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sábado, 1 de julio de 2023

Carola Giménez-Esparza Vich: "Hay que desterrar esa idea tan antigua de la UCI como un espacio cerrado"

franciscogoiri
Vie, 30/06/2023 - 15:08
Presidenta de Semicyuc
Carola Giménez-Esparza Vich, presidenta de la Semicyuc hasta 2025, en la sala de simulación de UCI instalada en la sede madrileña de la sociedad científica. Fotos y vídeo: SERGIO ENRÍQUEZ-NISTAL.
Carola Giménez-Esparza Vich, presidenta de la Semicyuc hasta 2025, en la sala de simulación de UCI instalada en la sede madrileña de la sociedad científica. Fotos y vídeo: SERGIO ENRÍQUEZ-NISTAL.

Más llamativa incluso que el rojo de su chaqueta, la sonrisa de Carola Giménez-Esparza Vich te acoge y te invita a preguntar. Lleva 17 años como jefa de Medicina Intensiva del Hospital Vega Baja de Orihuela (Alicante), a apenas 85 kilómetros, por la A7, de su Cartagena natal. Mucho más larga es la distancia que ha recorrido en una trayectoria profesional cuyo último jalón es la presidencia de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc), que ocupará hasta 2025.

El calmo tono de su discurso fluye sin trabas cuando habla de la necesidad de repensar la estructura y organización de las UCI, y de dotar de medios y personal suficiente a todos los servicios españoles de Intensiva. Y su verbo desemboca en un remanso especialmente querido para ella: la humanización del ejercicio médico. En los 52 años de historia de la Semicyuc, es la segunda vez que la sociedad científica pone un nombre de mujer en la placa del despacho presidencial, y ella -"muy orgullosa de ocupar el puesto"- confía, sin embargo, en que eso deje de ser noticia algún día.

Pregunta. Aunque imagino que la respuesta será afirmativa, la pregunta es casi ineludible. ¿Hay un antes y un después de la pandemia en el ejercicio de la Medicina Intensiva española?
Respuesta.
Claro, claro. Hay un antes y un después prácticamente en todas las actividades diarias de la gente, porque la pandemia nos ha marcado a todos, ha afectado mucho a los médicos y, si me apura, particularmente a los intensivistas.

P. ¿En qué medida ha marcado su quehacer y el de sus colegas?
R.
Pues mire, hemos pasado momentos muy malos, evidentemente, pero no le voy a negar que hemos aprendido también muchas cosas. Hemos aprendido a trabajar en equipo más aún, a utilizar y diversificar recursos que casi no existían, a multiplicar nuestra capacidad de adaptación a las situaciones más insospechadas..., y hemos tomado plena conciencia de que el número de camas de UCI en España era insuficiente, y también lo era el número de intensivistas en determinadas áreas.

P. Bueno, presidenta, en plena pandemia todo era insuficiente, ¿no? ¿Quizás no era el mejor momento para quejarse?
R.
Es que no hablo solo de la pandemia, que también, obviamente. En algunos casos, los recursos materiales eran insuficientes para afrontar problemas más habituales, como un accidente de autobús, por ejemplo. En cuanto al número de especialistas, cuando hablo de escasez, lo hago pensando no solo en situaciones extraordinarias, como podría ser la de afrontar otra pandemia, sino pensando en el futuro más inmediato y en situaciones mucho más estructurales. La población española es cada vez más añosa y, afortunadamente, tiene mejor calidad de vida; esto hace que en el futuro sean pacientes cada vez más susceptibles de ingresar en una UCI por alguna de las patologías más prevalentes, y harán falta medios y personal para atender esas necesidades asistenciales.

P. ¿Hasta qué punto se han subsanado esas fallas? ¿Hay ya bastantes camas? ¿Están cubiertas las necesidades de especialistas en las áreas que los necesitaban? Aunque solo sea por buscarle una lectura positiva a la pandemia...
R.
Mire, han aumentado tanto el número de camas como el de residentes que están cursando la especialidad, pero ni unas ni otros en la proporción suficiente. Con respecto a las camas, estamos pendientes de la actualización de datos del Ministerio de Sanidad, porque la última se elaboró con datos de la pandemia. Nos consta que hay hospitales concretos que sí han conservado las camas adicionales que se habilitaron durante la covid, y que en otros se han creado unidades de semicríticos, que están muy bien dotadas y que son un recurso muy bueno para ingresar a pacientes menos graves. Con respecto a los especialistas, hay algunos estudios, no del ministerio, sino de otras fuentes, que hablan de un 10% de déficit de intensivistas, precisamente por el progresivo envejecimiento de la población.

