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domingo, 31 de enero de 2021

Impulsar la salud digital en la formación del farmacéutico, garantía de futuro

Grado
manuelbustelo
Lun, 01/02/2021 - 08:00
Nuevas tecnologías
La FIP pide que se incremente la formación en salud digital en las facultades y escuelas de farmacia.
La FIP pide que se incremente la formación en salud digital en las facultades y escuelas de farmacia.

Con el paso del tiempo, el concepto salud digital ha pasado de ser una promesa futurible a convertirse en una realidad cada vez más presente en el ejercicio profesional del farmacéutico. Sin embargo, su presencia en la educación curricular es incipiente y su integración en el ámbito asistencial muestra carencias y limitaciones. Así lo ha puesto de manifiesto un informe pionero publicado por la Federación Farmacéutica Internacional (FIP, por sus siglas en inglés) que muestra una fotografía del peso que tiene actualmente la salud digital en el ámbito formativo y su aplicación real en la práctica profesional.

"Lo primero que busca este documento es hacer consciente a la profesión de qué es la salud digital y qué potencial tiene. No solamente busca una mejora de nuestro servicio, sino también un ámbito de progreso profesional para los farmacéuticos del presente y del futuro en el desarrollo de herramientas clínicas", explica a CF Jaime Acosta, farmaceútico comunitario en Madrid y miembro de la Sección de Farmacia Comunitaria de la FIP, que ha sido uno de los autores de este informe.

Jaime Acosta, farmacéutico comunitario e integrante de la FIP.
Jaime Acosta, farmacéutico comunitario e integrante de la FIP.

Según refleja el documento, "los recientes logros tecnológicos han revolucionado la práctica clínica, desde la prevención hasta el diagnóstico, pasando por la monitorización y el manejo de enfermedades, y han permitido un interés público sin precedentes y una mayor participación en el autocuidado y el bienestar". Sin embargo, la FIP reconoce que aún hay mucho terreno para mejorar y que, en muchos países, la revolución tecnológica apenas está esbozada en los planes de estudio. Por este motivo, además de mostrar cuál es el punto de partida en este campo, el informe pone sobre la mesa algunas de las cuestiones que habría que abordar de manera prioritaria para conseguir que la salud digital pase de ser un mero concepto teórico a ser una herramienta que redunde en la atención que se ofrece al paciente.

En primer lugar, pone el foco en la escasa presencia que tiene la formación en salud digital en las facultades y escuelas de Farmacia en el ámbito internacional, y en la necesidad de una mayor inversión (tanto económica como de recursos) que permita que esta presencia se amplíe. Además, pide que esta formación vaya orientada, principalmente, a un conocimiento de las nuevas tecnologías sanitarias centrado en resolver problemas reales de los pacientes.

"La implantación de herramientas clínicas digitales requiere de una cierta inversión económica y, especialmente, de un conocimiento que aún no está afianzado en el sector y que debe optimizarse. Actualmente se están aplicando determinadas herramientas (como, por ejemplo, la dispensación electrónica), pero todavía no estamos llegando a lo que sería una verdadera transformación digital, que supondría la provisión de nuevos servicios a distancia. En el caso concreto de España, estamos en la mejor posición para incluir herramientas de este tipo, pero hace falta más impulso y liderazgo por parte de los profesionales", apunta Acosta.

Más investigación

Para que esto se realice de un modo correcto, la FIP también considera que debe impulsarse la investigación y los estudios en este campo, para así conseguir que la implantación de la salud digital en los planes formativos sea lo más provechosa posible para los sistemas sanitarios y redunde en resultados tangibles.

Junto a esto, el documento recoge que ahora es un excelente momento para impulsar la formación en salud digital, ya que los estudiantes y las nuevas generaciones de farmacéuticos tienen las nuevas tecnologías integradas en su día a día, conocen su potencial y son capaces de ver tanto la proyección de futuro que éstas pueden tener en el ejercicio profesional como lo mucho que pueden aportar.

