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jueves, 21 de enero de 2021

COVID-19: ¿Es necesaria la inmunidad de grupo o basta con vacunar a los de más de 70 años?

opinión
soniamoreno
Jue, 21/01/2021 - 12:48
Juan Molina, uno de los primeros vacunados contra la covid en Galicia.
Juan Molina, uno de los primeros vacunados contra la covid en Galicia.

El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha prometido que, con la vacunación, alcanzaremos la inmunidad de grupo para el próximo verano. La mayoría de los españoles entendimos que se refería a que, con la autorización de las vacunas y la campaña de vacunación, unos 33 millones de españoles estarían vacunados a mitad de año. Pero es posible que no fuera eso lo que el Sr. ministro tenía en mente. Quizá se refería a la combinación de inmunidad por vacunación e inmunidad por haber pasado ya la enfermedad. Si es eso lo que piensa el Sr. ministro, el estudio inglés SIREN parece darle parte de razón.

Se acaba de publicar una primera valoración de los resultados obtenidos hasta ahora en ese estudio, encontrando que la infección previa por el coronavirus del COVID-19 evita la reinfección en un 83% de los infectados al menos durante 5 meses (los del estudio hasta ahora). Además, también encuentra que ese 17% que vuelve a estar infectado es con más frecuencia asintomático que cuando se infectó la primera vez. En resumen, la infección por COVID-19 tiene efecto de vacuna al menos durante 5 meses, con una eficacia en ese tiempo del 83%, y además protegiendo de la enfermedad grave.

Al ritmo actual de vacunación e infección, a finales de junio habrá 15,3 millones de personas vacunadas con vacunas o por infección, menos de la mitad de la inmunidad de grupo

En España el número de infectados aumenta rápidamente. En su cuarta ronda, el estudio del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) de seroprevalencia para COVID-19 concluyó que a finales de noviembre alrededor del 10% de los españoles, unos 4,7 millones, han pasado el COVID-19. Como desde entonces se han contagiado casi un millón de personas más (unas 600.000 nuevas infecciones declaradas, que dan 1 millón para un 60% de eficacia de detección) el número de los ya vacunados naturalmente rondaría ahora los 6 millones (13% de la población). Además, el ritmo de contagio se ha acelerado muchísimo, estimándose, para una detección del 60%, que en la última semana para la que tenemos buenos datos ha habido unos 220.000 infectados. Este número es mayor que el de los que podrían haber sido vacunados esa semana con las dos dosis requeridas (180.000 personas vacunadas, pues se han recibido unas 360.000 dosis). A los ritmos actuales de vacunación y de infección, para finales de junio habrá unos 4 millones de vacunados con la vacuna y 11,3 millones de personas que han pasado la infección natural, o sea, 15,3 millones de personas vacunadas artificialmente (con vacunas) o naturalmente (por infección), un valor de menos de la mitad de la prometida inmunidad de grupo.

La opción de aumentar la tasa vacunal administrando la vacuna de Oxford-Astra Zeneca es poco recomendable para grupos de alto riesgo de fallecimiento

Aunque lo deseable sería que el Sr. ministro hubiera tenido razón, la administración de la vacuna al ritmo actual a la población de más de 70 años podría convertir al COVID-19 en una enfermedad llevadera para finales de octubre, algo que no se va mucho de las previsiones ministeriales. Recordemos que, en la primera ola, hasta el 60% de la mortalidad (dependiendo de la comunidad autónoma) por COVID se dio en ancianos alojados en residencias de mayores. Esa mortalidad debería reducirse muy pronto, al haber empezado la administración de la vacuna por ese colectivo (unos 400.000 ancianos). Si el paso siguiente es vacunar al colectivo de mayores de 80 años que no viven en residencias (unos 2,6 millones), su vacunación podría completarse, al ritmo actual, en unas 16 semanas. Así, a finales de abril podría estar protegida toda la población de más de 80 años, la que experimenta mayor letalidad, si se contagia de COVID-19, lo que para la primavera disminuiría a la mitad la letalidad de esa enfermedad. Eso equivaldría, para la situación actual, a disminuir el número de muertos por semana de unos 1.000 a unos 500, manteniendo el mismo número global de contagios.

Proteger a los 4 millones de personas de 70 a 79 años es también muy importante porque alrededor del 10% de los infectados en ese grupo de edad fallece. Vacunarlas al ritmo actual llevaría unas 24 semanas más (hasta finales de octubre). Protegiendo a todas las personas de más de 70 años se reduciría a casi una décima parte la letalidad de la enfermedad: de 800 fallecidos por cada cien mil infectados (estimación del ISCIII para letalidad en España de COVID-19 anterior a la vacuna), a alrededor de 100 fallecidos por cien mil infectados, lo que se traduciría, a la vista de la mortalidad declarada hasta ahora, en menos de 10.000 fallecimientos al año, una cifra todavía alta pero de un rango tolerable, similar al de la gripe.

Seguramente la previsión del Sr. ministro cuenta también con aumentar el número de dosis de vacuna recibidas por semana, para así acortar los tiempos de vacunación de los grupos de edad elevada. El problema es que la cantidad contratada a Moderna, la otra compañía con vacuna de RNA que confiere muy alta protección (94%) es extremadamente pequeña, de alrededor del 10% de lo contratado con Pfizer-BioNTech, por lo que es esencial aumentar la producción de Pfizer-BioNTech o firmar un contrato para más dosis con Moderna, o, aún mejor, hacer ambas cosas. La opción de aumentar la tasa vacunal administrando la vacuna de Oxford-Astra Zeneca es poco recomendable para grupos de alto riesgo de fallecimiento, ya que la protección conferida por esa vacuna es solo del 60%. Dicha vacuna solo debería aplicarse a personas con muy bajo riesgo de morir si se infectan, primero aquellas con alta exposición a la infección, quizá personas de menos de 60 años que trabajen de cara al público y/o que hayan de asociarse en grupo, como profesores, cajeros, cuerpos de seguridad y estudiantes. Luego, si no disponemos de dosis de una vacuna más protectora, podría administrarse al conjunto de la población de bajo riesgo, reservando las vacunas de alta eficacia (Pfizer-BioNTech y Moderna) para los 5,2 millones de personas de 60-70 años, que podrían vacunarse antes de acabar el año si se aumenta por 2 en el segundo semestre la producción y compra de ambas vacunas. Quizá con esta estrategia se podría reducir muchísimo, de forma combinada, para final de año, tanto el número total de contagios como la letalidad de la enfermedad. Con un poco de suerte, ¡incluso podríamos librarnos de mascarillas y limitaciones sociales para finales de 2021! Eso sí, será clave preparar a España para una posible nueva campaña de vacunación a principios de 2022 con vacunas de alta eficacia que puedan llegar en 3 meses a toda la población.

coronavirus Off Vicente Rubio Zamora. Instituto de Biomedicina de Valencia y CIBER de Enfermedades Raras (CIBERER-ISCIII) Opinión Off

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