Análisis Clínicos es una especialidad de formación sanitaria especializada a la que se puede acceder a través de varias titulaciones; entre ellas, Farmacia y Medicina. Aunque para algunos candidatos puede ser una especialidad poco conocida, muchos de los residentes que se han decantado por ella defienden que es "muy completa" y que enseña a comprender el porqué de muchas patologías y de los distintos procesos clínicos.
Para conocer los detalles de esta especialidad, este periódico ha querido conocer la opinión de dos profesionales que la viven en primera persona: Daniel Cañás, facultativo especialista de Análisis Clínicos y tutor de residentes de esta especialidad en el Hospital General Universitario de Elda (Alicante), e Isabel Huertas, residente de cuarto año (R4) de Análisis Clínicos en este mismo hospital.
Perfil y características del residente
En primer lugar, sobre qué perfil debería tener un futuro residente de Análisis Clínicos, ambos coinciden en que la motivación y la capacidad de trabajo colectivo son ingredientes esenciales. "Es fundamental que sea un profesional motivado, que llegue con ganas y que sepa trabajar en equipo, ya lo normal en nuestro trabajo es que participen distintos profesionales sanitarios (enfermeros, técnicos de laboratorio, administrativos…)", asegura Cañás, quien añade: "Además, esta especialidad requiere muchas ganas de empaparse de todo, ya que hay que saber integrar la parte clínica con la analítica".
A esto, Huertas añade que es fundamental llegar a la residencia "con muchas ganas de aprender", ya que es "muy completa" y enseña a entender el por qué de muchas situaciones clínicas. "Es una especialidad en la que hay mucho trabajo en equipo, en la que se comparten opiniones, en la que hay mucho diálogo con compañeros y en la que tenemos un trato muy cercano entre todos", afirma.
¿Es difícil obtener plaza?
Sobre la dificultad de optar a una plaza de residente de Análisis Clínicos, tanto tutor como residente apuntan que parte de esa dificultad reside en que, al tener un número más reducido de vacantes que otras especialidades, la oferta es menor. "Aquí lo importante no es aprobar , ya que el aprobado no es garantía de obtener plaza. Esto supone un estrés sobreañadido para intentar sacar el mejor resultado posible y obtener una plaza", apunta Cañás.
A esto, Huertas añade: "Aunque es complicado obtener plaza porque cuenta con menor número de plazas que otras, yo animo a los residentes a que elijan esta especialidad. En la carrera no se suelen hacer prácticas en el laboratorio, por lo que para muchos el trabajo que aquí se realiza es poco conocido; pero cuando lo conoces te sorprende y te das cuenta de todo lo que aquí se hace".
Horarios y guardias
El horario habitual de trabajo en esta especialidad suele ser de 08.00 horas a 15.00 horas de lunes a viernes. "En algunas ocasiones, puede haber cursos que se impartan a partir de las 15.00 horas, pero es lo menos frecuente, dado que se intentan realizar en la medida de lo posible siempre dentro del horario laboral", apunta Cañás.
En cuanto a las guardias, ambos señalan que, en su hospital, suelen hacerse en torno a 5-6 al mes por residente (presenciales durante 24 horas) y que son ellos mismos los que se encargan de hacer la distribución. Aunque no se caracterizan por ser especialmente duras, no ocultan que “cada guardia es un mundo” y que hay día que, por una causa u otra, pueden complicarse. "Es un poco complejo decir si son duras o no, dado que depende de muchas circunstancias: la carga de trabajo, el buen funcionamiento de los instrumentos de análisis... Pero en general no diría que es una de las especialidades en donde las guardias son más duras", expone Cañás.
Una visión similar es la que ofrece Huertas que señala que, pese a que pasas la noche en el hospital, "es muy poco probable que reclamen" para pedirte algo urgente o para ver alguna muestra concreta.
Rotaciones
Durante los cuatro años que dura la residencia especialidad de Análisis Clínicos, los futuros especialistas pasan, tal y como apunta Cañás, por diferentes áreas: "Laboratorio de urgencias; bioquímica y proteínas; hormonas y marcadores tumorales; hematología y coagulación; microbiología; alergias e inmunología; genética/biología molecular; estudio de orina, semen, heces y líquidos biológicos; niveles de fármacos y hemoglobina glicada, y gestión y calidad".
Todas estas áreas, a juicio de Huertas, son importantes tanto en su conjunto como individualmente, ya que cada una de ellas encierra matices que son los que marcan la diferencia: "Por citar solo algunas, el laboratorio de urgencias es importante porque es la primera por la que se pasa y porque es ahí donde se realizan las guardias; en hormonas, adquieres conocimientos que son más complejos y que te obligan a entender todo bien y a dar lo mejor de ti; en bioquímica aprendes a ver todo desde una visión más global, y en microbiología, esa visión se amplía aún más. Cada área tiene algo que la hace diferente, pero que a su vez complementa a las otras".
Relación con el paciente y carga emocional
Si bien Análisis Clínicos es una especialidad en la que el trato con el paciente apenas existe, eso no quiere decir que el paciente no esté presente en el día a día de la actividad profesional del residente. "En principio no es una especialidad que se caracterice por el trato directo con el paciente, ya que aunque nuestro servicio final es para él (realizar una analítica para diagnosticar, controlar o pronosticar algo), es él médico quien nos lo solicita. En la especialidad de Análisis Clínicos solemos contactar con frecuencia con los médicos y en muchas menos ocasiones con los pacientes, dado que la interpretación de los resultados, la comunicación de valores críticos o las ampliaciones de pruebas en función de otros datos clínicos/analíticos, como es lógico, lo hacemos con los facultativos", explica Cañás.
Sin embargo, el hecho de trabajar con pacientes concretos, aunque no sea en persona, hace que en muchas ocasiones se haga un seguimiento detallado de los mismos, sobre todo en casos más críticos o ante una posible evolución a más largo plazo. "Es cierto que no le pones cara al paciente, pero en ocasiones sigues su evolución y te preocupas por cómo progresa casi como si le tratase personalmente", asegura Huertas.
De hecho, en relación con esto, Cañás ofrece una visión sobre la carga emocional que acompaña a esta especialidad y que muestra su lado más humano: "Puede que la carga emocional del trabajo sea menor que en otras especialidades por el menor contacto directo con el paciente, pero no por ello deja de sentirse impotencia en determinados momentos debido a ciertos diagnósticos o pronósticos de diversas enfermedades. Y también hay que decir que la carga emocional de los acontecimientos no siempre es negativa. En ocasiones, es positiva, como en el caso de los embarazos por capacitación de espermatozoides, o cuando ampliamos algún estudio que puede conducir a un diagnóstico de una enfermedad o hacia el cambio a un tratamiento más efectivo".
Salidas profesionales
Por último, y de cara a analizar las salidas profesionales que ofrece esta especialidad, la R4 del Hospital General Universitario de Elda hace una radiografía de la situación actual propiciada por la covid-19: "A raíz de la pandemia, las bolsas profesionales de trabajo se están moviendo bastante, se ven más ofertas de trabajo; y también se ha visto mayor demanda de especialistas por parte del sector privado".
Sin embargo, Huertas avisa: "No puedes quedarte quieto a la espera de que te llegue algo. Tienes que ser activo y estar atento a esas ofertas que van saliendo, sabiendo que los principios no suelen ser fáciles, pero con la esperanza de que las oportunidades llegarán, y que hay que saber aprovecharlas y poner en valor todo lo aprendido".
via Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/34zl1cv
No hay comentarios:
Publicar un comentario