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domingo, 4 de octubre de 2020

"Hay que desterrar la careta de rigidez que cubre los estudios de Medicina"

Grado
franciscogoiri
Dom, 04/10/2020 - 09:01
Ander Urruticoechea, director del Grado de Medicina de Deusto
Ander Urruticoechea, director del Grado de Medicina, ante el edificio de la facultad de Deusto (Fotografía: Iñaki Revuelta).
Ander Urruticoechea, director del Grado de Medicina, ante el edificio de la facultad de Deusto (Fotografía: Iñaki Revuelta).

Después de un largo proceso de preparación, maduración y sedimentación que ha durado más de cinco años, la Universidad privada de Deusto abrió el pasado septiembre la flamante persiana de su recién estrenada Facultad de Medicina. El director del nuevo grado, Ander Urruticoechea, habla con un irrefrenable entusiasmo de una metodología docente que otorga el protagonismo y la iniciativa al alumno, y está convencido de que Deusto tiene mucho que aportar a la docencia médica en España. Le consta que la apertura de la facultad, la 44ª de España, ha generado muchas críticas entre decanos y estudiantes, pero se defiende de ellas con el mismo educado entusiasmo, y se pregunta si tanta crítica no ocultará un deseo de "limitar la competencia".

Pregunta. Los trámites para abrir una facultad de Medicina son prolijos y requieren su tiempo, pero Deusto parece que se lo ha tomado especialmente con calma. ¿A qué se debe esa demora de casi un lustro, desde que se concibió la idea hasta que se ha materializado?
Respuesta.
Por dos razones básicas. Primero, porque era un área nueva dentro de Deusto y segundo, y fundamentalmente, porque nosotros concebíamos el grado con una razón de ser y un modelo pedagógico muy particular. Eso nos ha obligado a una ingente labor de preparación, a viajar por varios países para conocer universidades y propuestas docentes concretas y a estudiar y analizar a fondo muchos modelos. Pero también ha influido, claro, la estricta y alta regulación a la que está sometida en España la apertura de nuevas facultades de Medicina. En este grado, hay que buscar siempre el consenso de las autoridades universitarias, las sanitarias y las políticas, y eso implica mucha preparación y el sometimiento a unos tiempos. De hecho, el visto bueno de la Agencia Reguladora de Calidad del País Vasco (Unibasq) lo conseguimos a finales del año pasado y la aprobación de las 80 nuevas plazas con las que hemos comenzado el grado -que depende del Ministerio de Sanidad- no se produjo hasta la primavera, aunque este año, con el coronavirus, todo ha sido más complicado.

"Este grado nace con la idea de aportar algo nuevo en el modelo educativo médico"

P. ¿Por qué 80 plazas? ¿Qué criterio han seguido para optar por ese número?
R.
Creemos que es la cifra idónea para la viabilidad del proyecto, pero también para el desarrollo del modelo pedagógico que inspira a nuestro grado de Medicina.

P. ¿En qué consiste exactamente ese modelo pedagógico? ¿Qué tiene el grado de Medicina de Deusto que no tengan los de otras universidades españolas?
R.
Este grado surge con la idea de aportar algo nuevo en el modelo educativo médico; no nos guía una oportunidad de mercado ni nada parecido, sino la convicción de que podemos formar a alumnos de Medicina adaptados a la realidad presente y futura de la práctica médica. De un modelo casi paródico, que pinta al médico como alguien con tremenda memoria y muy mala letra, por hablar sólo de dos tópicos, tenemos que tender hacia un profesional que aborde el problema de cada paciente de forma individualizada, personalizada, y no sólo desde una perspectiva biológica o molecular, sino por el mero hecho de que cada persona es un mundo. El segundo paso es que aplique una metodología de resolución de problemas adaptada a cada persona.

"Tenemos ya a todos los profesores de primero e iremos consiguiendo al resto"

P. ¿Y cómo se le inculca al alumno esa mentalidad?
R.
Nos hemos dotado de un modelo pedagógico, el aprendizaje basado en problemas (ABP), que no hemos inventado nosotros, ni mucho menos, sino que desde la década de los 70 del siglo pasado funciona con éxito en varios países, como Canadá o Estados Unidos. Ellos lo aplican en áreas pedagógicas diferentes, pero en España -y concretamente en Medicina- está muy poco desarrollado. Hay, sin embargo, alguna facultad, como la de la Universidad de Girona, que lo tiene muy implantado, y que nos ha guiado, asesorado y acompañado en este proceso desde 2016.

