La transmisión de enfermedades por vía aérea es algo establecido para muchas enfermedades, fundamentalmente las respiratorias como el coronavirus. Las vías clásicas de contagio en esta pandemia son por fómites al tocar superficies, por gotas expelidas por una persona portadora del virus y la tercera, que algunos especialistas consideran la más relevante, es la que se propaga a través del aire por aerosoles, “pequeñas gotículas de saliva y de fluidos respiratorios más pequeñas –de menos de 50 micras, que se quedan suspendidas en el aire, entre 1 y 2 horas, y con capacidad infectiva cuando las respiramos, puesto que el virus mide 0,1 micras. “Son muy peligrosas, sobre todo, cuando se producen en interiores, en zonas sin ventilación y aunque se mantenga la distancia”, señalada a DM José Luis Jiménez, catedrático de Química y Ciencias Ambientales de la Universidad de Colorado, Boulder, (Estados Unidos) y uno de los mayores expertos mundiales en aerosoles que, desde que empezó la pandemia, y junto a otros especialistas, insiste en la transmisión del SARS-Cov-2 a través de aerosoles como vía dominante.
Fuente de contagio y de posible gravedad
A pesar de que la contribución de cada una de las vías de transmisión se sigue analizando y de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) no se ha pronunciado tajantemente sobre este aspecto -ha hecho ‘pequeños guiños’ sobre su peso específico- cada vez más son las instituciones y administraciones sanitarias y estudios científicos que confirman la transmisión del SARS-CoV-2 a través de aerosoles. Jiménez, de hecho, la considera “responsable directa de la propagación imparable de la pandemia”, señalando que hasta el 75% de los contagios se produce por esta vía, por lo que la necesidad de ventilar espacios interiores es esencial.
Si a los primeros datos que publicó Science se fueron sumando los de otras publicaciones científicas, nuevos datos de un ‘preprint’, estudio no revisado por pares, de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos, que aparece en bioRxiv, sugiere que la gravedad del Covid-19 depende de la ruta de infección, según los resultados preliminares realizados en modelo experimental. Así, sugieren que la infección por inhalación de aerosoles o vía intranasal provocaría una enfermedad más grave que la infección por fómites.
Los ensayos se han llevado a cabo con hámsteres sirios a los que infectaron con el SARS-CoV-2 por diferentes vías: intranasal, aerosol y fómites. La intranasal y la que se propaga por aerosoles causaron patologías respiratorias más graves y tenían mayores cargas virales, frente al contagio que se observó con la exposición a fómites, que originaba una enfermedad más leve caracterizada por un estado inmunológico antiinflamatorio y un patrón de eliminación retardado, según Vincent J. Munster, del Laboratorio de Virología de los NIH estadounidenses, y miembro del equipo que ha realizado este análisis comparativo.
En comparación con la exposición intranasal, los animales expuestos a aerosoles tenían una carga viral más alta en la tráquea y el pulmón, lo que sugiere que el aerosol deposita núcleos de gotitas virales de SARS-CoV-2 en el sistema respiratorio inferior, con una replicación más rápida en el pulmón, más eficientemente, aunque este tipo de diseminación también se observa en el tracto respiratorio superior.
Invertir el flujo de aire
Sin embargo, y según Julia R. Port, del mismo Laboratorio de Virología, cuando se invertía el flujo de aire de los animales no infectados hacia los animales infectados, se observaba una fuerte reducción en la transmisión. “El flujo de aire direccional juega un papel importante en la transmisión del SARS-CoV-2”, hecho que ya se observado en espacios cerrados y mal ventilados, por lo que insisten en elevar las medidas preventivas basadas en la ventilación de interiores que ayudarán directamente al control de la pandemia“.
A pesar de que aún no hay datos concluyentes en cuanto al peso específico de la vía de contagio de la infección en la gravedad de la covid-19 en humanos, sí parece que “los aerosoles más grandes se depositan en la parte superior de la garganta, nariz y región traqueobronquial del pulmón y que los aerosoles realmente pequeños, los de menos de 1 micra, pueden penetrar hasta los alveolos pulmonares”, subraya Munster.
En espera de la confirmación de la relación directa entre gravedad de la infección y la vía de contagio, los investigadores piden ahondar en las medidas encaminadas a ventilar espacios cerrados y a medir las concentraciones de CO2 todo lo que sea posible, como una forma de reducir las posibilidades de contagio.
“Ventilar, ventilar, ventilar espacios cerrados”, era el mensaje clave de José Luis Jiménez. Si no se puede, “medir el CO2 del aire o recurrir a filtradores HEPA. Las medidas para evitar esta transmisión deben explicarse y conocerse sin causar alarma ni asustar a la población, pero deben tenerse en cuenta y poner el máximo esfuerzo en interiores, que es donde se están produciendo la gran mayoría de los contagios”, señala este experto mundial.
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