La decisión del Tribunal Supremo que rechaza el recurso del Gobierno balear contra la anulación del decreto lingüístico y obliga, de nuevo, al personal sanitario del Servicio de Salud de las Islas Baleares (Ib-Salut) a acreditar un nivel B2 de catalán para ejercer en la sanidad pública es sólo la punta del iceberg de los problemas de personal que aquejan a Ib-Salut y, concretamente, a su atención primaria.
De los más de 300 médicos de atención primaria que ejercen en la comunidad con contrato temporal (aproximadamente un 47% de la plantilla médica total del primer nivel), alrededor del 30% no tiene actualmente el nivel B2 exigido para optar a una plaza fija, según las estimaciones del Sindicato Médico de Baleares (Simebal) y, por tanto, no podrían estabilizar su plaza en una futura OPE. El problema, asegura Gorka Iriarte, vocal de Atención Primaria de Simebal, es que la primaria balear "no sólo no puede prescindir de esos 300 facultativos temporales, sino que necesitaría alrededor de 350 médicos más para garantizar la asistencia, y los necesitaría ya".
Al déficit "crónico" de médicos de Familia, la alta tasa de temporalidad (del 47% en Mallorca y por encima de ese porcentaje en Ibiza y Menorca), la ausencia de relevo generacional y la excesiva carga de trabajo derivada de la falta de sustitutos, la primaria balear suma, además, el requisito lingüístico, que, paradójicamente, la sentencia del Supremo ha agravado, porque retrotrae la exigencia idiomática a la ley de 2016, más estricta que el decreto de 2018: médicos y enfermeros deberán acreditar de nuevo un B2 de catalán y no disfrutarán, además, de la demora de dos años que el Gobierno balear introdujo en el decreto de 2018 para que los aspirantes acreditaran ese nivel.
Iriarte recuerda que Baleares ya tenía antes de la pandemia la peor ratio de médico/paciente de toda España, "y en el caso de primaria todos los índices y parámetros sitúan a nuestra comunidad en el último o penúltimo lugar del Sistema Nacional de Salud". Sin ir más lejos, según la última Estadística de Gasto Sanitario Público, publicada en marzo de 2019 por el Ministerio de Sanidad, la comunidad balear destina al primer nivel un 11,8% de su PIB sanitario, la segunda comunidad (después de Madrid) que menos invierte en su primaria, y cada médico tiene asignada una media de entre 1.800 y 2.000 tarjetas individuales sanitarias (TIS), muy por encima de las 1.300 que todas las sociedades científicas recomiendan para Familia y de las 1.000 que piden para Pediatría.
Baleares es la segunda comunidad que menos invierte en su primaria de toda España
Y la única manera de reducir esa sobrecarga de trabajo que padece el médico de primaria es, según Iriarte, incrementar el número de contrataciones, y hacerlo hasta un mínimo de "350 contratos nuevos inmediatos", porque el déficit de facultativos -añade el vocal de Primaria- no sólo complica la asistencia diaria en todas las islas, "sino que va en detrimento del seguimiento de los pacientes crónicos (hipertensos, diabéticos, con dolor crónico...) y de la atención a la patología urgente, máxime cuando 1 ó 2 días a la semana el médico se puede dedicar sólo a ver patología covid".
Y aquí el mayor problema con el que topa Ib-Salut sí es similar, según Iriarte, al del resto de las comunidades, y achacable también a la propia Administración: la falta de atractivo de los contratos y ofertas de trabajo para primaria. "De los 28 residentes de Medicina de Familia que se han titulado este año en las unidades docentes de la comunidad, sólo se han quedado a trabajar en nuestros centros de salud 7. El resto ha preferido volver a su comunidad de origen o trabajar en urgencias hospitalarias o en el 061. A la Administración no le basta con escudarse en la falta de médicos para contratar: tenía profesionales formados aquí que se han ido buscando mayor reconocimiento profesional, agendas ajustadas a la demanda o retribuciones acordes con su responsabilidad".
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"¿Cómo es posible -se pregunta el vocal de Simebal- que de las últimas promociones de médicos de Familia que hemos formado en la comunidad ni siquiera el 30% quiera ejercer en un centro de salud?" Es más, "de los 50 médicos de Familia que inician este año la residencia, ¿cuántos terminarán ejerciendo en la consulta de un centro de salud de las islas dentro de cuatro años?"
Según Simebal, la espera para conseguir cita con el médico de Familia es, en la mayoría de los casos, superior a 72 horas y puede llegar hasta los 20 días de espera. "Ib-Salut dice que ha adaptado las agendas de los médicos para hacer frente a esa demanda; el problema de la agenda es que es flexible y prácticamente infinita: en teoría, tienen alrededor de 25 huecos diarios programados, pero en el tiempo de consulta se van añadiendo más y más pacientes. En un mismo minuto pueden estar apuntadas varias personas para una misma consulta", asegura el vocal sindical.
Dos OPEs en 20 años
A la falta de médicos y la dificultad para hacer nuevos contratos por "la inestabilidad y la precariedad laboral", se suma otro handicap que la primaria balear también comparte con sus homólogas autonómicas: la ausencia de relevo generacional. "Según las estimaciones que hemos hecho en Simebal, porque la Administración no te da datos oficiales de las plantillas, en los próximos 5 años se jubilarán alrededor de 20 médicos de Familia por año. Estamos hablando aproximadamente de una sexta parte de la plantilla total (incluidos fijos y temporales), para la que no hay relevo".
Iriarte remacha que la alta tasa de temporalidad laboral no ayuda en modo alguno a hacer atractivo el primer nivel asistencial, y eso sí que es algo directamente achacable a la Administración balear, "a ésta y a cuantas ha habido en los últimos 20 años, porque desde 2001, cuando culminó el proceso de transferencias sanitarias, sólo se han convocado dos ofertas públicas de empleo (OPE) específicas para primaria, una en 2008 y otra en 2017".
Si las cosas no cambian, la siguiente (cuando la haya) exigirá además un nivel alto de catalán, aunque fuentes de la Administración ya se han apresurado a recordar que la ley de 2016 prevé excepciones "cuando la prestación asistencial pueda verse afectada por la carencia o insuficiencia de profesionales". Desde luego, en el caso de los médicos de primaria esa excepción sería aplicable.
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