La artritis psoriásica (AP) no tiene cura, pero una detección precoz puede frenar los síntomas de esta enfermedad inflamatoria que afecta a cuatro de cada diez pacientes que sufre psoriasis, y mejorar su calidad de vida. Dado que en la mayoría de ellos debuta primero la afectación cutánea, es el dermatólogo el primero que tiene acceso a estos pacientes. Y ahí radica su importancia en la detección temprana de la enfermedad.
Se estima que el 2,3% de la población española padece psoriasis, de los que entre el 20 y el 30% de ellos desarrollará este tipo de artritis. "La artritis psoriásica se diagnostica en todo paciente que presenta síntomas de inflamación articular, ya sea de articulaciones periféricas o de columna, asociada a lesiones cutáneas de psoriasis", afirma José Andrés Román, jefe de servicio de Reumatología del Hospital La Fe, de Valencia, y profesor de esta especialidad de la Universidad Católica de Valencia.
El paciente con AP refiere "dolores articulares de carácter inflamatorio que normalmente aparecen por la noche o en reposo y que mejoran con el movimiento", explica Jesus Luelmo, director del Servicio de Dermatología del hospital de Sabadell, de Barcelona. "Suele haber dolor en la planta de los pies, en los tendones de Aquiles, en la espalda o zona lumbar", apunta Pablo de la Cueva, jefe de Servicio de Dermatología del hospital Infanta Leonor, de Madrid.
A diferencia de la artritis reumatoide, según explica Román, "la psoriásica es radial, afecta por ejemplo a todas las articulaciones de un mismo dedo dando lugar a dactilitis, es muy asimétrica, afecta a la columna, tanto a la zona lumbar, dorsal y cervical, y a las áreas interfalángicas distales".
Diagnóstico temprano
La consulta por la psoriasis es muy frecuente debido a su alta prevalencia; el diagnóstico clínico no necesita de otras pruebas complementarias. Y es en esa primera consulta cuando el dermatólogo debe comenzar a preguntar al paciente por posibles dolores articulares. "La aparición de estos dolores nos puede alertar de una posible artritis psoriásica y en ese momento derivamos al reumatólogo", comenta De la Cueva.
Luelmo añade que la mayoría de los dermatólogos que tratan psoriasis ya tienen en mente la posibilidad de que aparezca una artritis psoriásica. Dado que ésta puede aparecer en cualquier momento, antes, durante o después que la psoriasis, este tipo de preguntas deben hacerse en cada consulta, con una cadencia de entre 6 y 12 meses, sin que pase más de un año entre revisiones, en opinión del experto del Infanta Leonor.
En cualquier caso, "hay un diagnóstico tardío. Muchos pacientes que tienen psoriasis pueden tener artritis y no haber sido diagnosticados, o si aparece antes que la patología cutánea pueden tener dolor articular que no se sabe de qué es y luego se diagnostica como artritis psoriásica", añade. En este sentido, Román cree que este retraso se debe a que algunos facultativos "no relacionan el dolor de los pacientes con que puedan tener una enfermedad reumática asociada a una enfermedad que conocen, como la psoriasis, y que a veces el paciente no sabe ni que tiene". Y es que, como explica, el reumatólogo también debe buscar lesiones psoriásicas en pacientes que aún no tienen diagnóstico como tal y derivar al dermatólogo.
Cómo mejorar
El 84% de los pacientes con artritis psoriásica presenta problemas cutáneos de manera previa, por lo que la primera visita es al dermatólogo. Una de las claves desde que el paciente va al especialista es, según de la Cueva, "estructurar bien la consulta, explicar e informar al paciente de lo que podría pasarle para que, sin asustarle, consulte con nosotros si tiene dolores articulares para hacer un diagnóstico precoz. Es importante que el dermatólogo esté concienciado y que los pacientes estén informados". Luelmo añade: "Como en cualquier enfermedad tienes que informar al paciente de otras posibles afecciones que puedan aparecer. Si estoy tratando a un paciente con psoriasis con tratamiento tópico, el dermatólogo tiene que tener claro y explicarle que si tiene dolores tiene que explicar cómo es ese dolor". Román añade como clave para disminuir el tiempo diagnóstico "la formación y mucha multidisciplinariedad entre dermatología y reumatología, insistir mucho, generar sesiones conjuntas".
Una vez que se sospecha de una posible artritis psoriásica se debe derivar al reumatólogo para que confirme el diagnóstico. Este trabajo multidisciplinar culmina en las unidades conjuntas en las que ambos especialistas diagnostican y pautan el tratamiento de estos pacientes de forma pactada para mejorar ambas patologías.
Tanto el Hospital de Sabadell como el Infanta Leonor y La Fe, a los que pertenecen los especialistas consultados, cuentan con este tipo de unidades a los que derivan ambos cuando tienen dudas de la patología que normalmente no tratan. "Hay pacientes que tienen dolores articulares e inflamación articular, tienen una artritis a las que no se le ha puesto apellido, pero cuando debuta una patología cutánea, los reumatólogos envían estos pacientes al dermatólogo para que los diagnostiquemos. Si tiene un diagnóstico de psoriasis permite hacer un diagnóstico de artritis psoriásica", especifica de la Cueva.
Con esta agenda conjunta, que normalmente pasan consulta una vez al mes de forma coordinada, se consigue un mejor diagnóstico y pauta de tratamiento para mejorar tanto la afectación cutánea como articular, aunque posteriormente el seguimiento se hace desde la especialidad que predomine en el paciente. "Cuando dos disciplinas como dermatología y reumatología trabajan de la mano, el resultado siempre es positivo y mejora mucho el rendimiento diagnóstico". En este sentido también considera muy importante la implicación de la Atención Primaria. "Cuando hay un paciente con psoriasis que acude a primaria por dolor articular, el médico tiene que acordarse de que existe la AP, que tienen un pronóstico infausto si no se hace tratamiento correcto, y que debe derivar lo antes posible al reumatólogo para un correcto estudio y tratamiento".
"Los dermatólogos están haciendo una tarea fantástica", dice Román. Asegura que han aumentado los diagnósticos de AP, así como las solicitudes de estudio ante las sospechas de artritis en pacientes con psoriasis. "Tienen en cuenta la articulación, cada vez tienen una formación más sólida, y la mayoría conocen esta enfermedad", añade.
Idealmente la consulta debe ser presencial, al menos la primera, pero la pandemia ha hecho que se utilice la teleconsulta, principalmente la llamada telefónica, para hacer seguimiento en pacientes que ya están controlados y volver a preguntar por posibles dolores articulares. El confinamiento, la suspensión de consultas presenciales de atención primaria y el miedo de los pacientes a ir al médico por el coronavirus, ha hecho que disminuyan los diagnóstico de AP y que cuando llegan al reumatólogo sean casos más graves, según ha apuntado Román.
El diagnóstico precoz permite empezar antes con el tratamiento para evitar lesiones permanentes. "La artritis puede dar lugar a deformaciones, incapacidad física y lesiones estructurales irreversibles", dice de la Cueva.
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