imponerse en las urnas por mucha diferencia a los otros tres aspirantes, incluido su predecesor y aspirante a la reelección, Miguel Ángel Sánchez Chillón. Admite que llega al cargo en un momento "especialmente complicado" para la comunidad, pero tiene claro que las cosas nos hubieran ido mejor si el afán de protagonismo de los políticos no hubiera acallado la voz de los médicos.
Pregunta. Empecemos por lo más urgente. ¿Cómo definiría la situación epidemiológica de Madrid a día de hoy? ¿Nos acercamos peligrosamente a los niveles de marzo?
Respuesta. Antes de nada, yo soy cardiólogo, no virólogo o epidemiólogo y, por tanto, no soy un experto en materia de pandemias, pero es evidente que la mera observación hace que estemos muy preocupados. No diría que estamos en los niveles de marzo, pero sí que la situación de la comunidad es preocupante, y ya nadie parece discutir el hecho de que estamos en una segunda oleada. La prueba más evidente es que se adopten nuevas medidas de control.
P. ¿Llegan tarde esas medidas? ¿De verdad era tan difícil prever que esto podía pasar de nuevo?
R. Igual que no soy un experto clínico en pandemias, tampoco lo soy en gestión sanitaria, y quizás es fácil decir lo que se debería haber hecho a toro pasado. En cualquier caso, y en líneas generales, parece claro que la gestión ha sido tardía y, sobre todo, enormemente politizada. Da la impresión de que muchas de las medidas se han tomado por motivos políticos o de otra índole, pero no siguiendo un criterio clínico. Es lamentable que los políticos se tiren a la cara la pandemia como arma arrojadiza; y hablo de políticos de uno u otro color, no entro en esos matices.
"En general, la gestión de la crisis ha sido tardía y enormemente politizada"
P. Hablando de arrojarse reproches, la presidenta de la Comunidad de Madrid alega que el Gobierno de Pedro Sánchez les ha dado la espalda. ¿Comulga con esa idea?
R. Insisto en que no quiero entrar en ese juego. Nosotros somos médicos y nuestro interés y criterio es exclusivamente clínico. Ahora bien, estoy seguro de que si el Gobierno de España y el de Madrid fueran del mismo partido, ahora mismo estaríamos hablando de otra cosa.
P. ¿Quiere decir que la gestión de la crisis en Madrid habría sido más eficiente?
R. Quiero decir que, al menos, no se estaría politizando una gestión que, insisto, debería ser única y exclusivamente sanitaria.
P. Parece evidente que el volumen y densidad de población de Madrid dificultan más el control de la pandemia que en otros territorios. ¿Pero cree que esa es la única explicación de los malos datos epidemiológicos que tiene ahora mismo la comunidad?
R. Es obvio que la afectación es muy desigual por autonomías, pero también parece evidente que las causas de esas diferencias son multifactoriales, desde el volumen y densidad poblacional que usted menciona, hasta factores climáticos, por ejemplo. No tengo tan claro, pues, que el nivel de afectación que padece una comunidad tenga una relación directa y exclusiva con la gestión de la crisis, porque insisto en que hay características inherentes a la comunidad que influyen.
"Si los gobiernos de España y Madrid fueran del mismo partido, hablaríamos de otra cosa"
P. Es usted especialista en uno de los hospitales de referencia de la Comunidad de Madrid. ¿Tiene la sensación de que los políticos y gestores no han escuchado suficientemente a los clínicos?
R. Absolutamente, pero no sólo en Madrid, sino a nivel general. A principios de agosto, más de una veintena de especialistas en Salud Pública y Epidemiología reclamaban en The Lancet una auditoría externa sobre la gestión de la pandemia y aún no hemos tenido conocimiento de que haya habido respuesta a esa carta. El médico es el eje prioritario en la gestión sanitaria y en la toma de decisiones clínicas, y no se ha escuchado a los expertos.
P. Parece que ni siquiera ha existido como tal ese comité de expertos del que tanto se hablaba...
R. El mero hecho de que no haya existido y de que se reconozca abiertamente ya me parece un escándalo y un síntoma evidente de lo que le digo.
"Que no hubiera comité de expertos, y que se diga abiertamente, me parece un escándalo"
P. Cuando dice que no se ha escuchado a los médicos, ¿se refiere también al colegio que les representa? ¿Cree que el Icomem tenía que haber sido un interlocutor más decidido en esta crisis?
R. Sinceramente, creo que sí. Yo personalmente he echado de menos, y mucho, la voz del Colegio de Médicos. No quiero hablar mal de mi predecesor, entre otras cosas, porque creo que la politización que se ha hecho con este tema también ha dificultado que se oiga la voz de los profesionales. Insisto en que politizar una crisis sanitaria como la actual hace que se tomen medidas por motivos que no son los que deberían seguirse, pero es evidente que el colegio de médicos tiene que colaborar con la Consejería de Sanidad, con cualquier consejería, independientemente del partido que esté en el gobierno y al margen de las discrepancias que pueda haber.
