Las diferentes deformaciones que pueden hacer necesaria una artroscopia de cadera aparecen acompañadas en ocasiones de un sobrecrecimiento del fragmento os acetabuli, patología que da la cara de forma más temprana en pacientes con una actividad física intensa. Un estudio ha comprobado que cuando el fragmento es de pequeño tamaño es más aconsejable retirarlo que tratar de reanclarlo y conservarlo, como se preconizaba hasta ahora.
Así lo ha demostrado un ensayo realizado por el grupo de artroscopia de cadera del Instituto Cugat, Hospital Quironsalud, en Barcelona, con una serie de pacientes seguidos durante al menos un año y publicado en Archives of Orthopaedic and Trauma Surgery.
El sobrecrecimiento del fragmento os acetabulari aparece en ocasiones en la etapa de crecimiento, aunque puede estar presente ya en el momento del nacimiento, y cuando se produce su arrancamiento permanece en la forma de la pelvis, dando la cara de forma más temprana en individuos con una actividad física intensa que implica una demanda elevada de la cadera, lo que sucede en la práctica de disciplinas como el fútbol, el hockey o las artes marciales, por ejemplo.
Esta actividad física pueda ocasionar una pequeña movilidad de este fragmento, que se inserta en el labrum o rodete acetabular y que al romperse puede provocar dolor, según explica Roberto Seijas, responsable de artroscopia de la Unidad de Cadera del Instituto Cugat, y uno de los autores del artículo, junto con Jorge Salvador, Alfred Ferré-Aniorte, Patricia Laiz, David Barastegui y Ramón Cugat.
El principal riesgo de esta situación es que ese pequeño movimiento puede acelerar la artrosis de cadera, ya a partir de los 30 Ó 40 años.
Durante años cuando se apreciaba un fragmento grande de este os acetabulari, fácilmente identificable mediante radiografía, TAC o resonancia magnética, se valoraba proceder a su anclaje. Sin embargo, la decisión no estaba tan clara en los fragmentos de pequeño tamaño porque la osteosíntesis para la reconstrucción podía provocar la rotura del fragmento, explica Roberto Seijas.
La cuestión es que el abordaje artroscópico de la cadera consolidado en los últimos años está permitiendo identificar fragmentos cada vez más pequeños, que escapaban al diagnóstico con técnicas de imagen, precisa este especialista.
Deformidad más frecuente de lo que se pensaba
“En pacientes en los que intervenimos para solucionar el pinzamiento porque presentan limitaciones y dolor, buscando una sobrecarga del acetábulo o una deformidad en el fémur, por ejemplo, encontramos también esta otra deformidad que estamos viendo que es más frecuente de lo que pensábamos”.
Una de las razones por las que hasta ahora se intentaba como primera opción reanclar el os acetabulari, tratando de sintetizar el fragmento para conservarlo, era el miedo a generar inestabilidad de la cadera.
La inestabilidad en artroscopia de cadera es muy residual
Sin embargo, la experiencia acumulada en los últimos años ha permitido comprobar que la aparición de inestabilidad en artroscopia de cadera es muy residual. “Por ello estamos viendo que lo más sensato, cuando el fragmento no es muy grande, es retirarlo, no intentar conservarlo”, precisa Seijas.
Esta es la conclusión a la que ha llegado el grupo del Instituto Cugat, tras la intervención de un grupo de pacientes bastante homogéneos, elegido así para tratar de obtener conclusiones que pudieran relacionarse con resultados predecibles. Así, en todos los casos se trató de futbolistas federados.
Lo que se ha visto es que la reincorporación tanto a la vida normal como a la práctica deportiva es más rápida, “con un retorno al juego a los 3 ó 4 meses”.
La mayor parte de las artroscopias de cadera se realizan por pinzamiento femoroacetabular, pudiendo encontrarse la deformidad en el fémur, en la pelvis o en una combinación de ambas localizaciones, señala Seijas. Los síntomas de este pinzamiento son dolor y rigidez, es decir, limitación en el arco de movilidad de la cadera.
En el caso de individuos con una actividad física intensa, caso de deportistas profesionales, no suele llegar a producirse rigidez porque el síntoma del dolor aparece antes, “no en las actividades de la vida diaria pero sí al hacer gestos como salidas intempestivas, movimientos bruscos, sprint, control de balones altos por combinación de flexión y rotación interna de la pierna, zancadas y saques largos, levantamiento intenso de la pierna en balones divididos o dribling, entre otros gestos”.
Hasta hace unos años el consejo que se daba a los deportistas en este tipo de situaciones, sobre todo, si no eran profesionales, era que abandonasen la práctica deportiva. No obstante, a pesar de dejar la actividad el pinzamiento continuaba su acción y años después, cuando quizá retomaban algún tipo de práctica física, el dolor volvía a aparecer. “La cuestión es que como había pasado tiempo no solían relacionar ese dolor con el que se les había presentado años atrás. Si volvían a dejar la actividad el dolor remitía pero volvía a aparecer tiempo después ya simplemente en gestos como sentarse o agacharse”, explica este traumatólogo.
Evitar que el 'labrum' se rompa
Por eso la conclusión a la que se está llegando es que lo más aconsejable es “tratar de identificar esas caderas lo antes posible para corregir la deformidad, evitar que el labrum se rompa, degenere y derive en una artrosis”
Y es que los componentes que intervienen en la artrosis son la edad pero también otros factores pueden acelerarla y sobre estos sí se puede actuar, caso del pinzamiento fémeroacetabular y la rotura del os acetabulari. “Si corregimos la causa que acelera el pinzamiento podemos frenar la evolución de la artrosis, y eso es algo muy importante”, concluye Seijas.
via Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/3cwdeQX
No hay comentarios:
Publicar un comentario