Cuando la ingeniería se vuelca en el quirófano el resultado es una planificación y ejecución objetiva y precisa. Así lo demuestra el sistema que han desarrollado especialistas del Servicio de Cirugía Oral y Maxilofacial, que dirige Ignacio Salmerón, y del Servicio de Neurocirugía, dirigido por Roberto Leal, ambos del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, de Madrid, junto con ingenieros del Departamento de Bioingeniería e Ingeniería Aeroespacial de la también madrileña Universidad Carlos III. El consejero de Sanidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero, ha asistido hoy viernes a la presentación de esta novedosa tecnología.
La nueva tecnología, pionera a nivel mundial, combina la navegación quirúrgica, la realidad aumentada y la imagen tridimensional para tratar en el quirófano las malformaciones craneales y orbitarias en niños menores de un año afectados por craneosinostosis. Son ya siete los pacientes que se han podido beneficiar de esta técnica, pero es solo el principio, pues, como comenta a DM el cirujano maxilofacial Santiago Ochandiano, uno de los artífices de este avance, estamos ante “una prueba de concepto”.
Como ya adelantó DM, el desarrollo y validación de la precisión de este procedimiento se publicó en Scientific Reports, siendo el primer trabajo de investigación en aplicar la planificación digital individualizada y la navegación quirúrgica para el tratamiento de la craneosinostosis.
Una malformación congénita poco frecuente
La craneosinostosis consiste en la fusión prematura de una o varias suturas del cráneo, generando malformaciones craneales y asimetría de la cara del bebé. Se trata de un defecto congénito que afecta a uno de cada 2.000 niños y que puede ocasionar un aumento de la presión intracraneal impidiendo el correcto crecimiento y desarrollo del cerebro.
En estos casos la intervención quirúrgica es necesaria para poder normalizar la morfología craneal y de la región orbitaria de los pacientes, evitando problemas durante el crecimiento posterior. “Lo idóneo es tratar a los bebés en torno a los nueve meses de vida. Sin tratamiento la deformidad estética, que es progresiva en el tiempo, marcará socialmente a estos niños; además, hasta en un 15% de las craneosinostosis aisladas pueden aparecer problemas neurológicos”, explica Ochandiano.
La cirugía para el tratamiento de la craneosinostosis consiste en cortar el tejido óseo afectado, remodelarlo a la forma más apropiada y volverlo a colocar en el paciente en la posición adecuada para que la morfología craneal sea la deseada. La precisión en la remodelación y en la colocación del hueso es muy importante, ya que pequeñas variaciones pueden afectar negativamente al resultado funcional y estético del paciente. Hasta ahora este procedimiento se basaba en la valoración subjetiva de los cirujanos teniendo en cuenta su experiencia previa.
Con el nuevo sistema la principal ventaja es la posibilidad de cuantificar la deformidad a partir de datos objetivos que indican cómo tendría que ser el cráneo de cada paciente. Con esa información, “desarrollamos una serie de plantillas que nos guían en el momento de la operación para remodelar el cráneo. Una vez remodelado mediante sistemas de cirugía guiada por imagen que nos proporcionan los ingenieros, recolocamos el fragmento y nos aproximamos prácticamente de manera perfecta a la planificación virtual: conseguimos que cráneo y órbita deformados se conviertan en un cráneo y una órbita normales”.
En síntesis, apunta el cirujano, “este tratamiento multidisciplinar que suma la planificación virtual y de los métodos de navegación intraoperatoria y de cirugía guiada, con los ingenieros dentro del quirófano, nos permite tratar a cada bebé de forma personalizada. Ya no hay un tratamiento a ojo, sino una aproximación exacta con un plan personalizado para cada niño que ofrece resultados individuales, exactos, predecibles y que se mantendrán en el tiempo. Esta nueva medicina de precisión ofrece posibilidades amplísimos de mejora en el tratamiento de las deformidades”.
El triple sistema de guiado sirve para conocer la posición de los fragmentos óseos con una precisión milimétrica en cualquier momento de la reconstrucción quirúrgica. Con la fotografía tridimensional se reconstruye el cráneo del bebé y se puede conocer cualquier variación antes, durante y después de la intervención.
Durante la operación, una pantalla de alta resolución, posicionada próxima al campo quirúrgico, permite al personal médico visualizar una representación con modelos tridimensionales la posición real de los fragmentos óseos con respecto a la posición final planificada antes de la cirugía. De esta forma, los cirujanos pueden comprobar en todo momento que están cumpliendo los objetivos definidos durante la fase de la planificación quirúrgica y pueden realizar correcciones para asegurar un resultado óptimo. Además, integra la visualización con realidad aumentada, que posibilita superponer la imagen virtual de la planificación en el campo quirúrgico para que los cirujanos puedan comprobar la posición de los fragmentos de hueso gracias a la navegación quirúrgica.
Con ella, facilita al equipo de profesionales asegurar unos buenos resultados estéticos y funcionales para los pacientes.
Para conseguir esos resultados óptimos, Javier Pascau, catedrático de ingeniería de la Universidad Carlos III y otro de los científicos que han hecho posible este avance, explica a DM que “hemos desarrollado un método para planificar comparando el cráneo de niño y de niña con cómo debería ser mediante una base de datos de sujetos normales, en colaboración con el Hospital Children’s National de la Universidad de Washington DC”. En concreto, se coteja el escáner del cráneo con la malformación con el que más parecido dentro de la base de datos de individuos normales y de esta forma los ingenieros calculan cómo debería ser ese cráneo, según sus características individuales, sin la deformidad.
La nueva tecnología ha sido utilizada ya en un total de siete pacientes, obteniendo óptimos resultados quirúrgicos en todos ellos.
No obstante, Ochandiano apunta que “se puede aplicar perfectamente en cualquier deformidad ósea del territorio maxilofacial y craneal”. Y de hecho este equipo multidisciplinar de médicos e ingenieros ya trabaja en realizar resecciones de cáncer a través de sistemas de navegación, así como implantes dentales complejos en paciente oncológicos.
El futuro de la cirugía, destacan estos especialistas, parece que seguirá los derroteros tecnológicos que han permitido reducir el peso de lo subjetivo en el quirófano. No obstante, como señala Ochandiano, este tipo de procedimientos aún no están totalmente automatizados y todavía es necesario el “toque del cirujano” para alcanzar un resultado armónico, como solo lo da la mirada del médico al paciente.
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