El trastorno de ansiedad es en realidad un conjunto de trastornos diferentes que, en grado excesivo, pueden llegar a ser patológicos y requerir tratamiento puntual o, incluso, crónico; los hay generalizados, con fobias y miedos, por estrés postraumático y obsesivo-compulsivos. Diagnosticar con precisión este problema, y sus síntomas, cuando causa un malestar tan significativo que tiene implicaciones sociales y laborales y, luego, hacer un seguimiento objetivo de la efectividad del tratamiento indicado (evolución), no resulta fácil actualmente.
“Al paciente le cuesta recordar la frecuencia y la intensidad de la ansiedad que sufre y cuando contesta a los test específicos quizá lo hace influenciado por lo que le ha sucedido en las últimas dos horas”, explica Joaquim Raduà , jefe del grupo Imagen de los trastornos relacionados con el estado de ánimo y la ansiedad (IMARD) del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (Idibaps) y miembro del CIBERSAM. Además de ese handicap, añade otro problema: pasa demasiado tiempo desde que el paciente consulta por síntomas graves en atención primaria, donde sí pueden gestionar casos leves, hasta que llega a un especialista, psiquiatra o psicólogo clínico.
El diagnóstico, informa, es clínico y comienza por descartar patología orgánica. Se observan diferencias en imagen por trastornos de ansiedad pero, por ahora, “no tienen repercusión clínica”. El tratamiento de elección suele ser la terapia cognitivo-conductual y los fármacos antidepresivos. Hay otras opciones pero son menos comunes, para situaciones puntuales.
Para lograr mejorar el abordaje (diagnóstico y seguimiento terapéutico) de este problema, que puede afectar a una de cada cinco personas a lo largo de la vida, investigadores del Hospital Clínic –Idibaps de Barcelona, el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell), en Hospitalet de Llobregat, y el CIBERSAM han desarrollado una aplicación para teléfono móvil diseñada para valorar la ansiedad de forma continuada y en la vida real.
Los resultados del uso de esta aplicación se han publicado en la revista Assessment. El estudio lo han coordinado Raduà y Miquel A. Fullana, investigador del mismo grupo y también del CIBERSAM. Los primeros firmantes del artículo son Lydia Fortea, investigadora predoctoral del grupo IMARD del Idibaps, y Miquel Tortella-Feliu, de la Universidad de las Islas Baleares. También han participado activamente varios miembros del equipo de investigación liderado por Carles Soriano-Mas, del Idibell y también miembro del CIBERSAM.
¿Confiar en los recuerdos del paciente?
Hasta ahora, para determinar si una persona tiene una ansiedad elevada, el especialista le pregunta en una entrevista y/o a través de un cuestionario el grado de ansiedad a lo largo de las últimas semanas. Pero este tipo de valoración tiene dos grandes limitaciones: por un lado, la persona debe hacer una valoración de su ansiedad “media”, mientras que la ansiedad puede ser variable en el tiempo; y por otro, debe confiar en sus recuerdos, que pueden estar afectados por las emociones actuales y otros factores .
“Desde hace un tiempo, sabemos que es mejor medir algunas emociones en el momento, justo cuando se dan, en el contexto en el que se dan y de forma longitudinal, es decir, durante varios días o semanas ”, dice Raduà . “Hoy día esto se puede hacer fácilmente con un smartphone”, añade.
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