P. Bueno, en plena desescalada, su predecesor le advirtió a la comunidad que no tuviera tanta prisa para cambiar de fase. A tenor de la situación actual, parece que no iba desencaminado, ¿no?
R. No conozco exactamente esas declaraciones a las que se refiere. Entiendo que hay urgencias económicas o de otro tipo que son muy importantes, pero es obvio que la prioridad tiene que ser clínica. Parece que ahora, a posteriori, es fácil concluir que quizás habría que haber sido más prudentes, pero las decisiones se toman en un momento determinado.
"Hay que hacer ya una distribución más homogénea de pacientes entre todos los hospitales"
P. Un índice muy claro de la situación es el nivel de ocupación de los hospitales. ¿Se asemeja el del Gregorio Marañón al que había al inicio de la primera oleada?
R. Hospitales como el Gregorio Marañón, el Infanta Leonor, Leganés u otros de la zona sur empiezan a tener niveles de ocupación preocupantes, en mayor o menor grado. En cambio, hay otros en la zona norte de la capital que, al menos de momento, están mucho más desahogados.
P. ¿Estamos abocados entonces a la adopción de medidas de control selectivas?
R. Ésa es, desde luego, una opción, pero otra -que se puede tomar ya- es hacer una distribución más homogénea de pacientes entre todos los hospitales de la comunidad. Es evidente que la afectación está siendo más intensa en el sur, y que los centros ubicados en esa zona empiezan a estar desbordados. Una buena gestión de recursos tendría que aumentar las derivaciones que se hacen a los hospitales que aún están lejos de este desbordamiento. Y hacerlo ya.
P. Se resiste uno a creer que la primera fase de la pandemia no haya servido para nada. Dígame, por favor, que hemos aprendido algo de esos meses.
R. Claro que hemos aprendido cosas. A la espera de un tratamiento curativo, hemos usado otros que mejoran el pronóstico, hemos prescindido de alguno que ha demostrado no ser eficaz, hemos aprendido a discernir con celeridad qué paciente requiere ingreso o quién debe ir a una unidad de críticos... Llevamos menos de un año con esta enfermedad y es evidente que nos queda mucho por aprender, pero está claro que hemos avanzado.
P. Me habla sólo de enseñanzas clínicas. ¿Son los científicos, los médicos, más permeables a los nuevos conocimientos que los políticos?
R. Estoy muy de acuerdo con esa afirmación. Los médicos no tenemos ningún problema en decir que nos hemos equivocado y en rectificar si vemos que un fármaco o un tratamiento no son todo lo efectivos que parecían, y probablemente a los políticos les cueste más reconocer que han cometido un error y cambiar de abordaje para la siguiente ocasión.
"Al político le cuesta mucho reconocer un error y cambiar de abordaje para otra ocasión"
P. ¿Están los médicos madrileños en buena disposición física y psíquica para afrontar una segunda oleada?
R. Pues mire, creo que lo estamos, porque no nos queda más remedio, pero también creo que los aplausos que vimos en los primeros meses deberían traducirse en algo palpable. No me parece razonable que haya compañeros que estén trabajando en las condiciones en que lo están haciendo, y no sólo económicamente sino en cuanto a las condiciones de trabajo; pienso, concretamente, en los médicos de primaria y la multitarea a la que se ven abocados en este contexto.
P. Precisamente, el fortalecimiento de la primaria madrileña es uno de los objetivos de su mandato. ¿Cree que los 80 millones de euros que Díaz Ayuso ha prometido inyectar al nivel en los próximos tres años son la solución?
R. Esa cantidad es una mera ayuda, en absoluto una solución. Ahora mismo, mis colegas de primaria no sólo pasan consulta física, sino que atienden llamadas, hacen visitas a domicilio, seguimientos, se encargan de las PCR, van a las residencias de ancianos... y, además, tienen que suplir a compañeros que están de baja. La calidad asistencial, de la que tanto y tan fácil se habla, implica también recursos, estructura y organización.
P. ¿Por qué los médicos de Madrid van a estar mejor representados por su candidatura que por las que lideraban sus tres rivales?
R. De entrada, creo que los médicos de Madrid nos conocen, porque prácticamente todos los miembros de la candidatura vemos pacientes día a día en nuestros respectivos centros, y conocemos la situación y los problemas de esos centros. Además, tenemos el firme compromiso de mejorar la situación de nuestros compañeros y somos ajenos a cualquier interés político, económico o sindical. La fuerza del Colegio de Madrid residirá en que sus decisiones se guiarán únicamente por la defensa del médico y, consecuentemente, por la defensa de los pacientes y de la sociedad en general.
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