La ansiedad es una respuesta del organismo ante una situación de peligro. Esta reacción, que es normal y que en los principios de la humanidad ha servido para que se perpetúe la especie, en la actualidad, si es desproporcionada y surge incluso ante situaciones normales que no entrañan peligro, puede ocasionar un trastorno con afectación en el día a día de la persona que lo sufre. Así lo creen los participantes en una mesa redonda organizada por Scnwabe Farma Ibérica y celebrada el viernes pasado para hablar de este problema.
Vicente Gasull, coordinador del Grupo de Salud Mental de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), defendió el papel de la farmacia comunitaria como "un importante punto de apoyo para la Atención Primaria". Como les ocurre a los médicos, añadió, "los farmacéuticos ven a los pacientes a lo largo de tiempo, por lo que pueden estar atentos ante cambios en el comportamiento de los pacientes y también cambios físicos", que puedan hacer sospechar que pudiera estar sufriendo síntomas compatibles con la ansiedad.
Como señaló Patricia Ramírez, psicóloga experta en ansiedad, el paciente con ansiedad suele haber pasado por diversos especialistas antes de tener un diagnóstico de ansiedad. Así, relató que suele ser habitual que acudan al "dermatólogo, porque tienen erupciones o se les cae el pelo; luego al digestivo, porque tiene molestias estomacales o procesos de diarrea intercalados con estreñimiento, o al cardiólogo, porque tiene palpitaciones. Son síntomas somáticos propios de la ansiedad".
Por ello, desde la farmacia se puede observar si se dan este tipo de situaciones o si el paciente verbaliza directamente que sufre ansiedad. "Si son procesos leves o moderados, podría recomendar algún medicamento que no necesite receta y que tenga eficacia probada", señaló el médico. Pero cuando ya se trata de personas en las que esa ansiedad les impide desarrollar su día a día con normalidad o que la hacen pero les supone un sufrimiento interno importante, entonces es cuando deben derivar al médico de Atención Primaria o plantearle la visita a un psicólogo.
'Fondo de armario'
Mientras tanto, el farmacéutico puede reforzar alguno de los mensajes que los psicólogos trabajan cuando tienen a un paciente con ansiedad. En este sentido, Ramírez afirmó que para tener una buena salud mental y luchar contra la ansiedad hay que tener "un buen fondo de armario", que consiste en tener "un adecuado descanso, que el sueño sea reparador; hacer meditación, con 3 o 4 minutos al día para centrarse en la respiración, es suficiente; hacer deporte a diario (la Organización Mundial de la Salud menciona 7 u 8 horas de actividad a la semana), y tener una buena alimentación".
La experta también mencionan la importancia de fomentar no tanto los pensamientos positivos sino los pensamientos útiles. "Muchos pensamientos son negativos y no nos lo podemos sacar de la cabeza -dijo-, pero lo que sí podemos es elegir dar valor a lo que verdaderamente importa y focalizar la mente en otro tipo de pensamientos y en aquello cuya solución dependa de nosotros", dejando apartado aquello sobre lo que no se tiene ninguna capacidad para cambiarlo.
También propuso una serie de estrategias: "Cambiar etiquetas de los sentimientos; a ampliar el vocabulario y dejar de verbalizar las situaciones como horrorosas, sufrimiento y pensar que las cosas se pueden afrontar con serenidad y calma; tratar de anticiparse al peligro cuando sea posible, por ejemplo, si tengo miedo a incorporarme al trabajo por el riesgo de contagio ver qué medidas se pueden tomar, como mantener la distancia de seguridad, usar mascarillas; sobrecorregirnos cuando hablemos mal o con prisas, por ejemplo, me doy una ducha rápida y te llamo; no, hay que decir, me doy una ducha y saco la palabra rápido".
Asimismo, hay que hacer entender al paciente que dar vueltas continuamente a un pensamiento y a un problema que no depende de él es contraproducente: "La clave de una vida serena está en aceptar esos pensamientos que nos atormentan y tratar de controlarlos para que no sean ellos los que nos controlen. Si rumiar no te ha dado hasta ahora una respuesta que te deje tranquilo seguir pensando lo mismo tampoco es la solución. Es un despropósito sufrir por las cosas que no controlamos".
En este sentido, mencionó que en Psicología hay una terapia de tercera generación que se llama terapia de aceptación y compromiso que enseña a "estar muy centrado en el presente y a desvincularnos de todo aquello que, aunque sea verdad y sea preocupante, nosotros no podemos atenderlo ahora para que no nos quite la paz".
Otro error que suelen cometer las personas que pasan por un proceso de ansiedad es personalizar los pensamientos, es decir, afirmar, si yo estoy pensando esto es que yo soy así y me tengo que sentir así y esto no es cierto".
Placer anticipatorio
Igualmente, Ramírez mencionó lo que en su campo se llama ansiedad anticipatoria, que es la habilidad que tiene el cerebro para buscar el peligro y anticiparse a él. "Esto estaba bien cuando viviámos en las cavernas con tantos peligros alrededor. Pero hoy en día tenemos una casa que nos da cobijo, supermercados donde comprar alimentos, tenemos una salud pública de calidad, medicamentos que salvan vidas.... No hay tanto peligro, por lo que estar constantemente anticipando el peligro y centrarse en todo lo malo que puede ocurrir provoca un desgaste emocional y físico cuando podríamos estar disfrutando de cosas bonitas", argumentó.
Ante esto, ella propone hablar del placer anticipatorio, que es visualizar esas situaciones que nos generan miedo o ansiedad con control. "El cerebro, de esta forma, se prepara para aquello para lo que lo programamos, fomentando, así, la probabilidad de que ocurra esa experiencia y eso va a depender del foco de atención de cada persona. Por ejemplo si te quedas embarazada vas a ver embarazadas por todo lados y antes no las veías. Lo mismo pasa con el placer anticipatorio. Si yo voy a dar una charla y tengo miedo de hablar en público cuando salgo al escenario, ¿en qué me fijo? ¿En lo que puede fallar o en lo que puede tener éxito? Hay que preparar a la mente para que ocurra lo mejor desde la parte en la que cada uno puede intervenir".
Grupos más vulnerables
El portavoz de Semergen, hizo hincapié en cuáles son los grupos que durante esta pandemia son más vulnerables a sufrir ansiedad y que, por tanto, el farmacéutico puede estar atento. Según las consultas recibidas, señaló a las personas mayores, los enfermos crónicos, los inmigrantes y población desfavorecida, sin olvidar a los profesionales sanitarios.
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