"Responsabilidad" es la palabra que más repiten. Responsabilidad y compromiso. Cuando a finales de 2019 un virus desconocido irrumpió en nuestras vidas para ponerlo todo patas arriba, sintieron que debían dar un paso adelante, arrojar luz en una situación llena de incertidumbres en la que los bulos no dejaban de crecer. Junto a otros investigadores, fueron "la voz de la ciencia" en una crisis que nunca antes habíamos vivido, la cara visible de lo que se estaba haciendo en los laboratorios. Nos ayudaron a entender lo que estaba pasando, aportaron conocimiento y serenidad y fueron clave para que la sociedad española entendiera conceptos técnicos como inmunidad de rebaño, incidencia acumulada o tecnología de ARN mensajero.
Por esta labor, el inmunólogo Alfredo Corell, el virólogo José Antonio López Guerrero, el microbiólogo Ignacio López-Goñi, el experto en Salud Pública Antoni Trilla y la viróloga Margarita del Val acaban de recibir el Premio CSIC-Fundación BBVA de Comunicación Científica. "Frente a la desinformación, los bulos y la manipulación", destacó el jurado, "los cinco investigadores galardonados han atendido de manera incansable la demanda social de información científica fiable tanto sobre la naturaleza del coronavirus y sus modos de transmisión, como de las medidas preventivas necesarias para evitar su expansión, los posibles tratamientos y vacunas". A pocas horas de recibir el galardón, los científicos charlan sobre lo vivido en los más de 600 días de pandemia y también sobre lo que traerá el futuro.
"Ahora mismo, en España estamos en una situación muy favorable para dirigirse a la normalidad, para superar la pandemia", señala Margarita del Val. Y todos coinciden con la afirmación. Tras las mascarillas, se aprecia la satisfacción que sienten al ver más cerca el fin de una crisis que ha causado tanto daño.
Lo que pase este invierno será clave, pero los indicadores -como las altas tasas de vacunación, que ahora mismo se sitúan en un 88,9% de la población diana- señalan que el control funcional de la pandemia en nuestro país está más cerca.
"Ahora mismo estoy pensando qué va a ocurrir con el Black Friday, con las compras navideñas, porque eso el año pasado provocó una subida de casos. Y también con las comidas navideñas, a ver si hay un poco de control. Porque una vez que están vacunadas muchas personas piensan que no va a pasar nada. Pero es que las vacunas no son infalibles. Y un 5% de los vacunados pueden enfermar de forma grave. Estaríamos hablando de mucha gente. Entonces con eso hay que tener cuidado. Pero en general soy optimista, tenemos que entrar al invierno con cautela, pero creo que la situación ya está siendo completamente distinta", continúa Del Val.
Corell coincide con su punto de vista: "Creo que este invierno la covid ya va a ser más suave que una gripe fuerte en España", subraya. Otra cosa es lo que pase en el resto del mundo. El planeta sólo podrá volver a la normalidad cuando la estretegia de vacunación global deje de ser "egoista" y se vacune a los países más vulnerables, recuerda.
"España es uno de los países con una tasa de vacunación más alta. Y eso es lo que nos está parando la pandemia", apunta, por su parte, Ignacio López-Goñi. Y añade: "Me gusta pensar que en parte gracias a la labor de muchos científicos y medios de comunicación, España es uno de los países del mundo con menos oposición a las vacunas y esas tasas tan altas de vacunación".
El esfuerzo que muchos hicieron para resolver dudas y explicar a la sociedad los avances científicos y el devenir de la pandemia ha sido clave, subrayan todos.
No fue fácil, sobre todo en los momentos en los que las certezas eran pocas, había un constante alud de información y crecían el miedo y las fake news.
"Creo que en esto coincidiremos todos. Hubo un momento en la pandemia en la que la avalancha de bulos y falsedades era tal, que pensé 'tengo que salir, porque si no, las voces que se van a escuchar son las de quienes están diciendo barbaridades'. Creo que eso nos ha movido", apunta Ignacio López-Goñi. Los demás asienten de nuevo. Han sentido la misma responsabilidad, el mismo compromiso.