Ahora bien, a la hora de formar en salud digital y en la implantación de herramientas clínicas tecnológicas, Acosta advierte de que hay que tener en cuenta unos requisitos previos: "Estas herramientas siempre deben estar basadas en la evidencia, deben producir los resultados que se buscan, deben ceñirse a la ética profesional (para evitar usos incorrectos) y deben estar siempre orientadas a generar mejoras en los sistemas sanitarios y en los resultados en salud de los pacientes".

Encuesta

Para analizar cómo está la situación a nivel internacional en lo que respecta a formación en salud digital, y con motivo de este informe, la FIP ha realizado una encuesta a más de 1.000 farmacéuticos y alumnos de Farmacia de 91 países. Los resultados han permitido constatar que "solo una pequeña fracción de estudiantes y profesionales" han recibido educación o capacitación en salud digital como parte de su formación continua y que, en muchas ocasiones, el concepto "formación en salud digital" se identifica erróneamente con el de "formación on line".

Sin embargo, esta encuesta también ha permitido conocer que, aunque "aún queda mucho por hacer", tanto las facultades como los futuros profesionales están preparados y dispuestos para asumir una revolución digital que requiere adaptarse rápidamente a cambios continuos que van surgiendo según demanda la práctica profesional.

Para optimizar esto, la FIP pide que se integre la formación en salud digital desde las primeras etapas educativas del farmacéutico, que se amplíe tanto el número como la especialización de los de formadores centrados en esta materia y que se aborde la falta de recursos que actualmente existe.

Fijar la base

Más allá de analizar la situación y proponer mejoras en la formación de cara al futuro, la FIP también busca con este informe subrayar aquellas cuestiones de base que deben ser subsanadas para permitir que los pilares en los que se asiente la educación en salud digital sean sólidos.

En primer lugar, señala que el farmacéutico debe "familiarizarse" más con las tecnologías sanitarias emergentes, así como con su uso a la hora a aplicarlas en la práctica asistencial para resolver problemas de salud. Junto a esto, pide que se reoriente la formación que hasta ahora se está dando en lo que incumbe a salud digital, ya que parece ir más orientada al plano administrativo que al asistencial.

Junto a esto, el informe apunta que es preciso más apoyo institucional, de organizaciones y de asociaciones de estudiantes para que la implantación de esta formación sea cada vez mayor. "Los grandes agentes y las grandes corporaciones del sector ya están entrando en estas cuestiones y se están mostrado dispuestos a invertir y a apostar por la incorporación de herramientas que den un valor añadido diferente a la mera provisión de producto", afirma Acosta.

Por último, desde la FIP insisten en que es clave impulsar políticas educativas que apuesten por la formación en salud digital, que se habiliten recursos educativos y que se subsanen las limitaciones técnicas que dificulten la inclusión de estas políticas.

A raíz de la pandemia

Dentro del proceso de implantación de la salud digital, el informe de la FIP recoge que la pandemia de la covid-19 "ha acelarado" dicho proceso. La reducción que ha habido en la atención presencial y las medidas de distanciamiento social establecidas durante este último año han llevado a incorporar nuevas herramientas y métodos de trabajo, muchos de ellos basados en las nuevas tecnologías. "La covid irrumpió drásticamente, sin una necesaria preparación por parte de los sistemas sanitarios. Esto ha llevado a aplicar en la práctica, en semanas, herramientas que normalmente necesitaban de más tiempo para implantarse", asegura Acosta.

Sin embargo, pese a esta capacidad de adaptación que se ha dado en determinados ámbitos, el integrante de la FIP señala que muchas de esas herramientas deben optimizarse, dotarse de procesos automatizados e incluir mecanismos que permitan el seguimiento a distancia. "Es cierto que la pandemia ha supuesto un antes y un después en la incorporación de herramientas de salud digital, pero aún hay muchísimo recorrido por parte de casi todos los sistemas sanitarios del mundo", concluye Acosta.

Un informe de la FIP muestra qué carencias existen actualmente en este campo y cómo debe integrarse el uso de las tecnologías en la educación curricular. Off Manuel F. Bustelo Profesión Profesional Joven Profesión Off

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