Los bebés que nacen en un centro sanitario, y más en estos tiempos de nuevas tecnologías, desde el primer día tienen un enorme conjunto de recuerdos generados y recopilados por sus familiares y las amistades. Sin embargo, existen situaciones especiales, por ejemplo los bebés que tienen como destino una familia de acogida y/o adopción, que no tienen esa posibilidad.
Para completar ese vacío, la Unidad de Neonatos del Servicio de Pediatría del Hospital Clínico Universitario de Valencia ha iniciado recientemente el proyecto de humanización Mis primeros días, que consiste en recopilar una serie de objetos y recuerdos de los momentos iniciales de esos bebés, ya sea tras un embarazo a término o, especialmente, en el caso de los prematuro.
Según Pilar Bernabeu, enfermera del Centro Neonatal y una de las impulsoras del proyecto, “dentro del Plan de Humanización de la Unidad vimos fundamental que estos niños y niñas tuvieran una serie de recuerdos de sus primeros días como tienen todas las familias”, en especial teniendo en cuenta que los bebés que nacen a término solo pasan en el hospital unos días y al llegar a sus casas empezarán a generar recuerdos con su familia de acogida, “pero los bebés prematuros llegan a pasar meses en el Centro Neonatal, con lo cual es fundamental documentar estos momentos por tratarse de una situación más especial”.
En palabras de la enfermera, se trataba de responde a preguntas como: “¿A mí qué me gustaría si estuviera en este caso? O ¿A mí qué me gustaría si adoptara a un niño o si yo hubiera sido adoptada?".
Pinza del cordón y gorrito
Los recuerdos se entregan en una caja a las familias cuando al bebé se le da el alta, que consta de la pinza del cordón umbilical, el gorrito con el que el bebé sube a la sala desde el paritorio, un pequeño pulpo tejido manualmente por voluntarias, el chupete, una tarjeta con la huella plantar del bebé, y un pendrive con fotos realizadas por las profesionales de la estancia del bebé en la sala (el momento en que llega a la unidad, el primer biberón, el primer baño, relajado en la cuna o al brazo de alguna de las enfermeras, etc.).
Evidentemente, cada familia tiene la libertad de usar o mantener los recuerdos de la caja. Según explica Bernabeu, “en ella no habría nada que indique que el niño es adoptado, con lo cual elegirían si se lo dicen o no o bien en qué momento”.
Fácil implantación y beneficios
Mis primeros días requiere un gasto mínimo a nivel económico y puede implantarse con el personal que tiene la sala, pero a cambio brinda “unos claros beneficios a nivel del desarrollo del niño” al tener ese referente de sus primeros días y poder saber “cómo era cuando nació y lo luchador que ha sido desde su nacimiento”.
Al ser de reciente implantación, aún es pronto para ver el feedback con las nuevas familias, pero Bernabeu destaca que “aquellas con las que hemos podido hablar que habían adoptado bebés anteriormente, nos han transmitido que el proyecto les ha gustado y emocionado mucho y que les hubiera encantado tener esos recuerdos de sus hijos. De hecho, guardan recuerdos como la ropa con la que les entregaron al niño, pero no tienen recuerdos anteriores”.
Asimismo, supone un gran estímulo para el personal de Enfermería del centro: “Todos estamos implicados y apoyando el proyecto, ya que nos parece que puede ser un punto importante en el establecimiento del vínculo de niño con su nueva familia”.
En este sentido, incide, “nos encantaría que con este proyecto podamos transmitir a los padres y al niño, cuando tenga uso de razón, lo importante que ha sido desde el principio, y el cariño que se le ha dado desde el minuto 1”, remarcando que se trata de que “que no se tenga la idea de niño institucionalizado que simplemente está en la cuna esperando a que vengan a recogerlo, sino que ha sido un niño muy especial”.
Por todo ello, comenta Benarbeu, “esperamos que perciban la ilusión con la que hemos preparado esos recuerdos para ellos” y también que “sería interesante extender esta iniciativa a otros hospitales”.
Un proyecto colaborativo
Bernabeu destaca que está saliendo adelante “gracias al apoyo y el trabajo conjunto” de un equipo multidisciplinar. Ello incluye desde el personal de Enfermería del Centro Neonatal, junto con las supervisoras María Luisa Muñoz y Fuensanta Molina, pasando por los jefes del Servicio de Pediatría y Neonatología, Cecilia Martínez Costa y Agustín Molina, respectivamente, la trabajadora social Francisca Herrero, los equipos de las consejerías de Igualdad y Políticas Inclusivas y Sanidad, otros miembros del Clínico de Valencia que aportan ideas y consejos o la periodista del hospital, Emma Oliver, que le está dando difusión.
La enfermera incide en que, dado lo reciente de la iniciativa, “tenemos gran margen para aportar ideas, complementarla, mejorarla...”. Para ello, y darla a conocer, “tenemos pendiente reunirnos con la consejerías de Igualdad y Políticas Inclusivas y Sanidad de la Generalitat Valenciana, asociaciones de familias de adopción y acogida... y recabar más información y posibles necesidades de estos niños, etc.
Bernabeu hace hincapié en la seguridad de todo el proceso: “Solicitamos y ya tenemos concedida la autorización por parte de la Consejería de Igualdad y Políticas Inclusivas de la Generalitat Valenciana para realizar las fotografías a los bebés. Y actualmente estamos finalizando el protocolo donde se especifican las condiciones en las que se hacen”, destacando que “su único fin es entregárselas a los padres adoptivos o a los padres de acogida, nunca para publicar, ni para realizar estudios... Y se realizan con una cámara fotográfica que es para este uso exclusivo, nunca con dispositivos móviles”.
También debemos tener en cuenta que no se incluye en la caja nada que pueda identificar a la madre biológica, “como puede ser la pulsera identificativa del bebé con los apellidos de la madre”.
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