"Me tomo la divulgación como una parte de mi trabajo. Creo que es importante explicar las cosas lo antes posible, no ir a remolque, desmintiendo lo que dicen otros", coincide Antoni Trilla.
"Mi salto a los medios en la pandemia ocurrió porque una explicación que yo había hecho a un grupo de científicos en una lista de Whatsapp se hizo viral. Era una explicación prolija, apoyada en muchos datos y citas, dirigida a los científicos, pero cuando llegó al gran público mucha gente me dijo que le había tranquilizado mucho. En aquella explicación, del 9 de marzo, yo señalaba que si no lo parábamos, íbamos a tener 150 veces más pacientes de los que tenemos cuando se satura la Sanidad pública, en la temporada de gripe. Eran claramente malas noticias. Pero ahí comprendí que hasta las malas noticias, si te ayudan a entender lo que está pasando, te tranquilizan. Entender tranquiliza. Por eso decidí seguir comunicando", señala Margarita del Val, que ya tenía experiencia como divulgadora y, entre otras actividades, había organizado el ciclo Ciencia con chocolate.
Con mucha experiencia anterior en los medios, también José Antonio López Guerrero tuvo claro desde los inicios de la pandemia que era necesario que los científicos dieran la cara para hacer frente a conspiranoicos y negacionistas. Su discurso, asegura, no pretende convencer a los extremistas, pero sí llegar a quienes dudan y tienen miedo.
"No hay nada que hacer con los que ya eran negacionistas antes de la pandemia. Con quienes han puesto en peligro el programa de control del sarampión en Europa o hacen que en California haya menos vacunados por debajo de los 10 años que en Sudán del Sur. No pretendo ofender a nadie, pero hay un proverbio ruso que dice 'no trates de enseñar a cantar a un cerdo. Perderás tu tiempo y fastidiarás al cerdo'. No tienes mucho que hacer ante quien solo está dispuesto a escuchar aquello que va a reforzar su opinión previa. En España, negacionistas ideológicos tenemos muy pocos, pero sí hay gente que duda porque ha recibido información enfrentada. Ese es un grupo que todavía tiene salvación y es ahí donde hay que dirigirse", indica José Antonio López Guerrero.
El problema, continúa, es que a menudo lo que se le pide al científico es que responda ante afirmaciones infundadas, que desmonte una falacia que se ha hecho viral. "A toda esa gente que sale diciendo cosas sin ningún rigor científico tendríamos que exigirles que demostraran las afirmaciones que hacen, y no al revés, no pongamos todo el peso en desmentir".
"Deshacer un nudo es mucho más complicado que hacerlo", apuntala, en la misma línea, López-Goñi.
Ni Del Val, ni Corell, ni Trilla, ni López Guerrero o López-Goñi empezaron a divulgar a raíz de la pandemia de covid-19. Algunos, como López Guerrero, llevan más de 30 años intentando trasladar los avances científicos a la sociedad y han vivido la época en la que dedicarse a la divulgación parecía incluso restar puntos a un científico serio. "En mi despacho tengo enmarcada la respuesta de un evaluador a un proyecto que pedí. Decía: 'El IP del proyecto es un conocido divulgador científico de este país. Eso ha debido de ir en detrimento de su calidad como investigador. Por lo tanto, le deniego el proyecto".
Los cinco científicos coinciden en que divulgar, trasladar a la sociedad los avances científicos es una necesidad, una manera de alcanzar sociedades más informadas y libres, que puedan tomar decisiones de forma fundada.
"La búsqueda de conocimiento, aun siendo un fin en sí mismo, sólo adquiere sentido cuando se hace público y es útil a la sociedad", destacó en ese sentido durante su intervención en la entrega de los premios Rosa Menéndez, presidenta del CSIC, quien añadió que "la Ciencia es hoy, más que nunca, imprescindible para afrontar los retos globales que se presentan en nuestra sociedad".
