Hablemos de los productos sanitarios de autodiagnóstico para covid-19. En relación a los productos de autodiagnóstico, cada lector tendrá una visión diferente sobre el papel de la farmacia. Puede pensar que quiero trasladar hartazgo por la escasa consideración hacia la farmacia comunitaria por parte de la administración tras los incontables ofrecimientos realizados. O puede considerar que es un acto de hiperactividad, preguntándole al lector por formas de colaboración en medio de la situación crítica en la que vivimos, tratando de que la figura del farmacéutico trascienda aún más.
Lo cierto es que el farmacéutico es un profesional, un agente sanitario, que no dispensa simplemente, dispensa teniendo bien descritas sus funciones en la legislación. La ley 16/1997 define a las oficinas de farmacia como establecimientos sanitarios privados de interés público en las que el farmacéutico deberá prestar una serie de servicios básicos a la población, como colaborar con las administraciones sanitarias, garantizando la asistencia farmacéutica y la atención sanitaria en general, y la promoción y protección de la salud, la prevención de la enfermedad y la educación sanitaria. Remarco el “debe”. Pero aún hay más, como dispensar medicamentos y productos sanitarios; realizar seguimiento de los tratamientos farmacológicos de pacientes y colaborar en el control del uso individualizado de los medicamentos, y en la formación e información dirigidas a usuarios sobre el uso racional de los medicamentos y productos sanitarios. Sería quizás adecuado preguntarnos: ¿qué más debemos hacer?
Nos remitimos al Real Decreto 1662/2000, que transpone la Directiva 98/79/CE, normativa reguladora vigente en España en materia de productos sanitarios para diagnóstico in vitro (productos de autodiagnóstico incluídos). Estos necesitan de prescripción salvo casos puntuales especificados. Respecto a los de anticuerpos hubo una amplia discusión sobre su sentido al dar información desfasada temporalmente y requerir receta médica, abocándolos a un uso residual.
La venta al público de los test de autodiagnóstico referidos a antígenos, aprobándose la modificación del Real Decreto, permitirá la venta al público, sin prescripción, exclusivamente en oficinas de farmacia (profesionales cualificados) y será utilizados por los ciudadanos en su domicilio.
Teniendo en cuenta su naturaleza y relevancia sanitaria, la actuación del farmacéutico comunitario debe ser protocolizada, detallando las distintas etapas del proceso: toma adecuada de la muestra, correcta realización de la prueba, interpretación de los resultados y su conveniente comunicación a las autoridades sanitarias.
Para el correcto desarrollo de la prueba es fundamental la actuación del profesional farmacéutico para educar al paciente en la gestión del resultado. Este servicio aporta valor a nuestra función como profesionales sanitarios, además de favorecer la entrada del paciente en el sistema sanitario, actuando como filtro y detector de alarmas.
Recientemente, he leído un informe del Gobierno británico del 09/04/21, en el que se describe que, mediante estas pruebas en las farmacias, se han detectado unos 120.000 casos positivos. ¿Qué implica este dato? Es un importante paso para la reapertura de la sociedad y la economía. Ante una sintomatología sospechosa, se adelanta 24-48 horas la detección del caso vs PCR y permite tomar las medidas de autoconfinamiento adecuadas.
Las situaciones donde más interés vamos a encontrar, son en la detección de ciudadanos con sintomatología y una alta carga viral. Pero, además, adelantándonos a la relajación de las medidas de protección, la estacionalidad invernal y sus patologías asociadas, nos permitirían hacer un cribado más efectivo. Asimismo, las pruebas, al reconocer la proteína N, nos facilitarán la detección, independientemente de las cepas.
Debemos recordar que la vigilancia epidemiológica es una función que tenemos reconocida por ley. No voy a detenerme en detallar las virtudes de la farmacia española, su capilaridad y accesibilidad. No es necesario remarcar la confianza que tienen los pacientes en nosotros, cómo aconsejamos ante una sospecha y la ayuda que proporcionamos a los centros de salud para la Atención Primaria y los hospitales, para evitar la saturación del sistema, porque ya lo hemos hecho. Todas son cualidades de alto valor para poder realizar este servicio que dotan al sistema sanitario de equidad y facilidad de acceso. ¿No se debería aprovechar este hecho en estos momentos tan cruciales para nuestra sociedad?
Poder disponer de una prueba de este tipo, a pesar de que no están libres de limitaciones, con una sensibilidad y especificidad alta, que dé al paciente un acceso rápido a un diagnóstico, teniendo una sintomatología compatible con covid-19, da al sistema sanitario una gran ventaja en cuanto a la capacidad de diagnóstico y la lucha contra esta pandemia. Así pues, la respuesta a la pregunta que hacía al inicio es, a mi entender, la proactividad. Estamos a tiempo de tener iniciativas y equivocarnos, pero no podemos permitirnos el lujo de no hacer nada y desperdiciar recursos.
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