La actual pandemia de la covid-19 no ha provocado una avalancha de depresiones ni otros trastornos mentales afectivos como se auguraba. Durante los primeros meses de expansión de la infección, muchos psiquiatras adelantaban una especie de epidemia de trastornos mentales tipo depresión, ansiedad, toxicomanías e incluso estrés postraumático, pero no ha sido así, al menos en España.
Así lo ha dicho Pedro Sánchez, psiquiatra de la Red de Salud Mental de Álava, durante la apertura del XXVIII Curso Nacional de Actualización en Psiquiatría que se celebra estos días de forma telemática mediante conferencias online. Su celebración estaba prevista del 4 al 7 de marzo de 2020, pero tuvo que cancelarse ante la expansión de la covid-19.
Durante la sesión de apertura, Pedro Sánchez ha destacado que “cada país tiene su realidad, recursos y elementos culturales propios que determinan una forma única por parte de su población para hacer frente a un elemento estresante. Y en el caso de España, en las consultas de Psiquiatría no ha sucedido la epidemia de problemas mentales que estaba prevista”.
En este contexto, ha explicado que “hay que distinguir claramente entre un trastorno mental estricto -como puede ser la depresión- y síntomas menores como estar nervioso, tener insomnio, estar muy preocupado, perder el apetito o incrementarlo, que sí han surgido o están apareciendo en muchas personas durante la pandemia”.
“Todos, en esta situación de incertidumbre hemos tenido mucho miedo, pero esto no quiere decir que tengamos una enfermedad mental como la depresión y que requiramos de una intervención médica ni especializada. Es un fenómeno adaptativo del ser humano”.
De hecho, ha añadido, “una de las cuestiones que nos ha sorprendido a los psiquiatras es la resiliencia -capacidad que tiene una persona para superar circunstancias traumáticas- que ha mostrado la población en general porque lo han pasado muy mal y están aguantando muy bien”.
Aguante estoico
Es más, no solo no ha habido avalancha de trastornos psicológicos, sino que “incluso hemos visto lo contrario: menos demanda en algunos casos vinculados al miedo, ya que la gente prefería quedarse en casa y aguantar. Ha habido una sensación de aguante estoico”. Esta actitud se ha observado también en personas con enfermedades psiquiátricas graves como la esquizofrenia o la depresión establecida.
“Contra todo pronóstico, pensábamos que la situación iba a ser fatal desde el punto de vista psiquiátrico y no lo ha sido. De alguna manera, dentro de las desgracias que estamos viviendo es algo esperanzador que la población no haya desarrollado tantas enfermedades mentales. No han aumentado las listas ni la demanda de servicios de Psiquiatría en la población general”.
Ha explicado que “la cuestión es saber cuándo esa preocupación, tristeza o nerviosismo se pasa de la raya. Uno tiene que analizar cuándo esa situación le impide hacer una vida normal. Es decir, cuándo ve que no maneja bien su relación de pareja, su capacidad de responder a las exigencias del medio laboral o la gestión de su vida. Estos ejemplos sí puede ser señal de que quizás necesitamos ayuda”.
Por último, ha manifestado que la covid-19 ya ha cambiado la relación médico paciente. “Es decir, la telepsiquiatría o la teleendocrinología comienzan a ser ya una realidad. Hasta ahora todos entendíamos que la relación debía ser personal y con un contacto físico con la exploración”. Pero “hemos experimentado que se puede hacer Medicina en algunos casos a través del teléfono o videoconferencia. Es algo que está transformando la Medicina y la oferta de servicios sanitarios. Algo sorprendente, pero que lo estamos viendo rápidamente”, como una especie de terremoto profesional.
via Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/2DFedQN
No hay comentarios:
Publicar un comentario