Llegar al gran público
A los científicos premiados les ha ayudado especialmente en su labor como divulgadores, que todos ellos han compaginado con sus tareas habituales, su experiencia como profesores. Tener que responder cada día a las cuestiones de los alumnos, pensar nuevas formas de hacer entender conceptos complicados, aseguran, te da herramientas para dirigirte después al conjunto de la sociedad. Además de en sus blogs y redes sociales, a todos les hemos visto en prime time, dando explicaciones en el telediario de mediodía o en la portada de los principales diarios.
Aunque no hay una receta universal para llevar al ciudadano contenidos de ciencia sí que hay algunas claves que pueden ayudar, coinciden en señalar los investigadores. En primer lugar, hay que ser honesto y decir "no lo sé" cuando hace falta, subrayan varios durante sus intervenciones en la charla grupal. También hay que usar un lenguaje claro, que huya de tecnicismos innecesarios. Y es fundamental hacer atractivo el mensaje, que se entienda con facilidad. Sin perder calidad ni rigor, hay que conseguir que la información cale.
Alfredo Corell lo comprobó en la tercera aparición que hacía en televisión para aclarar conceptos relacionados con la pandemia. En aquella ocasión, le habían pedido al inmunólogo que explicara qué era un anticuerpo neutralizante. Y cuando quedaban apenas unos minutos para la conexión, Corell decidió que tenía que encontrar un ejemplo muy visual para hacerse entender: "Estaba ya preparado en el Skype, miré alrededor y cogí una botella, que hizo de célula, un minion que hizo las funciones de virus. Y una pinza de tender para explicar el bloqueo del anticuerpo neutralizante. La metáfora funcionó y entusiasmó. Hasta entonces, mis apariciones en televisión no me habían dejado satisfecho. Entendí que aquel era el camino", rememora.
Lo que llegó después fue un auténtico tsunami. "Hubo días de más de 20 intervenciones en medios", señala el inmunólogo, todavía sorprendido. Todos tienen la misma sensación. Se sintieron abrumados, en medio de un río vertiginoso que reclamaba su atención. Pese a que la mayoría estuvieron al pie del cañón en crisis anteriores, como la del Ébola o la llamada gripe A, nunca antes habían vivido una situación similar. López-Goñi pone un ejemplo del alcance de aquella ola:Un artículo que escribió para The Conversation sobre lo que sabíamos a ciencia cierta del coronavirus en el mes de marzo de 2020 alcanzó en poco tiempo los 21 millones de visitas. Se leyó en castellano, en francés, en inglés... "Aquello fue un antes y un después. Me obligó a estar al día, a seguir estudiando a una velocidad que ha sido realmente agobiante». Todos vuelven a asentir de nuevo. «En este momento puede haber más de 190.000 artículos sobre SARS-CoV-2, más de lo que se ha publicado históricamente sobre malaria".
En ese sentido, uno de los retos a los que estos científicos se han enfrentado es al de hacer entender cómo funciona la ciencia. "La ciencia necesita tiempo. Confirmar los experimentos, lo que supone que a veces se den dos pasos para adelante y luego uno para atrás. En los miles de papers que se han publicado hay cosas que están mal, hay errores, pero también estará la solución. Es la ciencia la que nos está sacando de esto", apunta López-Goñi, quien lamenta que la bronca política haya sido una constante durante la crisis. "Que en una situación tan grave los políticos hayan sido incapaces de ponerse de acuerdo me exaspera. Si en una situación como esta, con más de 100.000 muertos por covid y enfermedades asociadas, con lo que ha supuesto para la economía, para la sociedad, no han podido ponerse de acuerdo, ¿cuándo lo harán? Para mí, la política ha sido la gran decepción de esta pandemia".
Se pronuncia en el mismo sentido Antoni Trilla. "Esto es una emergencia. Se puede discutir lo que haga falta en una reunión, pero al salir hay que tomar una actitud y respaldarla. Y eso se ha echado a faltar. No sólo ha habido desacuerdo, es que han volado las bofetadas. Eso no puede ser. Independientemente del color político que tengas, esa bronca constante no tiene cabida".
