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viernes, 20 de noviembre de 2020

El cannabidiol se abre paso en la terapia no farmacológica del dolor

Autocuidado
manuelbustelo
Sáb, 21/11/2020 - 07:00
Ejercicio físico
Existen múltiples estudios sobre el efecto del cannabidiol en el tratamiento del dolor.
Existen múltiples estudios sobre el efecto del cannabidiol en el tratamiento del dolor.

No cabe duda alguna de que la práctica deportiva regular tiene múltiples efectos beneficiosos sobre el organismo. Así, ayuda a aumentar la oxigenación de los tejidos, disminuye la tensión arterial, libera energía, mejora la circulación sanguínea o previene la obesidad, entre otras muchas cuestiones. 

Pero no menos evidente es que una práctica deportiva sin control también puede aumentar el riesgo de sufrir lesiones. La preparación física inadecuada o la sobrexigencia por parte del deportista puede acabar generando lesiones dolorosas. Esto también puede suceder a los deportistas más experimentados.  

Para combatir el dolor producido por la práctica deportiva, en la actualidad se emplean multitud de geles analgésicos y antinflamatorios clásicos, que contienen principios activos, como el diclofenaco, el ibuprofeno, el etofenamato, los salicilatos o el piketoprofeno. “Estos productos son medicamentos de acción tópica que dan buenos resultados y proporcionan un alivio local y sintomático en la zona afectada”, explica Marta Alcalde, vocal de Dermofarmacia y Productos Sanitarios del Colegio de Farmacéuticos de Barcelona, quien  añade que estos productos son muy conocidos por el público general y la elección suele realizarla el propio paciente en función de su experiencia. No obstante, defiende que el consejo farmacéutico “es indispensable para saber cuál es más adecuado según el tipo de lesión, cómo aplicarlo y qué otras medidas se pueden tomar de forma complementaria para favorecer una pronta recuperación”. 

En los últimos años se están produciendo también algunos avances con la incorporación de nuevos activos. “El  más actual para el dolor es el cannabidiol. Pero también se están utilizando otros que producen calor y vasodilatación, para, de esta manera, activar la microcirculación y hacer que su efecto sea más rápido”, comenta Mónica De Orue, vocal de Dermofarmacia del Colegio de Farmacéuticos de Guipúzcoa. 

Sobre el cannabidiol existen múltiples estudios sobre su efecto en el tratamiento del dolor, para analizar su valor terapéutico en diversas enfermedades, entre ellas las inflamatorias. “Aunque no existe ningún medicamento que lo contenga como principio activo, sí que está apareciendo en algunos preparados cosméticos. Ya existen en el mercado cremas que, además de los extractos naturales, como la caléndula, el árnica, el hipérico o el harpagofito, contienen también aceite de semilla de cáñamo con cannabidiol”, confirma Alcalde. La experta detalla que este activo actuaría sobre el sistema endocannabinoide inhibiendo la percepción del dolor y también disminuyendo la inflamación. 

Aparte de esta investigación sobre el cannabidiol, entre los productos de tratamiento farmacológico no hay grandes novedades en cuanto a activos nuevos. “Las mejoras que se han hecho en los últimos años van más relacionadas con nuevas formas farmacéuticas que facilitan su aplicación. Así, encontramos cremas, geles o espráis y, en algunas marcas, incluso aplicadores que facilitan su uso”, continúa la portavoz del COF de Barcelona. 

En este sentido, las cremas son apropiadas para zonas extensas cuando sea necesario aplicar un masaje, ya que la textura más untuosa favorece su administración. “Los geles se suelen aplicar en zonas más localizadas, no necesitan masaje y su absorción es más rápida”, afirma Alcalde. 

Respecto al espray, es útil cuando se trata de dolores agudos en zonas de difícil acceso y no ensucian las manos ni la ropa porque se absorben rápidamente, siendo también recomendables para usar en áreas corporales pilosas. Alcalde señala que en este tipo de productos “las pulverizaciones se han de realizar a una distancia de unos 20 centímetros sobre la piel intacta durante unos pocos segundos”. 

Auge en los productos de origen natural 

Más allá de estos medicamentos, la población se decanta cada vez más por las cremas y geles con activos naturales con conocidos efectos analgésicos, antinflamatorios  y cicatrizantes, como, por ejemplo, la caléndula, el árnica, el hipérico, el harpagofito o la melaleuca. Normalmente estos geles suelen contener combinaciones de varios extractos de plantas y, a veces, van acompañados de activos venotónicos, como la escina, o que aporten frescor, como el mentol. Estos preparados son útiles cuando hay dolor, pero también como preventivos, ya que aplicados durante el calentamiento ayudan a preparar la musculatura. 

No solo están en auge sino que los laboratorios han puesto su I+D en esta categoría, dando lugar a productos nuevos. “Pese a ello, los activos que se utilizan son prácticamente los mismos y las diferencias están más en las concentraciones y en las diferentes combinaciones que se puedan hacer”, reconoce la vocal de Barcelona.

La tendencia es a utilizar este tipo de productos de una forma preventiva o para tratar dolores leves. “En el caso de que el dolor sea más intenso, normalmente se recurre a medicamentos con principios activos más potentes”, constata Alcalde, quien insiste en cómo algunos de estos productos se complementan con extractos de mentol, alcanfor o vainilla, que producen frescor y facilitan la recuperación muscular. 

