Expertos sanitarios valoran positivamente el estado de alarma decretado ayer para Madrid por la elevada tasa de incidencia de casos covid-19, pero creen que es una medida que llega tarde. Además, piden que la medida se mantenga "hasta alcanzar un descenso consolidado" de los casos, y advierten que la ralentización podría deberse a que Madrid "hace menos PCR desde que cambió sus protocolos el 28 de septiembre".
En concreto, José Jonay Ojeda, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas), considera que "más vale tarde que nunca. El estado de alarma es la herramienta que permitirá que el control de la pandemia sea más efectivo".
A su vez, añade que en Madrid "llevábamos detectando un alto nivel de transmisión comunitaria y no éramos capaces de poner en marcha medidas con la rapidez necesaria y la posibilidad de control. Varias comunidades autónomas tienen indicadores muy malos, pero es verdad que Madrid tiene una posición radial dentro del país, con mayor repercusión en otras regiones", comenta.
Alternativas al confinamiento
Sin embargo, considera que "haber llegado al confinamiento es un fracaso, como ya pasó en la primera ola aunque de otra magnitud. Significa que hemos fracasado a la hora de tener medidas de prevención en salud pública para evitar llegar a este escenario". De hecho, cree que antes del confinamiento "había otras medidas que podíamos haber aplicado. Ya en mayo era necesario haber reforzado tanto la Atención Primaria como la Salud Pública, y no solo Madrid sino también otras comunidades autónomas no han asignado suficientes recursos para anticiparse", continúa este portavoz.
Bajar la tasa de incidencia
En cuanto al plazo, "no es suficiente una mejoría de los indicadores de unos pocos días. En toda España se observa una ralentización de los contagios, una meseta, pero necesitamos mantener la tendencia decreciente hasta alcanzar la cifra recomendada hoy por la UE para la movilidad entre países: 50 casos por 100.000 habitantes", recalca, cuando los últimos datos del Ministerio de Sanidad sitúan la media nacional en 256,8 por cada 100.000, con picos que superan los 1.000 en determinadas zonas.
Por ello, Jonay cree que "no basta con el umbral de 750 por 100.000, como defendía el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, para algunas zonas que estaban en 1.000. En esa cifra no se puede desescalar; sería contraproducente, porque se estaría dando un mensaje a la población de que esto está resuelto", como pasó en la primera ola.
Por ello, aboga por tener "datos consolidados de al menos dos semanas; las notificaciones de la última semana suelen ser provisionales, hace falta un tiempo adicional", asegura.
Cambios en los protocolos de Madrid
Por su parte, Mar Noguerol, de la Plataforma de Médicos de Atención Primaria APseMueve, subraya la necesidad de "mantener las medidas acordadas en el Consejo Interterritorial de Sanidad, con criterios homogéneos para todas las comunidades autónomas".
Sobre la ralentización de los contagios tras las restricciones de movilidad en 45 zonas básicas -de 1.000 a 750 casos por 100.000 habitantes, según la Consejería de Sanidad- podría deberse a que Madrid "hace menos pruebas PCR a los contactos", tras cambiar su protocolo el 28 de septiembre, según explica Noguerol.
"Ya no se hacen pruebas a contactos estrechos que no sean convivientes, salvo que tengan más de 65 años o sufran enfermedades crónicas. Tampoco se hace estudio de contactos en los centros educativos cuando un alumno da positivo, salvo si tuvieran síntomas", según Noguerol, que tilda de "muy importantes estos dos cambios en los protocolos".
Además, esgrime que se están sustituyendo las PCR por los test rápidos antigénicos, cuyos resultados "están validados para personas con síntomas de menos de seis días, pero no están avalados para contactos asintomáticos".
Para la portavoz, "habrá que ir viendo la evolución de los datos y seguir los criterios objetivos consensuados por el Ministerio. No puede haber medidas diferentes para unos y para otros".
¿Medida eficaz para los madrileños?
Carlos Castaño, presidente del sindicato de médicos AFEM, pone en duda que el estado de alarma vaya a beneficiar a los madrileños, pero sí al resto de españoles: "Es una consecuencia de la guerra política entre Madrid y el Gobierno central, y contribuye más a salvar a quienes están fuera del perímetro de Madrid que a los madrileños".
Así, lo considera una medida "positiva para el conjunto del país, pero se queda a medias para los madrileños. Sería más efectivo, dentro del confinamiento de toda la región, mantener también el confinamiento por zonas básicas de alta incidencia", añade Castaño refiriéndose a un ámbito sobre el que la Comunidad de Madrid sí tenía competencias: "La presidenta Ayuso, cuando le obligaron a confinar todo Madrid, quitó los confinamientos parciales, que, a largo plazo, habrían servido".
Para AFEM se sigue sin potenciar la Atención Primaria y el rastreo, aunque "ahora sirve para menos, porque es tal la cantidad de casos que es muy difícil rastrear todos. Al final hay que hacer cortafuegos, dejar que se queme una parte del bosque y confinar perimetralmente".
Como dato positivo, refleja que "hay un factor psicológico que se ha notado. Si la población recibe el mensaje de medidas más drásticas, se autoconfina, socializa menos y usa más medidas de protección. Si las noticias son ambiguas la gente se confía, como cuando se empezó a desconfinar rápidamente desde mayo y la pandemia resurgió".
El efecto psicológico del estado de alarma "se va a notar; la gente, al escuchar la mala noticia, se ha retraído. Además, se protege las zonas externas a Madrid", concluye.
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