La prevención es un pilar fundamental para tratar de reducir la incidencia del cáncer y el diagnóstico temprano lo es para mejorar la supervivencia, dado que el momento de la detección puede determinar el pronóstico de la enfermedad. Y las diferencias en supervivencia son abrumadoras. En el cáncer de pulmón si se realiza el diagnóstico en un estadio inicial, es decir, cuando el tumor tiene menos de tres centímetros y no hay afectación ni de los ganglios linfáticos ni de otros órganos, más del 80% de los pacientes seguirán vivos a los cinco años. Sin embargo, si la detección se produce cuando la enfermedad está avanzada, la posibilidad de supervivencia se reduce de forma drástica, a sólo un 5%.
Y la realidad es que el 80% de los tumores se diagnostican en estadios avanzados. "Esto significa que ya han aparecido metástasis, es decir, que el tumor está presente en otros órganos a distancia, como cerebro o huesos, o que la afectación está localmente avanzada, en el sentido de que afecta a órganos intratorácicos, que no se pueden extraer, como vértebras, aorta o corazón", explica Laureano Molins, jefe de servicio de Cirugía Torácica del Hospital Clínico de Barcelona.
Varias organizaciones internacionales –International Association for the Study of Lung Cancer, AstraZeneca, Guardant Health y Global Lung Cancer Coaliation– se han unido precisamente para constituir una alianza global frente a este tumor, denominada Lung Ambition Alliance, con el fin de acelerar los avances en su abordaje y mejorar así el pronóstico de los pacientes. Su objetivo es romper las barreras actuales y duplicar la supervivencia a cinco años de los pacientes con cáncer de pulmón para 2025.
Para anticipar el diagnóstico, una herramienta podría ser la implantación de algún tipo de cribado, como ya sucede con los tumores de mama, colon y cuello de útero, en los que las estrategias de screening poblacional, es decir, de detección en personas sanas, están bien definidas. En el caso del cáncer de pulmón, las evidencias sobre su coste-beneficio son cuestionadas por algunas sociedades científicas.
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No obstante, la mayoría de las sociedades relacionadas con el diagnóstico y tratamiento del cáncer de pulmón están de acuerdo en que se debería avanzar en la organización de algún cribado también para el cáncer con mayor mortalidad. "Para ello tenemos el TAC de baja radiación, que ha supuesto un gran avance, ya que el riesgo por la radiación que recibe el paciente es mucho menor que el potencial beneficio", precisa Molins.
Dos estudios internacionales realizados con la participación de varios centros demuestran que este tipo de cribado podría disminuir la mortalidad en torno a un 25% en varones e incluso hasta un 60% en mujeres.
Deshabituación tabáquica
"La evidencia es sólida, por eso insistimos a las autoridades sanitarias sobre la importancia de su puesta en marcha, dirigida a población de riesgo que, eso sí, debería comprometerse con algún programa de deshabituación tabáquica». Y es que la relación entre consumo de tabaco y cáncer de pulmón es estrecha: nueve de cada 10 de estos tumores se relacionan con el tabaquismo, activo o pasivo.
A diferencia del de pulmón, el de mama es uno de los tumores en los que la mortalidad ha descendido en los últimos años gracias a los programas de cribado y a la mejora de los tratamientos. La supervivencia a cinco años de las pacientes diagnosticadas de cáncer de mama es aproximadamente del 90%.
El de mama es uno de los tumores en los que está implantado en España un programa de cribado para detectarlo antes incluso de que haya dado síntomas. "Se oferta la realización de una mamografía cada dos años a las mujeres de entre 50 y 69 años. Y la respuesta de la población es elevada", explica Enriqueta Felip, jefa de sección del Servicio de Oncología del Hospital Vall d’Hebrón, de Barcelona. El de mama es el cáncer más frecuente en la mujer.
"Con los programas de cribado ofrecemos una prueba diagnóstica a personas sanas para intentar detectar lesiones en estadios iniciales y mejorar el pronóstico de la enfermedad", añade esta especialista. Los otros dos programas son el de cáncer de colon y el de cáncer de cérvix.
"Para estos tres tumores disponemos de evidencias sobre la conveniencia del cribado. En otras localizaciones, como próstata u ovario, no hay datos claros que justifiquen su implantación", indica Felip.
En el diagnóstico del cáncer, una de las herramientas que en los próximos años puede dar buenas noticias es la biopsia líquida, para detectar alteraciones moleculares en un análisis de sangre, que puedan alertar de la presencia de un tumor.
Hábitos saludables
Y los expertos insisten en los hábitos saludables para reducir la incidencia y mortalidad del cáncer, destacando el daño del tabaco «que causa el 30% de los tumores. A pesar de ello, el 23% de la población sigue fumando", resalta Enriqueta Felip.
En este mensaje insiste también Isabel Lorenzo, especialista del Servicio de Oncología del Hospital Álvaro Cunqueiro, Complejo Hospitalario Universitario de Vigo, y responsable de la sección de Prevención y Diagnóstico Precoz de la Sociedad Española de Oncología Médica. "La tercera parte de los tumores podrían evitarse siguiendo unas recomendaciones básicas, que pasan por la eliminación total del tabaquismo activo y pasivo, seguir una dieta variada sin consumo de alcohol, evitar el sobrepeso y realizar ejercicio".
Si a estas pautas se añade la precaución en la exposición al sol, evitar la exposición a agentes cancerígenos en ambientes laborales, prolongar la lactancia materna y participar en los programas de cribado, podría conseguirse un 40% de reducción en la mortalidad por cáncer.
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