En cualquier caso, tanto los productos farmacológicos como los de origen natural no pueden emplearse como una forma permanente de superar las molestias. “Se recomienda que si el dolor persiste o empeora después de siete días de tratamiento, es necesario consultar con un médico”, apunta De Orue. De hecho, alerta de que el abuso de estos productos o su uso inadecuado puede tener consecuencias para la salud. “Se puede producir eritema, sequedad de la piel, urticaria e incluso dermatitis de contacto. Por tanto, si se tiene una piel sensible esto debe tenerse en cuenta, así como no aplicar en zonas donde hay heridas y saber que, además, suelen ser productos generalmente fotosensibles. También es importante saber que pueden ser incompatibles con tratamientos con warfarina, por lo que se aconseja no mezclar cremas analgésicas diferentes entre sí”.  

Similares recomendaciones aporta Alcalde: “Estas cremas se pueden usar siempre, excepto sobre las heridas abiertas, cuando haya alergia a algún componente o cuando haya hemorragias, problemas circulatorios o varices”. 

Cuidado con el dopaje 

El hecho de que estos productos sean de aplicación tópica hace que su efecto sea local y, prácticamente, no haya absorción a nivel sistémico, siendo, por lo tanto, seguras para los deportistas profesionales, que no deberían temer que se produjera un resultado positivo en el caso de que se les sometan a un control de dopaje. Esto se aplica también para los nuevos productos que emplean derivados del cannabis. “El uso de cannabidiol en este tipo de geles y cremas no supone ningún riesgo, porque desde el año 2018 está excluido de las sustancias prohibidas por la Agencia Mundial Antidopaje, que se encarga de promover, coordinar y monitorizar la lucha contra el dopaje en el deporte a nivel internacional”, recuerda Alcalde. 

Sin embargo, De Orue hace una advertencia a este respecto: “Aunque es cierto que las cremas con cannabidiol no dan positivo en dopaje, hay que tener en cuenta que algunos productos extraídos de plantas de cannabis pueden contener también tetrahidrocannabinol o THC, que sí que podría derivar en un positivo”. Por tanto, considera muy importante, antes de aplicar cualquiera de estos nuevos productos, leer con detenimiento el prospecto para asegurarse de que sólo emplean cannabidiol. 

Más vale prevenir 

No todas las cremas que emplean los deportistas son para cuando se produce una lesión. También existen cada vez más productos destinados a evitar que estas lesiones puedan producirse. “Podemos encontrar cremas con efecto calor, que producen vasodilatación, aumento del flujo sanguíneo y con ello aceleran el metabolismo celular y la elasticidad de los tejidos”, explica Alcalde. Por su parte, la vocal del COF de Guipúzcoa añade que “el uso de estas cremas que dan calor, al aumentar el flujo sanguíneo, producen un efecto sedante, de forma que preparan el cuerpo para el ejercicio”.  

Y si las cremas de calor ayudan a preparar el cuerpo antes del ejercicio, igualmente existen productos para después. “Existen cremas con efecto frío que producen una disminución de la temperatura en la zona de aplicación, lo que ayuda a disminuir el dolor y la inflamación por la vasoconstricción que producen. Por todo esto se trata de productos que están más indicados principalmente para después de realizar competición, ya que ayuda a la musculatura a volver a la calma y aliviar el dolor”, apunta Alcalde. 

El dolor, incómodo compañero

El dolor es un sofisticado sistema defensivo de la mayoría de las especies animales. Su objetivo es doble: por un lado, sirve para que el individuo se aparte del daño y, por otro, para alertar al organismo de que algo no acaba de funcionar como debería. 

Sin embargo, existen situaciones en las que el dolor deja de ser útil y ocasiona sufrimiento, se vuelve un estorbo o, incluso, llega a ser un suplicio para quien lo padece, sobre todo cuando se prolonga en el tiempo hasta volverse crónico

No es de extrañar, por tanto, que desde muy antiguo ya el hombre se haya esforzado en combatir al dolor. El uso de plantas medicinales, ritos mágicos y hechizos se entremezclaba para intentar paliar en la medida de lo posible las consecuencias del dolor. El primer uso de la adormidera u opio se recoge en la civilización sumeria, en el año 4.000 a.C. El propio Hipócrates describe el uso de la corteza del sauce blanco, precursor del ácido acetilsalicílico, y lo recomendaba para aliviar dolencias de parto. 

Son los grandes avances del siglo XVIII en las ciencias paramédicas, como Anatomía, Física o Química, los que permiten comenzar con un tratamiento empírico de la anestesia. Primero con los avances de la química moderna y el desarrollo en el campo de los gases, descubriéndose, así, el oxido nitroso. Ya en el siglo XIX empezaron a utilizarse otros compuestos, como el alcohol, el éter o el opio, siendo los dentistas los precursores, la mayor parte de las veces, en estas investigaciones. 

Hoy en día se conocen cada vez mejor cuáles son los mecanismos que subyacen en el dolor. Entenderlos ayuda a desarrollar productos cada vez más eficaces y con menos efectos secundarios. El deporte, sobre todo el profesional de alto nivel, y su explosión en los últimos años ha supuesto un importante acicate para el desarrollo de nuevos productos, que ayuden a superar el dolor, muchas veces un factor limitante para el óptimo rendimiento. 

Existen productos (que no son fármacos) con nuevos activos, como el cannabidiol, que podrían ser útiles para aliviar las molestias asociadas a la práctica deportiva. Off Miguel Ramudo Autocuidado Profesión Profesión Off

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