Tras haber salvado la Navidad, en medio de la tormenta de los nuevos contagios e ingresos en UCI, llegó la vacuna covid para quienes han vivido más de cerca la pesadilla de la pandemia: los sanitarios.
Aunque a 17 velocidades, con dudas por lo rápido del proceso o por sus antecedentes clínicos, con polémicas en algunas comunidades sobre si los vacunados eran o no de primera línea, en toda España ya está en marcha la vacunación a sanitarios. Sólo hay que darse una vuelta por las redes sociales para ver las sonrisas tras la mascarilla de los afortunados.
Ana Reyero Hidalgo y Xana Menéndez, coordinadoras de Enfermería de equipos de atención primaria y de vacunación de en el área IV de Asturias, respectivamente, planifican la campaña cada día intentando aprovechar al máximo el tiempo y que no se desperdicie ni una dosis. “Cada equipo se desplaza cada día a uno o más centros de salud, dependiendo de su tamaño y de la respuesta de los trabajadores al formulario de vacunación habilitado por el Sespa”, explican, reservando algún día para una 'repesca' del personal.
María Fernández Prada, responsable de la vacunación del área sanitaria VII, con cabecera en Mieres, indica que la aceptación en los hospitales es “elevadísima, tanto entre los profesionales que están en primera línea como en el resto”.
"Cuando me vacunaron pensé en mi familia"
"Antes de que se aprobaran las vacunas, los comentarios que se oían en el centro eran del tipo 'Yo me voy a esperar', pero a la hora de hacer las listas, la gran mayoría ha querido vacunarse”, rememora Ana Cazalla, supervisora de Enfermería de Medicina Preventiva del Hospital Virgen del Rocío (Sevilla). “Los dudosos tienen alguna patología y quieren consultarlo con su médico”.
En su centro empezaron a ‘pinchar’ el 30 de diciembre, a un ritmo de unos 600 profesionales al día. "No se han perdido dosis, estamos siempre reajustando las citas. Si por la mañana vemos que nos van a sobrar viales, llamamos a las unidades de primera línea por si hay profesionales sin vacunar o con cita para otro día", explica.
Reconoce que “la tensión del día a día pesa. Están los profesionales un poco saturados, con la primera ola, la segunda...aguantaremos porque el cuerpo humano aguanta todo lo que le echen, pero lógicamente nos deja más cansados. Tenemos las esperanzas puestas en la vacuna".
Ella, al formar parte del equipo de Medicina Preventiva, responsable tanto de las PCR como de la vacunación, es una de las afortunadas que ya han recibido la primera dosis. "Cuando me vacunaron, pensé en mi familia, en mi suegra de 90 años. Desde febrero siento que les estoy exponiendo al ser de primera línea y estar 15 horas diarias en el hospital. La protección la pido también por el resto de mis compañeros y por mí misma, que ya tengo una edad (ríe)".
Hay que recordar que la inmunidad se adquiere con las dos dosis: "Hay compañeros que han iniciado síntomas a los dos días de ponerse la vacuna, y se piensan que ha sido por eso, no porque se hayan infectado antes. Han tenido mala suerte..."
Colas, nevadas...
Los primeros días han sido un poco caóticos en algunas comunidades. En Madrid, el inicio de la campaña coincidió con la nevada provocada por la borrasca Filomena, recuerda Begoña De Andrés, subdirectora de Enfermería del Hospital Puerta de Hierro: "Como no todos los profesionales pudieron venir, empezamos por los que estaban trabajando ese fin de semana, primero por áreas prioritarias y luego al resto, para gastar las vacunas descongeladas".
Al empezar el proceso más bien 'a demanda', el hospital gastó antes de los 5 días las primeras 600 dosis. Cuenta que previamente los profesionales se someten a un checklist para controlar posibles contraindicaciones, aunque hay un equipo de soporte vital por si hay una reacción de anafilaxia grave.
En el Hospital Niño Jesús optaron por retrasar al lunes siguiente la campaña, recuerda Ignacio Garbisu, director de Enfermería: "Se ha vacunado primero a los profesionales sanitarios de las unidades con mayor exposición, como Urgencias, UCI, Radiodiagnóstico, Extracciones y hospitalización que pueden acoger a pacientes covid; aunque en dos días prácticamente se ha hecho lo mismo con un importante conjunto de profesionales de todas las unidades". El turno de vacunación es de 8 a 15 horas, para, de esta forma, atender también a los turnos de tarde y noche.
Por su parte, María Ángeles Medina Martínez, presidenta de la Sociedad Valenciana de Medicina Familiar y Comunitaria (Sovamfic), apunta que “a día de hoy la campaña parece que va mejor encaminada, tras unos días iniciales con un poco de cambio de planes, incertidumbre, demoras y falta de información".