P. ¿En qué se diferencia entonces el ABP del método convencional de enseñanza médica?
R.
En esencia, el profesor genera o plantea un problema concreto y, para resolverlo, los alumnos, organizados en grupos de trabajo pequeños -de unas 10 personas- deben adquirir una serie de conocimientos, los llamados "objetivos de aprendizaje". El trabajo se articula generalmente en tres sesiones, y ahí son los propios alumnos los que deciden qué conocimiento adquirir, cómo adquirirlo y cómo resolver el problema. Nada que ver, pues, con el modelo clásico de las lecciones magistrales o la mera toma de apuntes; el protagonismo y la iniciativa reside aquí en el equipo, que es, en definitiva, lo que el estudiante se va a encontrar en su futura práctica médica: abordar el problema de un paciente exige del trabajo coordinado y responsable de un equipo.

"Recuperemos el orgullo: las facultades no 'troquelamos' aspirantes al MIR"

P. Y la imagen clásica del profesor, ¿dónde queda? ¿Qué papel se le reserva al docente en este modelo pedagógico?
R.
Varios, y todos ellos importantísimos. De entrada, tiene que sintetizar toda la materia de su asignatura en objetivos de aprendizaje, que luego le planteará al estudiante; luego, debe diseñar los problemas, y esto es clave, porque aquí se incluye el trabajo de los grupos, pero también talleres, prácticas preclínicas, prácticas en nuestro hospital virtual... Y también hay clases magistrales, pero muy pocas y con una mentalidad diferente de la clásica: están concebidas como reuniones donde se recopila toda la información, se discute y se pone en contexto. De hecho, en las tres semanas que llevamos de curso, algunas de las clases magistrales han sido mesas-coloquio, donde se han reunido tres o cuatro expertos de un área concreta de conocimiento y han discutido y confrontado pareceres delante de los alumnos.

P. Pero si no le he entendido mal, ¿en los grupos de trabajo los alumnos trabajan solos, sin asesoramiento alguno?
R.
Son ellos los que tienen la iniciativa, pero cada grupo de trabajo tiene un monitor. Ahora bien, el monitor tiene que hablar lo menos posible y asegurarse, sencillamente, de que el grupo no se despista ni se desvía de los objetivos de aprendizaje. Es decir, el monitor acompaña, incentiva la participación de todos los miembros del grupo y evalúa in situ las aportaciones de cada alumno.

"El MIR no es la única salida; no podemos tener una visión tan reduccionista"

P. Eso implica disponer de un cuerpo docente mentalizado y preparado para este modelo pedagógico. ¿Cuál sería el retrato robot del profesor-tipo de Medicina de Deusto?
R.
Pues, de entrada, e independientemente de su edad, es importante que tenga una mentalidad joven e innovadora.

P. Dado el déficit de profesores de que se quejan las facultades de Medicina y las especiales características de los que ustedes buscan, ¿tendrán docentes suficientes para los 6 cursos del grado? ¿Cómo están reclutando a esos profesores?
R.
El proceso es gradual. Tenemos, obviamente, a todos los profesores necesarios para primero y paulatinamente iremos generando el cuadro de los cursos superiores. El proceso es sencillo: contactamos con un profesional muy reputado en un área concreta de conocimiento, con competencias docentes y que entienda nuestro modelo; a partir de ahí, ese profesional genera su propio equipo y la Unidad de Innovación Docente de Deusto forma a los miembros de ese equipo en nuestro modelo de aprendizaje. En suma, Deusto forma a los profesores y les acompaña a lo largo de todo el proceso de elaboración del material

"Nuestro modelo huye de la lección magistral y la mera toma de apuntes"

P. Insisto, ¿todo ese proceso no dificulta especialmente encontrar profesores adecuados y, sobre todo, suficientes?
R.
Mire, hay factores que nos facilitan las cosas. Hay una parte del profesorado que, obviamente, estará formada por reconocidos especialistas en cada una de las materias, pero los tutores de ABP, por ejemplo, no tienen por qué ser expertos en cada una de las áreas de conocimiento, porque su labor es la de acompañar y asesorar. Es decir, el tutor de un ABP de Neurología no tiene por que ser neurólogo, y eso hace que, al menos, un parte del profesorado pueda ser más versátil o multifuncional. Además, trabajamos en asociación con 16 centros clínicos de medicina privada del País Vasco que están especialmente interesados en que sus profesionales se incorporen a tareas docentes, porque había un cierto desierto en este campo. Eso nos permite contar con un semillero relativamente abundante de profesionales motivados y muy preparados.

P. ¿Y los estudiantes? ¿Había muchos aspirantes a ocupar las 80 plazas con las que ha arrancado el grado? ¿En qué se han fijado para seleccionar a los elegidos?
R. 
Para seleccionar a los 80 alumnos que han empezado en septiembre, hemos entrevistado a más de 300 candidatos, lo que evidencia que había una importante demanda previa. Además de en las competencias y en el currículo académico de los candidatos -que, en el caso de Medicina, es siempre muy bueno- nos hemos fijado fundamentalmente en su capacidad de iniciativa. Aquí, si el estudiante no tiene interés, no va a aprender; si no pone de su parte desde el principio, le va a costar mucho. De hecho, una de las cosas que hacemos es introducir prácticas clínicas desde primero, para asegurarnos, desde el minuto uno, que tienen ese interés por curar, por cuidar y por abordar los problemas del paciente. También hemos tenido en cuenta su capacidad para trabajar en equipo, su flexibilidad, su adaptación a entornos de trabajo cambiantes...