Ahora que lo peor de la pandemia ha pasado, los científicos también reclaman a las autoridades una evaluación independiente de la gestión, un análisis externo de las cosas que se han hecho a lo largo de estos casi dos años viviendo con la covid-19 desde las distintas administraciones públicas.
El objetivo no es buscar culpables, sino ver qué hay que cambiar, qué podemos reforzar, cómo debemos actuar la próxima vez. "No entiendo por qué esto no se está haciendo ya", señala Margarita del Val, una de las voces que ya en agosto de 2020 reclamó en una carta publicada en The Lancet una auditoría "externa e imparcial" de la gestión de la pandemia. 20 expertos de primer nivel firmaban aquella misiva.
Tenemos que estar mejor preparados, porque la pregunta, recuerda Trilla, "no es si habrá una próxima pandemia, sino cuándo llegará. Y tenemos que saber cómo actuar".
Cambios necesarios
Pensando en que en el futuro tengamos que enfrentarnos a nuevos virus pandémicos, no sólo hay que mejorar el marco normativo para poder tomar decisiones ágiles, señalan los científicos. También hay que reforzar la vigilancia epidemiológica y conectar mejor la salud humana con la animal y la del planeta. "El concepto one health [una salud] debe ser una realidad y no quedarse solo en buenas palabras", reclama Trilla.
En este punto, López Guerrero se muestra pesimista. Técnicamente la ciencia avanza, pero algunos de los factores decisivos para próximas pandemias son cuestiones relacionadas con el cambio climático, la deforestación o la convivencia y comercio con animales salvajes, sobre los que no se está actuando realmente, explica. "Todos estamos viendo lo que está sucediendo con la Cumbre del Clima de Glasgow (COP26). Tampoco se actúa sobre la venta de animales salvajes con fines gastronómicos. Ni sobre la mal llamada medicina natural china, que está detrás de la extinción y tráfico ilegal de muchas especies con fines pseudocientíficos. O de la invasión de muchos territorios y la entrada por tanto en contacto con muchos patógenos que viven en equilibrio en sus reservorios. Todos ellos son factores claves para la aparición de próximas pandemias y no se está actuando sobre ellos", remarca López Guerrero, quien recuerda que en apenas 20 años varios nuevos coronavirus, como dos tipos de SARS y el MERS han sido capaces de dar el salto a los humanos.
"Si no hacemos cambios decisivos, vamos a obtener los mismos resultados", remarca.
La vigilancia global y la conexión entre lo que pasa en el mundo animal y el humano no sólo son fundamentales para prepararse ante posibles futuras pandemias, sino también para el propio avance de la que vivimos, introduce Margarita del Val. "Creo que la única vía que tiene potencial de crear una nueva pandemia con este virus, con el SARS-CoV-2, es que el patógeno pase a un animal y, modificado, vuelva a los humanos. Ahí sí puede haber un salto importante que se debe vigilar", señala Del Val. Los saltos entre especies del virus preocupan especialmente porque implican mutaciones significativas en el virus, que debe experimentar cambios mucho más profundos para adaptarse a una nueva especie.
Los científicos también reclaman que el buen momento que vive la comunicación y la cultura científica no se pierdan, no sean una flor de un día que se marchite con el fin la pandemia. "La sociedad lo necesita y lo demanda", reclama Corell. Y añade: "Yo creo que una de las cosas que han quedado de manifiesto durante la pandemia es que falta asesoría científica a todos los poderes del Estado. Tanto al Gobierno, como al Parlamento o al poder judicial, que ha hecho locuras tales como meter pseudoterapias en una UCI en plena pandemia o echar para atrás medidas de Salud Pública. Y, por supuesto, también les falta asesoría científica a muchos medios de comunicación, que son el cuarto poder", señala. "Necesitamos más ciencia. No podemos dejar pasar esta oportunidad", concluyen.
via Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/3owTy4O
No hay comentarios:
Publicar un comentario