"Con la pandemia, han aumentado las camas y los MIR, pero ni unas ni otros en la medida necesaria"

P. En el congreso de Málaga, la Semicyuc ha puesto sobre la mesa una propuesta de reorganización de la UCI. Sigamos con los futuribles: ¿Habrá -o debería haber- un antes y un después de Málaga?
R.
Inevitablemente, los servicios de Intensiva tenemos que actualizarnos y adaptarnos a las demandas sanitarias y ciudadanas. La propuesta que baraja nuestra sociedad aboga por un tratamiento integral del paciente, empezando por un abordaje precoz de su estado, para prevenir y, en la medida de lo posible, evitar la aparición de episodios graves. Ahí es donde cobran sentido los equipos de respuesta rápida y sus sistemas de alerta, que se activan merced a la medición y evaluación de una serie de variables fisiológicas. En función del estado del paciente, se decide qué tratamiento y ubicación son las más adecuadas para él.

P. ¿Vamos, que no todos tienen por qué ir directamente a la UCI?
R.
Eso es. Algunos, claro, ingresarán en la UCI, pero otros podrán permanecer en planta con un tratamiento y un seguimiento continuo, o ingresarán en las unidades de semicríticos que le mencionaba antes, que son muy eficientes y que permiten tratar a pacientes con gravedad intermedia o a aquellos que previamente han estado en la UCI pero que ya han mejorado. Todo esto sería el paso previo a la UCI, pero es que también deberíamos mejorar el seguimiento que se hace al paciente una vez que ha salido de estas unidades.

"Hay servicios de Intensiva en España sin recursos para afrontar un accidente de autobús"

P. ¿Si hay que mejorarlo, es que no lo estaban haciendo muy bien, no? ¿Había un cierto abandono del paciente una vez que salía de la UCI?
R. 
Bueno, ya hay muchos centros que están trabajando con los equipos de respuesta rápida que le he descrito, porque, además, se ha visto que es un criterio importante de calidad y de seguridad. Es lo que llamamos, en términos generales, la UCI sin paredes; en esencia, tratar al paciente crítico o semicrítico allá donde esté, independientemente de su ubicación, y no restringirnos solo a las cuatro paredes de la unidad. También se está trabajando cada vez más en la detección y prevención del llamado síndrome postUCI, y cada vez son más las unidades de cuidados intermedios dependientes de las UCI. Pero sí, es verdad que está forma de trabajar no está totalmente extendida y, además de generalizarla en toda la geografía española, hay muchas otras actividades extra UCI que se pueden desarrollar.

P. ¿Sé que no es fácil, pero si tuviera que ponerle una nota a la Medicina Intensiva española en relación con nuestro entorno, cuál sería?
R.
Sin duda alguna, un 10. Primero, porque el MIR es un sistema de formación excepcional. Siempre hay campo de mejora, evidentemente, pero, a diferencia de lo que pasa en otros países, la Medicina Intensiva en España es una especialidad primaria, y no una superespecialización a la que se accede desde otras especialidades. En definitiva, la formación y capacitación de sus profesionales y el nivel tecnológico e investigador de la especialidad garantizan unos enormes niveles de calidad asistencial en nuestro campo.

¿Ser intensivista en España es 'llorar'?

P. ¿Y el entorno estructural y organizativo ayuda? Quiero decir, ¿ese 10 se lo han currado ustedes, los especialistas, o las condiciones de trabajo y el apoyo institucional tienen parte del mérito?
R.
 Bueno, el 10 se lo doy, sobre todo, al nivel formativo de nuestros especialistas, y la prueba más evidente de ese nivel es que muchos acaban ejerciendo fuera de España, porque son unos profesionales muy demandados, en Europa y en el resto del mundo.

P. Sí, claro, eso suena muy bien, pero tiene otra lectura: los intensivistas se van de España porque aquí ser intensivista es llorar...
R.
Claro, claro. Que hay problemas es evidente, pero el principal problema que tenemos en España no es exclusivo de Intensiva, sino compartido con muchas otras especialidades: las condiciones laborales y la calidad y duración de los contratos de trabajo. No es de recibo que profesionales con una formación tan larga y tan sólida tengan contratos tan absolutamente inestables; contratos de guardia, en muchos casos, que no garantizan continuidad alguna. Más allá de eso, hay que mejorar muchas condiciones estructurales del ejercicio.

