La cirugía es el tratamiento oncológico que más se ha resentido durante la pandemia por covid-19, una crisis que también ha generado retrasos en el desarrollo de los ensayos clínicos del cáncer, la igual que en los diagnósticos de los nuevos casos. Son algunas de las conclusiones de un estudio que se presentará con más detalle en el congreso virtual de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO 2020).
El investigador principal del trabajo, Guy Jerusalem, del Hospital Universitario de Sart-Tilman, en Lieja (Bélgica), ha expuesto durante la rueda de prensa inaugural del congreso que “la covid-19 ha tenido un gran impacto en la organización de la atención al paciente y en el bienestar de los cuidadores; también, en el desarrollo de los ensayos clínicos y en la formación médica continuada”.
La encuesta, realizada a 109 especialistas en cáncer de 18 países, reveló que los tratamientos oncológicos con mayor probabilidad de ser cancelados o retrasados fueron la cirugía (en el 44,1% de los centros), la quimioterapia (25,7%) y la radioterapia (13,7%). También observó un cese más temprano del tratamiento paliativo en el 32,1% de los centros.
El 60,9% de los especialistas consultados informó de que la actividad clínica se redujo en el pico de la pandemia, mientras que el 64,2% citó que una de sus principales preocupaciones era el tratamiento insuficiente, y que el 37% esperaba ver reducciones significativas en los ensayos clínicos este año.
Al mirar hacia el medio y largo plazo, Jerusalem manifestó su preocupación por “el riesgo derivado de los diagnósticos tardíos del cáncer. En nuestros hospitales, vemos menos nuevos diagnósticos, y existe el riesgo de que más adelante tengamos a más pacientes con la enfermedad en estadio avanzado”.
Entre las adaptaciones al tratamiento durante la pandemia, el oncólogo destacó una reducción en el empleo de la inmunoterapia en el 11,1% de los centros, y de los corticosteroides, en un 21,9%. Preguntado por las posibles razones en la disminución del empleo de los corticosteorides –fármacos que en estudios recientes se han revelado como útiles en los pacientes con covid-19 grave-, Jerusalem explicó que podría deberse a la actividad inmunosupresora o al riesgo de infección que se asocia al uso de estos fármacos.
Según lo destacado en la rueda de prensa, en el tratamiento específico del cáncer de mama, se vio afectado la administración de everolimus en el 18% de los centros, seguida de los inhibidores de CDK4/6, en el 8,9% y de la terapia endocrina, en el 2,2%.
Telemedicina
El investigador también refirió que en el pico de la pandemia, las consultas por vía telemática se realizaron en el 94,5% para los seguimientos; en el 92,7% de la terapia oral; en el 57,8% para la inmunoterapia, y en el 55% para la quimioterapia. Este auge de la telemedicina si se percibe entre el 82% de los participantes como una fórmula que seguirán utilizando.
Otro trabajo sobre el impacto de la covid-19 en el cáncer, cuyas líneas generales expuso en la rueda de prensa Abdul Rahman Jazieh, director del Departamento de Oncología de la Ciudad Médica King Abdulaziz, en Riad (Arabia Saudita), indica que de los 356 centros de cáncer de 54 países encuestados, el 55% redujo los servicios de forma preventiva, mientras que el 20% tuvo que hacerlo abrumado por la situación, y el 19% por la escasez de equipos de protección (EPI).
El 46% de los centros informaron que uno de cada diez pacientes se perdió al menos un ciclo de tratamiento, y algunos estimaron que hasta el 80% de los pacientes estaban expuestos a algún daño.
Impacto en los profesionales
Junto a los pacientes, los profesionales sanitarios han sido también grandes damnificados en esta crisis global. La encuesta sobre bienestar más amplia realizada a los profesionales oncológicos (1.520 participantes de 101 países), llevada a cabo por el Grupo de Trabajo de Resiliencia de la ESMO, reveló que un 38% de los profesionales experimentaron sentimientos de agotamiento y el 25% estaban en riesgo de angustia, mientras que el 66% afirmaron que no podían realizar sus funciones tan bien como podían antes de la pandemia.
La investigadora principal, Susana Banerjee, oncóloga en el londinense The Royal Marsden, resaltó que “el impacto de la covid-19 en el bienestar potencialmente tiene graves consecuencias negativas en el trabajo, la vida en el hogar y la atención al paciente”.
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