Entre 2007 y 2017, alrededor de 87.000 trabajadores españoles de alta calificación, es decir, con título universitario o grado superior, se fueron a otros países de la Unión Europea. En la actualidad, casi la mitad de los trabajadores cualificados en España acabarán emigrando al extranjero, según un informe del Centro de Investigación de Políticas Europeas (CEPS). En el documento, los investigadores señalan que el país en el que ocurra esta fuga de cerebros se enfrentará a un descenso potencial de su fuerza laboral, al contrario que los países que han acogido a estos trabajadores.
En España se propuso un plan de retorno del talento para que los españoles que emigraron como consecuencia de la crisis (universitarios en un 80%) retornen. Según datos del Gobierno, unos 2,5 millones de españoles residen en el extranjero, de los cuales un millón emigraron desde 2009 como consecuencia de la crisis económica.
Hay iniciativas privadas que ya han conseguido atraer alguno de estos talentos que emigraron para iniciar su carrera científica fuera del país, como las becas Junior Leader de posdoctorado que ha otorgado la Fundación La Caixa a 110 investigadores para que lleven a cabo sus trabajos en centros de referencia en España y Portugal. Estas ayudas, que tienen una duración de 3 años y una dotación de 305.100 euros por beca, están dirigidas a investigadores de todas las nacionalidades, y de los 45 investigadores seleccionados, 20 son españoles (de 14 provincias) y 25 extranjeros (procedentes de 14 países).
Gracias a ellas, algunos investigadores que llevaban años trabajando en el extranjero han regresado para continuar su trabajo en España. Es el caso de María de la Paz Zafra, licenciada en Bioquímica, con un máster en inmunología y doctorada en bioquímica, biología molecular y biomedicina, y que desde hace seis años trabajaba en el Centro Médico Weill Cornell, en Nueva York, EEUU. Desde enero de este mismo año, gracias a la beca, realiza su posdoctorado en el Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada, donde estudia el efecto de algunas mutaciones de KRAS en el cáncer de páncreas, con el fin de hallar nuevas estrategias terapéuticas. La importancia de estas mutaciones radica en que son bastante frecuentes. “Más del 95% de los adenocarcinomas pancreáticos las presenta”, explica Zafra.
Mutación del gen KRAS
La razón de por qué Zafra ha escogido esta línea de investigación es que se busca desde hace años conocer qué función tiene este gen en concreto. Además, el cáncer de páncreas es una enfermedad que a día de hoy prácticamente no tiene cura, se detecta en estadios muy tardíos y no cuenta con muchos tratamientos disponibles. Se trata con terapias adyuvantes de quimioterapia y, en ocasiones, con cirugía. “No tiene opciones terapéuticas”, señala la investigadora.
Más del 95% de los adenocarcinomas pancreáticos presentan mutaciones de KRAS
Lo más novedoso del proyecto fue centrarse no solo en si el gen estaba mutando o no, sino en estudiar el tipo de mutación dentro del gen y analizar las diferencias entre ellas. Hay un claro sesgo en los tipos y la frecuencia de las alteraciones de KRAS, existiendo además la suficiente evidencia para pensar que las variantes de KRAS son diferencialmente sensibles a los tratamientos dirigidos. Esto llevó a Zafra a generar ratones con estas mutaciones, un modelo animal que no existía anteriormente, con lo que descubrieron que sí se observaban disparidades en estos ratones.
Su proyecto pretende sacar partido de estos potentes modelos para comprender en profundidad el efecto que determinadas mutaciones de KRAS producen en el cáncer de páncreas. De igual modo, no solo se va a centrar en modelos in vivo, sino que la investigadora usará cultivos de organoides y plataformas tumor on a chip (tumor en un chip) para recrear con precisión ex vivo el microentorno tumoral, su crecimiento y metástasis, para probar diferentes tratamientos dirigidos.
“Aquí voy a continuar con ese trabajo y a seguir investigando las diferencias entre mutaciones, no solo en este modelo preclínico, sino también para conceptos más complicados con tumores para probar distintas terapias, ya que el trabajo comenzó como un modelo de iniciación del tumor”, subraya Zafra.
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