La ONG Farmacéuticos Sin Fronteras España (FSFE) está de enhorabuena: Proyecto Boticarios, su programa de voluntariado internacional, cumple diez años. Se trata de una iniciativa, financiada por Cinfa, que aúna formación especializada en labor humanitaria e intervenciones de cooperación sobre el terreno. Hasta la fecha, se ha formado a un total de 331 farmacéuticos, de los que 117 han participado en 59 intervenciones in situ en diferentes proyectos.
"Proyecto Boticarios es nuestro proyecto más importante y me atrevería a decir que el más importante en cooperación farmacéutica a nivel europeo. Estamos muy satisfechos de lo conseguido en estos diez años, ya que además de aportar una formación específica en el ámbito humanitario permite resaltar el rol asistencial del farmacéutico en situaciones sanitarias complejas, trabajando en la promoción, prevención y protección de la salud de los más desfavorecidos. Es una iniciativa que ha puesto en valor nuestro papel y que ha demostrado cómo ese valor se traduce en resultados en salud", explica a este periódico Ángel Huélamo, director de FSFE y coordinador del proyecto.
Sobre sus inicios, que se remontan a 2012, Huélamo, señala que esta iniciativa fue uno de los retos que se marcaron en FSFE después de la puesta en marcha del Banco de Medicamentos. "Viendo lo que habíamos hecho en torno a los medicamentos, nos preguntamos: ¿por qué no hacemos lo mismo con los farmacéuticos y potenciamos nuestra capacidades en el ámbito de la cooperación? Por aquel entonces, los farmacéuticos, como profesionales, no teníamos mucha presencia en acciones humanitarias y consideramos que era algo que debíamos impulsar", afirma el coordinador del proyecto, que además fue uno de los padres de la idea.
Ahora, y tras diez años de recorrido, Proyecto Boticarios ha permitido trabajar sobre el terreno en 21 países en proyectos ligados a la creación de redes de asistencia farmacéutica, acceso a los medicamentos, gestión del agua, saneamiento ambiental, nutrición y educación sanitaria, entre otros. En todos estos proyectos se ha contado con la colaboración de 35 entidades locales.
¿Cuál es su estructura?
Cada edición anual de Proyecto Boticarios se compone de tres fases. La primera de ellas es la formativa y se realiza a través del curso Gestión e Intervención Farmacéutica en Cooperación y Ayuda Humanitaria. Dicho curso suele realizarse entre los meses de noviembre y junio, y tiene una duración de 206 horas: 190 horas se imparten on line a través de la plataforma virtual del conocimiento CDAF 2.0 y 16 horas se imparten presencialmente durante un fin de semana de junio dentro de las Jornadas de Cooperación Farmacéutica, que se celebran en el espacio Caixaforum de Madrid. De hecho, el curso de la edición que está actualmente en marcha comenzó el pasado 2 de noviembre.
La segunda fase corresponde a la intervención en terreno, que suele tener una duración de en torno a un mes o mes y medio. En el caso de la edición de este año, los alumnos del curso, una vez finalizada su formación, podrán colaborar in situ en proyectos en los que la ONG está trabajando. Las intervenciones de los voluntarios de este programa se desarrollan en países de África, como Kenia, Camerún o Uganda; de Centroamérica, como Honduras o El Salvador; y de Sudamérica, como Ecuador o Colombia.
La tercera fase es la denominada como Red Boticaria, que busca aprovechar todo el potencial de este proyecto para realizar labores de consultoría en proyectos sanitarios de cooperación, emergencia y acción social.
La fuerza del componente humano
Uno de los pilares fundamentales de Proyecto Boticarios, tal y como explica Huélamo, es su "alto componente emocional y humano". Es más, asegura que hay situaciones que van más allá del propio proyecto y que muestran la implicación que se alcanza y lo mucho que aportan las vivencias sobre el terreno en el ámbito personal. "El trabajo de cooperación no está exento de situaciones complejas en las que vives realidades duras, pero eso es lo que, en cierta medida, aviva ese componente emocional. Buena parte de los profesionales que han intervenido en un proyecto siguen luego vinculados al mismo: algunos han montado asociaciones para seguir ayudando, otros han repetido, e incluso hay farmacéuticos cooperantes que se han ido a vivir al lugar donde han estado trabajando", explica.
En estos diez años del proyecto, una de las situaciones que más le ha afectado ha sido la generada por la pandemia de la covid-19, ya que ha impedido que, en los dos últimos años, la iniciativa pueda desarrollarse con normalidad. "Si bien en la edición del año pasado no pudo ir nadie a trabajar en terreno y queremos que vayan ahora, en esta prevemos que lo hará dentro del plazo estipulado, aunque puede que algo más tarde de lo habitual".
Mirando al futuro
Sobre qué pasos deberían darse en los próximos para seguir consolidando Proyecto Boticarios, Huélamo señala que "sería ideal poder contar con una mayor infraestructura que permitiese seguir manteniendo el vínculo con los voluntarios y poder absorberlos", de cara a continuar trabajando con ellos en el futuro. "Debemos seguir potenciando nuestro capital humano y darle mayor proyección".
A esto suma que, ya que el curso formativo se realiza de forma on line, debe ser una prioridad "hacerlo lo más interactivo posible", para así potenciar y optimizar al máximo esa formación.
Por último, asegura que ya se está estudiando "el ver cómo se podría extender Proyecto Boticarios a la acción social en España". Y añade: "Queremos que esta iniciativa no se realice solo a nivel internacional; queremos que tenga impacto dentro de nuestro país y, a través de ella, poder trabajar también aquí".
Colaboración y apoyo
Con motivo de la celebración de esta primera década de andadura, desde FSFE destacan que, a lo largo de estos diez años, Proyecto Boticarios se ha convertido en "un programa de referencia en el ámbito de la cooperación farmacéutica" al que muchas instituciones del sector se han unido y han prestado su apoyo. Entre ellas, figuran el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos; los COF de Madrid, Málaga, Cantabria, Guadalajara y Toledo; la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (Sefac), y la Fundación Asisa, así como universidades, como la Complutense de Madrid y la de Sevilla.
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