Nieves y Carmen Mijimolle tienen estos días una sensación ambivalente. Están en Oviedo para recoger el Premio Princesa de Asturias en homenaje a los sanitarios representando a todos los farmacéuticos pero muy especialmente a sus padres, José Tomás y María del Carmen, también farmacéuticos, y que fallecieron como consecuencia de la covid-19 en los primeros momentos de la pandemia, con solo tres días de diferencia.
La vida de Tomás Mijimolle y Carmen Cuadrado ha estado indiscutiblemente marcada por su vocación farmacéutica. Se conocieron en la Facultad de Farmacia y años después iniciaron su carrera profesional como titulares cada uno de una oficina de farmacia en Leganés. Con el tiempo iniciaron una relación personal que les llevó a formar una familia en la que sus dos hijas heredaron la vocación farmacéutica de sus padres.
Y a la atención farmacéutica dedicaron José Tomás y María del Carmen su vida, durante más de 50 años y así quisieron seguir haciéndolo en el mes de marzo, cuando la covid-19 empezaba a mostrar su peor cara pero aún no se vislumbraba ni de lejos la magnitud de lo que estaba por venir.
Leganés se convirtió en el epicentro de la pandemia en aquellos días finales del invierno. “Aunque les pedimos que por edad se apartaran esos días del trabajo y podían haberlo hecho porque tenían equipo suficiente no quisieron. Desearon seguir estando al lado de sus pacientes de toda la vida, sentían que en ese momento no podían fallarles”, explica Nieves recordando la decisión de sus padres de seguir al frente de sus farmacias.
Tomás y Carmen llevaban más de medio siglo trabajando como farmacéuticos en Leganés, un barrio que vieron nacer y expandirse, con la llegada de mucha población venida de otras comunidades autónomas, y donde la farmacia era en aquellos primeros años un punto sanitario de referencia básico “porque casi no había nada, ni centro de salud”, recuerda Nieves, su hija.
Tomás Mijimolle, hijo también de farmacéutico, José María, boticario en Vega de Pas (Cantabria), tuvo siempre una visión amplia de la atención farmacéutica. Se formó en óptica, en ortopedia y análisis bromatológico, al igual que su mujer, y ambos inculcaron en sus hijas la importancia de que adquirieran una formación amplia, antes de empezar a trabajar en la farmacia comunitaria para que así dispusieran de más herramientas para ayudar a los pacientes. Por eso ambas realizaron estudios de investigación antes de dedicarse a la farmacia asistencial.
Con su trabajo Tomás y Carmen fueron convirtiéndose en agentes sanitarios de referencia para los vecinos del barrio, que ahora más de medio año después de haberse despedido prematuramente de sus farmacéuticos de referencia siguen recordándolos cada vez que acuden a las farmacias de sus hijas.
“Ellos nunca tuvieron miedo, sí mucha responsabilidad y sí eran conscientes del peligro, por eso recomendaban precaución a todos los usuarios de la farmacia pero nunca quisieron dar un paso atrás”, señala Nieves
Tomás se contagió pronto, antes de que se decretara el Estado de Alarma. “Empezó con una rinitis, pensábamos que era un catarro pero en tres días vimos que era covid. Parecía que iba bien pero todo cambio de repente y cuando pensábamos que pronto le darían el alta desarrolló una neumonía bilateral y nos dijeron que no había salvación. Y a la mañana siguiente de enterrar a mi padre ingresamos a mi madre. Fue muy duro”, relatan las dos hermanas con emoción pero a la vez con valiente entereza.
Tienen claro que están en Oviedo para recoger el Premio Princesa de Asturias de la Concordia en representación de todos los farmacéuticos pero muy especialmente en honor a sus padres. Orgullosas de su profesión creen importante visibilizar el trabajo que realizan los farmacéuticos y que sienten reconocido por la sociedad, no tanto por la administración sanitaria.
“Es importante que nos escuchen y que nos aprovechen. Se podrían hacer tantas cosas en las farmacias…por ejemplo, para el rastreo de los casos o para la realización de test de detección. Así se contribuiría a descongestionar los centros de salud”, señala Carmen, quien destaca la importancia de trabajar en colaboración. “Solos no vamos a ningún sitio, es necesario hacer equipos. Este Premio pone de relevancia la importancia de todos, de trabajar unidos, de formar una gran cadena para superar cuanto antes esta pesadilla, y los políticos y la administración tendrían que tomar nota”.
Carmen y Nieves saben que hoy durante la ceremonia de entrega de los Premios su recuerdo será para sus padres, a quienes les encantaría ver a sus hijas recoger un premio en homenaje a la profesión que tanto amaban. “A ambos les encantaba su trabajo, aunque eran muy diferentes. Mi padre estaría pendiente de cada detalle, de que todo saliera bien, tenía una visión muy institucional, mi madre trataría de disfrutar cada momento. Ambos vivieron la vida con muchísima intensidad. Mi padre se acaba de comprar un coche y ambos tenían planeado para el mes de mayo un viaje con compañeros de promoción”, recuerda Carmen.
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