La vacunación de la covid-19 supone un acontecimiento muy deseado y es necesario que la información y la confianza que se brinde a la ciudadanía por parte de los actores implicados en el proceso permita superar reticencias generadas por los intereses económicos y políticos que, en ocasiones, rodean este tipo de situaciones, según se ha puesto de manifiesto en la webinar Consideraciones éticas de la vacunación frente a la Covid 19, organizado por la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH).
Fernando Gómez, especialista en Medicina Preventiva del Hospital de Requena (Valencia), ha alertado que la indecisión ante las vacunas -entendida como una reticencia (retraso) o rechazo a la inmunización con una o varias vacunas a pesar de estar disponibles (afecta a los propios individuos o a sus hijos)-, “es una de las 10 mayores amenazas a la salud global según la OMS".
A modo de ejemplo, se cree que es la principal causa para la disminución de las tasas de vacunación en regiones desarrolladas como Europa o Norteamérica. Y aunque las razones para las dudas sobre la vacunas son complejas, se pueden resumir en el modelo de las 3Cs. La primera es la complacencia, basada en que la baja frecuencia de las enfermedades inmunoprevenibles se traduce en una no percepción de los riesgos.
"Los aspectos generales que rodean la disponibilidad de las vacunas pueden conducir a la indecisión"
La segunda es la C de confianza, en concreto la falta de confianza en la seguridad o en la efectividad de las vacunas o las instituciones que las recomiendan. Es un fenómeno complejo pero, según ha apuntado Gómez, "en parte se relacionan con la circulación de desinformación, creencias de determinadas comunidades o desconfianza de los sanitarios en vacunación”.
Por último, está la conveniencia, entendiendo que "los aspectos generales que rodean la disponibilidad de las vacunas pueden conducir a la indecisión, incluyendo la capacidad de entender (el lenguaje y la literatura científica), la calidad percibida del servicio y el contexto cultural de los que se considera conveniente o cómodo".
En la webinar, moderada por Enrique Soler, miembro del Grupo ETHOS de Bioética y Ética Clínica de la SEFH y jefe del Servicio de Farmacia del Hospital Arnau de Vilanova de Valencia, se ha incidido en la pandemia actual. En este contexto, José López Guzmán, profesor del Área de Humanidades Farmacéuticas de la Universidad de Navarra, ha incidido que se debe en ir más allá de que el rechazo se limita a los "movimientos anti-vacunas", sino que se deben analizar y contemplar situaciones o realidades que pueden hacer dudar a la sociedad en general y que "van más allá de la falta de información".
Conflictos de intereses
López Guzmán ha hecho hincapié en que los conflictos de intereses "siempre estarán presentes" y, por tanto, deben buscarse medidas que posibiliten que los mismos no se acaben convirtiendo en "actos de mala conducta". Y dado que “la investigación y la asistencia sanitaria no deben verse afectadas por intereses políticos o económicos”, ya que los mismos son los que generan incertidumbre o dudas, en su opinión "lo más importante no son los códigos éticos ni las normas legales", sino lo fundamental es "la formación ética de los agentes sanitarios, investigadores, integrantes de las compañías farmacéuticas, periodistas...y la asunción de responsabilidades por parte de cada uno de esos agentes”.
De hecho, ha insistido en que la sociedad se muestra muchas veces "incrédula" por la "ausencia" de dicha asunción. También ha distinguido como tres niveles de "fallo" (error, negligencia y fraude), señalando que, aunque no son equivalentes, "curiosamente parece que tienen el mismo valor y pasan la misma factura".
Obligados a innovar
En la webinar organizado por la SEFH, también se ha analizado y puesto de manifiesto la innovación constante que ha reclamado y reclama esta pandemia, que según el científico César Nombela "no era del todo inesperada", a tenor de situaciones recientes como las ocasionadas por el SARS o el MERS. En su opinión, dicha innovación "continua" se ha desarrollado dentro de un marco ético, pero también ha obligado a constatar "las limitaciones" y a revisar "paradigmas establecidos".
A los tratamientos empíricos fuera de indicación establecida, el reposicionamiento de fármacos o las terapias especiales, con el diseños de ensayos clínicos, se ha sumado la ya conocida prevención mediante vacunas. De forma gráfica, Nombela ha señalado que se trata de "innovar vacunando y vacunar innovando" . Para el investigador, el esfuerzo "sin precedentes" se traduce que en la actualidad hay más de 90 tipos de vacuna en investigación preclínica activa y unas 40 ya en experimentación clínica en humanos en diversas fases, al margen de lo revolucionario que supone que ya estén aprobadas dos vacunas de ácido nucleico.
Nombela ha apuntado que el proceso de esas vacunas, dado el impacto y la urgencia por obtenerlas, ha sido diferente al esquema clásico con fases muy establecidas en el tiempo y, en este sentido, ha recordado el "intenso debate público sobre las exigencias que requiere su desarrollo y aprobación por parte de organismos regulatorios".
Ante esta situación, considera que, como ejercicio de transparencia y confianza, se debe informar de que esas vacunas han sido aprobadas por procedimientos "especiales" para situaciones de emergencia (contemplados tanto por la FDA, como la EMA o la Agencia británica). En esta misma línea, ha incidido en deben seguir evaluándose los posibles efectos secundarios a medio y largo plazo, sin olvidar que "no se pueden abandonar, y de hecho no se está haciendo, la investigación de fármacos eficaces" para el abordaje de la patología u otros efectos.
Respecto a la importancia del acceso a las vacunas, Nombela ha recordado la existencia de diversas iniciativas como CEPI (Coalition for Epidemics Preparedness Innovation) o COVAX (COVID-19 Vaccines Global Access), que “avanzan esfuerzos para asegurar un acceso de todos a las vacunas que se desarrollen”
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