"Nuestro principal problema no es exclusivo de Intensiva: la situación laboral de los más jóvenes"

P. Mójese con alguna, por favor...
R.
Vuelvo un poco a lo de antes: en España todavía hay muchas unidades pequeñas en las que faltan camas y cuya infraestructura es antigua y necesita renovarse. El personal y la tecnología pueden ser muy buenos, pero el espacio físico donde está el paciente no garantiza su privacidad, o no hay lugares bien acondicionados para que la familia le acompañe. Durante la pandemia han mejorado muchas cosas, pero necesitamos mejores espacios, más dignos y más humanos.

P. ¿Es igual la Medicina Intensiva que se práctica en el Hospital de Orihuela que la que se hace en el Gregorio Marañón o el Clínic o hay una Intensiva de primera división y otra de andar por casa?
R.
Yo no diría eso, en absoluto. De hecho, la principal diferencia no es intrínseca a Intensiva, sino a la ausencia de otras especialidades. En un hospital comarcal no suele haber un servicio de Neurocirugía, por ejemplo, o de Cirugía Cardiovascular, o de Maxilofacial... Es, pues, una cuestión de cantidad, y no de calidad ni de eficiencia de los servicios que sí existen. Y tampoco de medios, porque en el servicio de Intensiva de cualquier hospital pequeño tenemos los respiradores que necesitamos, monitores, máquinas de hemofiltración... Otra cosa es que haya determinadas técnicas, como el ECMO o las angioplastias, que no se puedan hacer en un centro más pequeño y que le obliguen a derivar a sus pacientes.

"Hay todavía muchas unidades pequeñas, con pocas camas y dotaciones antiguas"

P. Cuando uno piensa en una UCI, piensa también, normalmente, en aparatos y técnicas muy avanzadas, pero no sé si lo hace tanto en cercanía, empatía y humanización. ¿Piensa en todo esto la Semicyuc?
R.
Le aseguro que no solo pensamos en ello, sino que es una de las líneas prioritarias de nuestro plan estratégico. El hecho de saber que tratamos con pacientes especialmente graves hace que los intensivistas no perdamos nunca de vista la perspectiva humanista, tanto con el paciente como con su familia.

P. ¿Esa sí que habrá sido otra de las lecciones de la pandemia, no?
R.
Lo sabíamos ya con antelación, pero sí, es evidente que la pandemia lo ha hecho más palpable, si cabe. La obligada separación entre el paciente y sus familiares nos obligó a articular herramientas para intentar paliar ese aislamiento. Vuelvo a lo de antes: la UCI actual y la del futuro tienen que cambiar; hay que desterrar esa idea tan antigua de la UCI como un espacio cerrado, donde el paciente está aislado y los familiares no pueden entrar.

P. ¿Y eso es factible? ¿Lo digo porque el estado de algunos de los pacientes ingresados no permitirá llevarlo a la práctica?
R.
Obviamente, hay que buscar un equilibrio, pero siempre hay fórmulas para tender hacia esa UCI de puertas abiertas, y muchos hospitales ya las están poniendo en marcha: flexibilización de horarios, que permiten a muchos familiares acompañar al paciente durante la mayor parte del día; espacios luminosos, medios de entretenimiento... y todo ello presidido por un trato profesional que nunca pierde de vista el concepto de humanización.

"El trato con el paciente grave hace que el intensivista no pierda la perspectiva humanista"

P. ¿Y de ahí deriva, claro, ese concepto tan en boga en la Semicyuc de "La UCI te cuida"?
R.
Exactamente. Eso es un eslogan, pero es mucho más: es un proyecto que aborda el cuidado integral del paciente: físico, psicológico, familiar, social... Y durante la pandemia, y enmarcado también dentro de este proyecto, hemos tomado plena conciencia, además, de la necesidad de cuidar al profesional sanitario.

P. ¿Todo eso suena muy bien, pero cómo se evalúa? ¿Hay algún indicador de calidad que pondere el grado de humanización de un servicio de Intensiva?
R.
No sé si los hay en otros ámbitos, pero nuestra sociedad tiene un programa que, bajo el nombre de Semicyuc Calidad, incluye indicadores directamente relacionados con muchos aspectos, entre ellos la humanización del ejercicio médico. La humanización incluye facetas muy diversas, desde una infraestructura bien organizada hasta una atención psicológica al paciente, y algunos son más fáciles de medir que otros, pero dentro de Semicyuc Calidad se incluyen varios que, además, se han diseñado después de consultar expresamente a pacientes y a sus familiares.