Varios profesionales no han solicitado la vacunación por estar en cuarentena, excedencia, baja, vacaciones o por haber pasado la covid-19
Respecto a dudas de los sanitarios, Medina enfatiza que “preocupa que servicios enteros tengan reacciones adversas más o menos graves, pero que les imposibiliten trabajar a todos a la vez. Con mejor planificación, se podría haber hecho un poco más escalonado”.
Medina menciona que la campaña ha sido más ágil en los centros dependientes de concesiones administrativas que en la pública. Por ejemplo, el grupo sanitario Ribera ha hecho la vacunación "en tiempo récord" a sus profesionales desde que se recibió la primera remesa de vacunas por parte de la Consejería de Sanidad.
Desde que comenzara el pasado 8 de enero y en tan solo cinco días, prácticamente la totalidad de los profesionales de todas las categorías que trabajan tanto en hospitales como en centros de salud recibieron la vacuna, incluyendo al personal de servicios externalizados como limpieza o seguridad.
Rosa López Tornero, médico del trabajo y una de las coordinadoras de la estrategia de vacunación en el Área de Cartagena del Servicio Murciano de Salud está sorprendida con el entusiasmo entre el personal, sin diferencias entre categorías laborales. “Nunca hemos estado tan de acuerdo en algo. Ha sido impresionante, todos al unísono”. Esta doctora recuerda la emoción de una de esas personas después de haber visto morir a tanta gente. Decían: “Ha sido el mejor regalo de Reyes’”.
En este área de salud, correspondiente al Complejo Hospitalario Universitario integrado por los hospitales Santa Lucía y Rosell, la aceptación ha sido la norma, si bien decenas de profesionales no han solicitado la vacunación por estar en cuarentena, excedencia, baja, vacaciones o tener que esperar tres meses por haber pasado la covid-19, como en otros hospitales.
Sólo dos personas han rechazado explícitamente inmunizarse por mantener una posición antivacunas. Otros muchos, que eran en principio reticentes “por la celeridad con la que se ha producido la vacuna” o “por no saber si la inmunización será efectiva”, terminaron vacunándose.
"Ninguno nos esperábamos la primera dosis tan pronto..."
"Nos avisaron el 4 de enero por la mañana de que ya se podía proceder a la vacunación de los profesionales y nos pusimos a ello el mismo día por la tarde”, recuerda Eva Tapia, adjunta a la dirección de Enfermería del Valle de Hebrón (Barcelona). Explica que el personal con mayor exposición al virus lleva tiempo sometiéndose a PCR cíclicas, así que “eso nos sirvió para replicar el sistema en los mismos espacios, con los mismos profesionales..."
La primera semana el equipo de vacunación estaba trabajando de 6 de la mañana a 10 de la noche, para poder vacunar a personal de todos los turnos. "Los primeros días fuimos muy prudentes en hacerlo poco a poco, por si había alguna reacción, algún caso de fiebre, para no descapitalizar esos servicios, aunque tuviéramos que llamar varias veces al mismo. Pero al ver que no había problema fuimos más rápidos".
Tapia afirma que al principio, cuando estaban haciendo el calendario, la gente estaba muy impaciente: “Llamaban y preguntaban: '¿Cuándo me da tocar a mí?'. Cuando les dabas una fecha, se quedaban más tranquilos. Creo que ninguno nos esperábamos recibir la primera dosis tan pronto...es como ver un poco de esperanza".
Cuando le tocó a ella sintió un poco de temor: “Vas con esa sensación de que es una cosa nueva, se ha hecho muy rápido... . Sabes que ha pasado los controles de seguridad pero te queda ese miedo; a ver si me voy a poner mala con lo que hay que organizar. Pero sólo me dolió un poco el brazo. ¡La vacuna de la gripe duele mucho más!”.
"No hay alternativa"
"Tanto desde el punto de vista práctico y logístico como de aceptación, las cosas no podrían ir mejor. Si no se ha vacunado más gente es porque no han llegado más dosis”, enfatiza Federico Martinón, jefe del Servicio de Pediatría del Complejo Hospitalario de Santiago de Compostela, en Galicia.
Germán Bou, jefe de Microbiología del Complejo Hospitalario Universitario de La Coruña, confirma que en su hospital la aceptación está siendo la norma: “En mi servicio somos 50 personas y nos hemos vacunado todos menos una compañera que está embarazada, porque en esos casos no está indicada”.
La tendencia se repite en primaria. “Al principio había algunas dudas pero al final había cola, en nuestro centro ha habido pleno”, comenta Jesús Sueiro, portavoz de la Asociación Gallega de Medicina Familiar y Comunitaria (Agamfec).
A pesar de las dudas iniciales, similares a las que se plantea la población general, la información y, como destaca Sueiro, “el convencimiento de que no hay alternativa”, vencieron la desconfianza inicial. “No tenemos la seguridad de una vacuna que lleve 10 años en el mercado, pero lo que sabemos seguro es que el virus ha matado a más de 54.000 personas en España y la vacuna, a nadie”.
Reportaje elaborado con información de Covadonga Díaz, Enrique Mezquita, Pilar Laguna y María R. Lagoa.
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