Imagen eliminada.P. En un grado tan clásico, tan largo y con tanta carga teórico-práctica como Medicina, ¿no cree que los estudiantes puedan ver con cierto recelo un modelo pedagógico tan innovador?
R
. Como le decía antes, es novedoso en España, y sólo relativamente, porque, aparte de Girona y ahora nosotros, hay otras facultades españolas que ya siguen este modelo en áreas concretas. Además, insisto, fuera de España está plenamente implantado, desde hace mucho y con resultados muy satisfactorios, en muchos países. Ahora bien, admito que esa misma pregunta que usted me hace también nos la hacíamos nosotros al principio, pero le aseguro que cuando se lo hemos explicado a los alumnos, y han empezado a experimentar el método, están encantados. La metodología, de hecho, es sólo uno de los 4 pilares que subyacen en la filosofía que queremos inculcar al alumno. El segundo pilar es que investigación y práctica clínica constituyen un mismo acto, de forma que el estudiante debe tener claro que hay que generar evidencia al mismo tiempo que se atiende al paciente; el tercero es la perspectiva internacional que tiene el grado, que, además del perfecto conocimiento del inglés que deben tener todos los estudiantes, implica que un semestre se van todos fuera, a hacer prácticas al extranjero. Y, finalmente, está la perspectiva humanista, haciendo hincapié en aspectos como la bioética, la empatía con el paciente, los aspectos socio-sanitarios... Es verdad que los estudios de Medicina parecen investidos de un aura de clasicismo y rigidez, pero la pregunta es ¿por qué? No hay nada más evolutivo, cambiante y progresivo que la práctica médica, y hay que desterrar esa careta de rigidez y romper con todos esos paradigmas, en la medida que sea necesario.

P. Como todas las facultades de Medicina que se han inaugurado en España en los últimos años, la apertura de Deusto ha estado rodeada de las críticas de decanos y estudiantes, que consideran que ya no hay sitio para más grados de Medicina. ¿No tiene las sensación de que llegan a un club donde no se les quiere?
R.
Pues mire, de entrada, me llama mucho la atención que se considere a las facultades de Medicina poco menos que como troqueladoras de aspirantes al MIR. Parece que se obvia el papel de la facultad como espacio de generación de conocimiento, como lugar de innovación en el modelo de médico... Parece como si estas críticas se basaran únicamente en una idea: número de alumnos que entran en las facultades y número de médicos que van a salir de ellas. Punto. Desde la humildad del que acaba de llegar a ese club al que usted hace referencia, creo que hay que recuperar el orgullo de las facultades de Medicina como lugares de valor añadido, como generadoras de evidencia y como espacios de contribución al modelo de médico del futuro.

"Parece como si las críticas respondiesen a un deseo de reducir la competencia"

P. Todo eso está muy bien, pero todos los años muchos de los estudiantes que salen de esas facultades se quedan sin plaza MIR porque no hay sitio para todos...
R.
Mire, en un contexto como el actual no sé hasta qué punto es factible decir que no hacen falta más médicos, porque las cosas están como están. Creo que el problema no está precisamente en las facultades de Medicina, sino en esa otra parte del proceso de formación a la que usted se refiere. Focalizarlo en las facultades puedes responder casi, casi a un deseo de disminuir la competencia. Además, el MIR y la especialización no es la única salida que le queda a un graduado en Medicina: la investigación, la gestión sanitaria, las empresas biotecnológicas, las farmacéuticas... también esperan con los brazos abiertos a graduados en Medicina; no podemos tener una visión tan reduccionista de la profesión.

P. ¿Pero convendrá conmigo en que Medicina es un grado fuertemente vocacional, y en que el grueso de esa vocación, al menos inicialmente, se focaliza en la asistencia a los pacientes? 
R.
Sin duda, pero, insisto, ahí el problema no está en el número de egresados, sino en el número de especialistas que el sistema piensa que necesita. Y no es que lo diga yo, sino que lo han dicho muchos y reconocidos expertos y autoridades sanitarias: hay margen para aumentar, mejorar y adaptar la oferta de plazas a las necesidades reales del sistema, porque en los próximos años vamos a tener un problema muy importante de carencia de médicos.

En apenas 15 días de vida, la Facultad de Deusto se debate entre la ilusión por su "innovador" modelo docente y las críticas que suscitó su apertura. Off Francisco Goiri. Madrid Profesión Profesión Profesional Joven Off

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