Los anticuerpos protectores generados en respuesta a la vacunación parecen abarcar a una gama más amplia de epítopos del dominio de unión al receptor (RBD, en sus siglas inglés) de la proteína Spike del SARS-CoV-2, en comparación con los anticuerpos que genera la infección por el coronavirus. Así lo revela un estudio de pacientes con covid-19 que recibieron la vacuna de ARNm de Moderna, y cuyos resultados se publican en Science Translational Medicine, tras adelantarse previamente en la web de estudios prepublicados Biorxiv.
Los hallazgos, junto con otros estudios recientes, sugieren que las personas pueden tener diferentes niveles de inmunidad y susceptibilidad a las variantes del SARS-CoV-2, dependiendo de la forma en que adquirieron su inmunidad contra el virus.
Estos datos también podrían ayudar a los investigadores a comprender si determinadas respuestas a las vacunas va a ser más resistentes a la evolución del virus. La aparición de variantes del SARS-CoV-2 con mutaciones en epítopos clave de la proteína Spike (S), que constituye el principal objetivo de los anticuerpos, ha suscitado inquietud sobre si la inmunidad que genera haber pasado la infección por el coronavirus o bien la vacunación con los productos actuales será suficiente contra las nuevas variantes.
Comparación sueros de vacunados y de infectados
La primera firmante del estudio es Allison Greaney, miembro del laboratorio dirigido por Jesse Bloom en el Centro de Investigación en Cáncer Fred Hutchinson (Seattle), donde se investiga en la evolución molecular de proteínas y virus.
Estos investigadores han comparado la especificidad de las respuestas de los anticuerpos humanos contra el RBD de la proteína S del SARS-CoV-2 despertada por la vacuna de ARNm frente a la covid-19 o por la infección natural con el SARS-CoV-2.
Para ello, desarrollaron catálogos de regiones RBD mutadas (simulando diferentes variantes del coronavirus) y las expusieron a sueros o plasma extraídos de personas infectadas vacunadas y no vacunadas.
La secuenciación del ADN de esas mezclas resultantes mostró que los anticuerpos provocados por la inmunización estaban mejor dirigidos al RBD y alcanzaban una gama más amplia de epítopos del RBD que los provocados por la infección natural.
Respuesta diferente según la fuente de inmunidad
Esos hallazgos demuestran que los anticuerpos inducidos por la vacuna tienen una mayor amplitud de unión a RBD que los anticuerpos generados por infección, lo que sugiere que los anticuerpos de las vacunas conservarían mejor la capacidad para atacar el virus con mutaciones en el RBD.
Los investigadores exponen que el estudio no indica por qué se producen estas diferencias en las respuestas de anticuerpos provocadas por la vacuna y la infección, no obstante plantean dos hipotéticas causas: por un lado, la vacuna presenta una proteína viral en conformaciones ligeramente diferentes; y por otro, el método de administración de ARNm puede conducir a una cinética de presentación de antígeno diferente a la de la infección viral.
“Se está realizando un esfuerzo considerable para identificar variantes antigénicas emergentes del SARS-CoV-2 y determinar cuáles podrían evadir la inmunidad. Nuestros hallazgos sugieren que los resultados podrían variar según la fuente de inmunidad”, escriben los autores.
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