"El voluntariado es vital, pero, sin dinero, los proyectos solidarios serían muy difíciles"

P. Directamente relacionado con la humanización, está el proyecto UCI Sin Fronteras, especialmente querido para usted. Expláyese...
R.
Pues mire, lo presentamos hace exactamente un año, en el congreso de la Semicyuc, y tenía que ver, concretamente, con la construcción de una UCI en Ruanda y con un programa de formación de especialistas para ejercer en esa unidad, en colaboración con la Universidad Miguel Hernández, de Alicante. La Semicyuc ha sido oficialmente reconocida como una entidad de utilidad pública y qué mejor utilidad pública que aprovechar el conocimiento, la experiencia y habilidades de nuestros socios para mejorar la atención al paciente crítico en países con un bajo, o muy bajo, índice de desarrollo humano. El de Ruanda es el primero, pero hay otros proyectos en marcha, como un programa de formación a distancia con médicos y enfermeros de Bolivia.

P. ¿Qué ha aprendido la sociedad que preside, y usted en concreto, de un año de experiencia solidaria sobre el terreno?
R.
De entrada, que es fundamental el trabajo y el apoyo permanente de voluntarios al personal que se encargará de dirigir la UCI en el futuro. De hecho, en este primer año ya se han desplazado más de 50 voluntarios desde España. Pero además hace falta dinero, no nos engañemos: sin las donaciones y ayudas que se han canalizado a través de la Universidad Miguel Hernández no habríamos podido construir la UCI ni dotarla del material necesario. Además, el objetivo último es implantar allí un programa de capacitación en Emergencias y Medicina Crítica.

La presidenta de la Semicyuc lleva 17 años ejerciendo como jefa de Servicio de Medicina Intensiva Lleva 17 años como jefa de Intensiva en el Hospital Vega Baja de Orihuela (Alicante). Foto: SERGIO ENRÍQUEZ-NISTAL.
La presidenta de la Semicyuc lleva 17 años ejerciendo como jefa de Servicio de Medicina Intensiva Lleva 17 años como jefa de Intensiva en el Hospital Vega Baja de Orihuela (Alicante). Foto: SERGIO ENRÍQUEZ-NISTAL.

P. Decía antes que, a diferencia de lo que pasa en otros países, Intensiva es una especialidad primaria en España. ¿Entiende ahora, como presidenta de la Semicyuc, el anhelo de Urgencias y Emergencias por lograr lo mismo: ser una especialidad primaria? Se lo pregunto porque la sociedad que usted preside no ha sido siempre muy favorable a ello.
R. 
En mi opinión, Urgencias y Emergencias es una especialidad necesaria, porque el trabajo que se hace en una puerta de urgencias es muy variado y, ahora mismo, se está accediendo a ese trabajo desde especialidades muy diversas. Tenga en cuenta que esta especialidad no solo aborda el aspecto más grave del paciente, sino también otras patologías muy variadas, desde las relacionadas con Otorrino u Oftalmología, por ejemplo, hasta atender una parada cardiorrespiratoria. No todos los que acuden a un servicio de urgencias lo hacen en estado de gravedad y, precisamente el hecho de cubrir un abanico tan amplio, justifica la necesidad de una formación y una capacitación específica. Hace ya algunos años que la Semicyuc decidió no posicionarse en contra de la creación de esa especialidad.

"Las diferencias entre jefes, si las hay, son cuestión de personas, no de género"

P. Antes le daba un 10 a la formación MIR en Intensiva, pero no sé si la formación continuada que ofrecen las administraciones públicas es igual de buena.
R. Me temo que no, sinceramente. Los programas de formación continuada que ofrecen las comunidades están dirigidos a todos los especialistas en general y, por tanto, los cursos y seminarios específicos para intensivistas son muy limitados. Con la oferta formativa de la Administración pública, la necesaria formación de un especialista en su campo concreto sería insuficiente. De ahí la enorme responsabilidad que tenemos las sociedades científicas.

P. Es usted la segunda mujer al frente de la Semicyuc en toda la historia de la sociedad científica. ¿Llegará un momento en que esto deje de ser noticia?
R.
Estoy convencida de que sí, porque eso significará que se habrá normalizado.

"La gente se ha dado cuenta de que las UCI son lugares donde la supervivencia es elevada", La Semicyuc alerta del "enorme reto" que supone ahora el paciente crítico, Grande-Marlaska otorga a Semicyuc el reconocimiento como "entidad de utilidad pública", Semicyuc: "La medicina preventiva crítica es vital para anticiparse al fallo multiorgánico"
P. Hábleme ahora como jefa. ¿Hay diferencias entre un servicio de Intensiva dirigido por una mujer y el que tiene al frente a un hombre? R. Puede hab
Presidirá hasta 2025 la sociedad que agrupa a más de 3.000 intensivistas españoles, y lo hará con dos ideas en mente: renovación y humanización. coronavirus Off Francisco Goiri. Madrid. Vídeo: Sergio Enríquez Profesión Política y Normativa Off

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