No es fácil pronosticar cuál puede llegar a ser el impacto de la digitalización, el big data y la inteligencia artificial (IA) en el ámbito sanitario y el manejo de las enfermedades. Así lo cree Stefan Oelrich, miembro del Comité Directivo del grupo alemán Bayer y presidente de la División Farmacéutica de la multinacional, quien explica a Diario Médico que, pese a que se trata de disciplinas de uso ya extendido en todos los campos, su contribución al bienestar y la salud en particular es todavía incalculable. Recuerda que, según la Ley de Moore, aproximadamente cada dos años se duplica el número de transistores de los chips, es decir, la capacidad de los microprocesadores. “No obstante, es ya una evidencia que los conocimientos biológicos están avanzando hoy incluso más rápido que la tecnología”.
¿Cuál será el resultado, por tanto, de la combinación de ambos mundos? Para Oelrich, “el desarrollo informático actual y la explosión de conocimientos en biología van a lograr un avance de la medicina en los próximos años que hasta ahora no habíamos visto en nuestras vidas”.
El directivo sostiene que cuando se descifró el genoma humano (un proyecto que comenzó en la década de 1980 y cuyos primeros resultados se publicaron en 2001) “creímos que se iba a desencadenar un cambio total casi de inmediato en la medicina y la ciencia, pero hoy estamos bastante más lejos de esa transformación de lo que pensábamos en ese momento; no han cambiado tanto las cosas”. Es el avance en los conocimientos alcanzado hoy en las dos disciplinas, y la combinación de ambas, lo que permitirá la generación de soluciones con las que se especulaba inicialmente. “Fue el fundador de Apple, Steve Jobs (fallecido en 2011), quien decía que la próxima frontera no se atravesaría solo mediante la informática, sino cruzando biología e informática”.
El paciente empoderado
“¿Cuál es nuestro papel como pacientes y consumidores? Todos tenemos a nuestro alcance ayudas informáticas para medir datos vitales en nuestros teléfonos inteligentes, y vamos a ver un uso aún mayor de estas herramientas, también para mejorar los tratamientos y para elegir los más adecuados. Tenemos al médico con nosotros todo el día, y esos dispositivos ayudarán a tratar mejor a los pacientes mediante algoritmos -quizá con la intervención previa de un coach que ayude al paciente a cambiar comportamientos, alimentación, etc.-, para que la intervención posterior del médico -que en cualquier caso cambiará- se produzca en el momento adecuado y de la manera más óptima. En definitiva, gracias a la digitalización aumentará el poder del consumidor/paciente, con lo que le exigirá cada vez más al médico, y este, a su vez, podrá dar más y mejores respuestas a las necesidades crecientes derivadas de ese empoderamiento”.
También en el terreno de los ensayos clínicos la digitalización puede tener un gran impacto. Oelrich explica que una buena base de datos permite, por ejemplo, seleccionar mejor a los pacientes para los ensayos clínicos. “Sin embargo -asegura-, la aplicación y aprovechamiento real de las bases de datos en el terreno de la investigación clínica aún no están muy extendidos. Los sistemas de salud de todo el mundo deberían hacer un esfuerzo, junto con los médicos y los hospitales, para mejorar en la generación de datos longitudinales de calidad que permitan hacer de manera digital lo que ahora se hace en los ensayos clínicos”.
"Es ya una evidencia que los conocimientos biológicos avanzan hoy incluso más rápido que la tecnología”
Asegura que ya es posible hacer ensayos de vida real en los que crear grupos de pacientes comparables a partir de bases de datos digitales, que en último término es lo más importante en un ensayo clínico. “Lograríamos grandes avances si mejoramos en la calidad de los datos”. Pone el ejemplo del desarrollo de Kerendia -finerenona- (uno de sus próximos lanzamientos en el área cardiovascular, con un potencial de facturación de mil millones de dólares anuales), que requirió ensayos clínicos con 18.000 participantes, “lo que implica un coste gigantesco y mucho tiempo para alcanzar las conclusiones que permitan su uso fuera de ensayos. ¿Por qué no crear ensayos que permitan armar el grupo placebo con un grupo digital de vida real? Con ello se reducirían a la mitad los costes y plazos de desarrollo y, en consecuencia, el precio final del medicamento”.
“Además -añade-, muchas patologías de elevada mortalidad, como las enfermedades cardiovasculares, tienen hoy poca investigación porque cuesta demasiado desarrollar nuevas alternativas, y supone un riesgo muy elevado”. Por ejemplo, la compañía está trabajando con inhibidores del factor XIa, que pueden ser sus nuevos anticoagulantes en llegar al mercado, donde ya dispone hace años de Xarelto. “Sabemos que el nivel de evidencia creado en el desarrollo de Xarelto y de algunos otros antitrombóticos ya en el mercado es muy alto, y necesitaríamos muchos más datos y pacientes para superar ese elevado nivel de evidencia. Si pudiéramos crear ensayos con menos gente y recurriendo más a datos de vida real sería menos arriesgado para las compañías y abriría la puerta a más investigaciones en esa área”.
En cualquier caso, en Bayer tienen claro que el área de la digitalización y la IA será una vía de crecimiento futuro, y llevan ya un tiempo apostando por ella desde distintas áreas. Así, la compañía está trabajando en una plataforma que ofrece acceso centralizado a aplicaciones digitales y de IA en el diagnóstico por imágenes para apoyar el proceso de toma de decisiones, por ejemplo, mediante una herramienta para radiología que ayuda a detectar y priorizar a los posibles pacientes con derrames cerebrales en un entorno de emergencia, y en una solución que ayuda a la detección temprana de nódulos que pueden indicar una enfermedad pulmonar, incluido el cáncer.
‘Undruggable space’
Además, su adquisición de Vividion en 2021 le ha dado acceso a una plataforma de screening quimioproteómica, un portal integrado de datos y una biblioteca de compuestos. También en este caso el análisis masivo de datos le aporta a Bayer una plataforma para explorar lo que la compañía llama el undruggable space, es decir, ese “espacio para el que aún no hay respuestas terapéuticas frente a dianas biológicas o proteínas que sí conocemos y que sabemos que causan una enfermedad, pero para las que no hemos sabido desarrollar una molécula frente a esas dianas. Antes de pensar en una molécula dirigida a una diana concreta -señala Oelrich- hay que encontrar la fórmula frente a esa diana, no tanto en un laboratorio como en un ordenador, vía tecnologías de screening quimioproteómico como la de Vividion”. La tecnología de esta compañía ha mostrado utilidad preclínica en oncología y enfermedades inmunomediadas.
"La digitalización aumentará el poder del paciente, que exigirá más al médico, y este dará mejores respuestas”
Y todo sin dejar atrás el terreno de la innovación farmacológica pura y dura, entrando de lleno, por ejemplo, en el campo de las terapias avanzadas. La multinacional estableció hace un año una nueva Plataforma de Terapia Celular y Génica, que dirige la estrategia de Bayer en el área para todos sus socios, incluidos BlueRock Therapeutics y Asklepios BioPharmaceutical (AskBio), dos empresas propiedad de Bayer pero operadas de forma independiente. Con la adquisición de esta última en 2020, la multinacional alemana se ha hecho con unas "instalaciones de vanguardia en España, que probablemente son líderes mundiales en la producción de terapia génica". Oelrich se refiere al equipo de Viralgen -fundada por AskBio e integrada en el acuerdo de compra por parte de Bayer- que trabaja en la planta del Parque Científico y Tecnológico de Guipúzcoa (San Sebastián).
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