El visado farmacéutico puede seguir teniendo sentido si pasa de ser una traba burocrática previa a la prescripción o su renovación basado sobre todo en criterios de ahorro económico a un control a posteriori para asegurar su calidad. Ha sido la principal conclusión de un debate previo al 42º congreso de Semergen, que se ha inaugurado este lunes.
La posibilidad de una auditoría de control la ha puesto sobre la mesa Gregorio Gómez Soriano, presidente de la Federación de Asociaciones de Inspección de Servicios Sanitarios. Ha criticado que el actual modelo “se basa en la desconfianza sobre el médico y en la ausencia de responsabilidad. Si un médico trata de prescribir un fármaco no indicado y nos damos cuenta, no le pasa nada; simplemente no se autoriza”.
En su opinión, tiene más sentido y encaja más con la labor inspectora que se evalúe la prescripción a posteriori. Y, sobre todo, que el trabajo previo lo hiciera una máquina: “La mayoría de los requisitos para autorizar un visado son automatizables; de lo contrario no tendría que sentido que yo, un inspector que no ha visto al paciente, se pronunciara”.
Según Gómez, aproximadamente el 10% de las solicitudes son rechazadas, aunque varía por comunidades y medicamentos (los inmunomoduladores están alrededor del 2-3%), “pero muchas se vuelven a remitir y son subsanables porque lo que puede faltar en información, así que la cifra probablemente sea menor”.
Frente a las críticas del visado como una herramienta del control del gasto, José Martínez-Olmos, exsecretario general del Ministerio de Sanidad, ha señalado la legitimidad de la Administración de buscar y exigir el coste-efectividad e incluso anteponerlo como único criterio para exigir visado, que también apostó por automatizar.
En opinión de José Polo, presidente de Semergen, justificar el visado como una vía para garantizar el coste-efectividad no es coherente, sobre todo en medicamentos que está demostrado que salvan vidas, “frente a una gran bolsa de medicamentos autorizados cuya eficacia está por demostrar”.
Ana Pastor, exministra de Sanidad, se mostró partidaria también de revisar todo el sistema de forma completa, centrándose más en los criterios de racionalización, seguimiento farmacológico y adecuación a la indicación: "Soy partidaria de controlar el gasto, pero cuando se pone un trámite burocrático y los médicos son los que deben hacer el seguimiento, hacemos un mal favor a pacientes y profesionales".
Serafín Romero, presidente de la Organización Médica Colegial (OMC), ha señalado que el acuerdo en lo básico -esto es, el sentido del visado- “está superado”, y es necesario entrar más en los motivos por los que ciertos medicamentos exigen este procedimiento. “Hay que recordar que este sistema de visado afecta sólo a quien acude a la sanidad pública, dando dificultades a quien no se puede permitir ciertos tratamientos”.
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