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jueves, 10 de septiembre de 2020

Persiguiendo al SARS-CoV-2 en Horcajo de los Montes

Medicina Preventiva y Salud Pública
Josezarate
Jue, 10/09/2020 - 10:22
Un rastreo en hogares y superficies del pueblo encuentra ARN viral dos meses y medio después del primer caso
Christian Gortázar, en su laboratorio.
Christian Gortázar, catedrático de Sanidad Animal de la Universidad de Castilla-La Mancha.

Con 883 habitantes, Horcajo de los Montes dista unos 80 km de la capital de provincia, Ciudad Real, y como la mayoría de los pueblos de la España rural, su población ha menguado un 10% en la última década y ha envejecido, con un 59% de sus lugareños mayores de 65 años. Su estrecha relación con Madrid, a 180 km de distancia, quizá contribuyera a que el primer caso de covid-19 registrado por Francisco J. Rodríguez del Río, el médico local, se detectara el 3 de marzo, doce días antes de que se impusiera el confinamiento nacional. Para el 16 de mayo, el número acumulado de casos sintomáticos era de 53 (el 6% de la población), de los que 22 habían sido confirmados por RT-PCR. El último caso activo se resolvió el 5 de junio, aunque en las últimas semanas se ha registrado alguno más.

Como en el resto del país, el ayuntamiento de la localidad estableció estrictas medidas de encierro, higiene y desinfección con hipoclorito de los espacios más susceptibles: de una a tres veces por semana en los exteriores del centro médico, farmacia, gasolinera y supermercado. Y como en tantos otros sitios, los vecinos organizaron espontánea y solidariamente la asistencia de los aislados y necesitados: entrega de alimentos y medicamentos, tareas de limpieza y asistencia para evitar movimientos innecesarios.

En ese escenario, Rodríguez del Río, Isabel G. Fernández de Mera, del Grupo de Investigación en Sanidad y Biotecnología (SaBio) del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC–CSIC), y Christian Gortázar, catedrático de Sanidad Animal de la Universidad de Castilla-La Mancha, tuvieron la iniciativa, respaldados por las autoridades del pueblo, de analizar la diseminación y pervivencia del SARS-CoV-2 en lugares y superficies sospechosos de contactos con contagiados, intentando responder a uno de los enigmas de la pandemia: ¿sobrevive en las superficies donde cae desde las manos o las toses de los contagiados?, ¿cuánto tiempo permanece ahí?, ¿sigue siendo contagioso?

Aplicaron para ello una técnica que Gortázar había ensayado en ganado vacuno, en Navarra, para detectar el complejo tuberculosis en el lomo de las vacas, “indicador de positividad de la vaca y del rebaño”, explica a DM. “Como aquello funcionó bien, pensé que se podía trasladar al coronavirus”. La técnica se basa en el uso de esponjas prehidratadas con 15 ml de un tensioactivo isotónico e impregnadas con un líquido que inactiva el virus al tiempo que preserva su material genético (ARN). “Es un método cómodo, seguro y rápido; no te expones a grandes riesgos”.

Dos muestreos

El 13 de mayo “tomamos muestras de varias superficies y ropa en diez hogares (dos con casos activos confirmados por PCR; seis con casos confirmados por PCR y recuperados; dos con casos recuperados no probados por PCR); también analizamos seis establecimientos de servicio público y las aguas residuales del sistema de alcantarillado. El muestreo de ARN ambiental se repitió el 5 de junio, volviendo a visitar nueve de los lugares anteriores (cuatro hogares y cinco zonas de servicio público) y agregando seis nuevos: tres hogares y tres instalaciones públicas”.

En cada lugar visitado se frotaron suavemente de una a cuatro esponjas sobre las superficies seleccionadas. Los lugares de muestreo en los hogares siempre incluían los tubos de pasta de dientes, manijas del refrigerador y del horno, y el picaporte de la puerta principal. En las áreas de servicio público se recogían muestras de superficies como teclados, mesas, sillas, refrigeradores y manijas de puertas de entrada.

Según acaban de publicar en Transboundary and Emerging Diseases, en el primer muestreo (13 de mayo) “detectamos ARN del SARS-CoV-2 en la ropa de los hogares con casos activos conocidos y en una superficie de uno de los seis hogares con casos recuperados más antiguos”. También se detectó ARN del SARS-CoV-2 en superficies de dos de las seis zonas de servicio público: la gasolinera y la farmacia; no se detectó ARN viral en ninguna de las muestras de aguas residuales.

En el segundo muestreo (5 de junio) detectaron ARN viral en la ropa de uno de los siete hogares con los recuperados más antiguos y en otra zona de servicio público. En resumen, 7 (12,28%) de las 57 muestras y 6 (26%) de los lugares analizados dieron positivo para el ARN del SARS-CoV-2 en al menos dos de las tres reacciones de RT-PCR realizadas y todas las muestras fueron positivas para las PCR RdRP-IP4 y RdRP-IP2 específicas de SARS-CoV-2 dirigidas a la ARN polimerasa dependiente del ARN viral.

Aunque los registros médicos señalan que había pocos casos activos en el momento del muestreo (posiblemente solo tres durante el primer muestreo y ninguno en el segundo), el análisis del ARN ambiental indica que no solo estaba presente en los hogares de casos activos, sino en otros con casos recuperados y en tres sitios públicos. Es decir, el virus circulaba 2,5 meses después de que se registrara el primer caso en la localidad.

Sin efecto citopático

Los autores, que han contado con la colaboración de miembros del Centro de Vigilancia Sanitaria Veterinaria (Visavet) de la Universidad Complutense de Madrid y del Instituto de Salud Carlos III, añaden que “los experimentos de laboratorio con muestras enriquecidas han demostrado que el SARS-CoV-2 puede permanecer estable en un entorno favorable. Sin embargo, estudios de campo recientes que informan sobre la detección de ARN del SARS-CoV-2 a partir de muestras ambientales y el intento de aislamiento del virus no han logrado inducir un efecto citopático, o encontraron solo señales débiles para una replicación competente del virus”.

Christian Gortázar está casi seguro de que esos restos víricos en superficies no son infecciosos. “Nuestro trabajo confirma por un lado la prolongada circulación del virus y es útil para orientar las tareas de desinfección, pero los contagios se transmiten sobre todo entre personas y en lugares cerrados y mal ventilados; ya se ha documentado en otros estudios que aguanta algunas horas en el aire y que factores ambientales como el calor y la humedad no le han desactivado tanto como se pensaba”.

La posibilidad de que el virus siga circulando meses después, aunque con poca capacidad infecciosa, debe animar a continuar con las labores de desinfección en lugares críticos. “Gracias a la frecuente desinfección del centro médico de Horcajo, las muestras que sacamos de ahí dieron negativo, a pesar de ser un lugar de alto riesgo”. Esa vigilancia ambiental del SARS-CoV-2, especialmente en entornos potencialmente contaminados, como centros comerciales, escuelas, residencias u hogares de personas contagiadas, ayudará a comprender mejor la diseminación de este y de otros virus y su persistencia.

Un equipo multidisciplinar ha aplicado una técnica novedosa en un pueblo de Ciudad Real para comprobar la supervivencia del coronavirus. Off José R. Zárate Microbiología y Enfermedades Infecciosas Off

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