Un nuevo compuesto puede contribuir a mejorar el abordaje de la tuberculosis (TB) al hacer necesaria una menor dosis efectiva de etionamida para el tratamiento de la enfermedad, lo que consigue una reducción importante de los efectos secundarios de este fármaco y que explican que no se use tanto como sería posible. Es una de las conclusiones de un estudio en el que han participado investigadores del laboratorio GSK y que se acaba de publicar en Science Translational Medicine.
Actualmente se diagnostican unos 10 millones de casos de tuberculosis al año en todo el mundo. Cuando la forma de la enfermedad es sensible a los tratamientos disponibles se consigue un índice de curación muy elevado. El problema principal se vincula con el abordaje de los casos resistentes.
Además, se da la circunstancia de que solo se diagnostican realmente la mitad de los casos de tuberculosis resistente, una enfermedad que provoca aproximadamente 1,5 millones de muertes cada año.
En torno a medio millón de estos fallecimientos se vinculan con formas resistentes. "La cuestión es que se estima que solo la mitad de los pacientes completan adecuadamente el tratamiento y solo la mitad de los que completan el tratamiento se curan", explica David Barros, uno de los firmantes del estudio y director del centro de I+D que GSK tiene en España y donde se investiga para encontrar soluciones frente a enfermedades de países en desarrollo, como la tuberculosis o la malaria.
Actualmente existen cuatro fármacos para el tratamiento de la tuberculosis sensible, que deben ser utilizados durante dos meses, para continuar con otros dos fármacos durante cuatro meses más, hasta completar un ciclo de seis meses, según el 'standard-of- care' de la OMS, que además establece que el cumplimiento del tratamiento debe ser directamente monitorizado.
Decisiones según resistencia
"Cuando se consigue completar el tratamiento se consigue la curación en un porcentaje muy elevado, de en torno al 95%. Las otras formas de tuberculosis son resistente, multirresistente y extremadamente resistente, con un arsenal de fármacos sobre los que se van tomando decisiones en función de la accesibilidad a los mismos, el momento del diagnóstico de la enfermedad, la respuesta conseguida y la tolerancia.
La etionamida es un fármaco antituberculostático de segunda línea activo para varias formas de micobacterias, utilizado cuando rifampicina e isoniazida están contraindicadas por resistencia o toxicidad.
El problema es que etionamida a la dosis establecida como eficaz es mal tolerado y presenta un riesgo alto de efectos secundarios como vómitos, lo que ha hecho que sea un fármaco que ha caído en cierto desuso. "Cuando se ha tratado de reducir la dosis utilizada para mejorar su tolerancia no se ha conseguido la efectividad deseable", explica Barros.
Los investigadores participantes en el estudio ahora publicado han identificado un nuevo compuesto con el que se consigue reducir la dosis efectiva necesaria de etionamida a un tercio, lo que reduce muy significativamente la aparición de efectos adversos. Además, se ha demostrado que consigue revertir la mayoría de las formas resistentes a etionamida y a isoniazida.
Para el desarrollo del nuevo compuesto los investigadores han profundizado en el mecanismo de activación de la micobacteria por etionamida y su transformación en el metabolito que es en última instancia responsable de su actividad, según señala el investigador.
Nuevo compuesto
Este compuesto actúa como un 'booster' provocando que la micobacteria actúe como un superbioactivador de la etionamida. La propia micobacteria convierte a la etionamida en otro compuesto, un metabolito bioactivo que con el nuevo compuesto es igualmente eficaz pero con una dosis sustancialmente menor, consiguiendo eliminar la micobacteria con menos efectos secundarios, indica este experto.
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