”Tenemos que tener muy claro que la limpieza es tan importante como la desinfección. Hay que retirar los restos biológicos como sangre o secreciones, reduciendo así la carga microbiana, antes de que la desinfección elimine los virus, las bacterias y los hongos”. Es un consejo enérgico de María José Pereira Rodríguez, jefa del Servicio de Medicina Preventiva y Salud Laboral del Área Sanitaria de La Coruña.
De hecho, una limpieza deficiente puede ser causa de infecciones nosocomiales; cuando hay un problema con la desinfección, lo más habitual es que se produzca un brote.
En las áreas de críticos se aumenta la frecuencia de la limpieza y la potencia desinfectante, con mayor concentración biocida. “En estas áreas la máxima es que, si está sucio, hay que limpiar”, apostilla Pereira. Habitualmente, en los boxes de críticos la rutina ha de realizarse al menos dos veces al día y en los quirófanos, antes de que comiencen a funcionar, entre pacientes y después de la última intervención.
El virus de la covid-19 es fácil de eliminar con una desinfección estándar bien hecha.
Para las superficies existen productos que combinan la acción detergente con la desinfectante, que cada vez se utilizan más, y mopas de microfibra con capacidad de arrastre mecánico que retiran el material biológico.
Para el aparataje hay que emplear los productos compatibles que vienen marcados por los fabricantes y lo ideal para el instrumental quirúrgico es que, tras una limpieza manual en la sala del quirófano, se someta a un proceso automatizado bien en una central de esterilización bien en unidades especiales. “Es la mejor manera de garantizar que se hacen adecuadamente todos los pasos de la limpieza, desinfección y esterilización”.
En los últimos años han aparecido diferentes sistemas de desinfección de superficies tipo No touch, que pueden servir de complemento pero nunca llegan a sustituir a la limpieza manual. “La limpieza manual siempre es básica, hay que retirar la materia orgánica. Si no se hace, estas técnicas no llegan a donde tienen que llegar”.
El peróxido de hidrógeno vaporizado (VHP) es una de estas tecnologías. Se popularizó durante la crisis del Ébola y es compatible con prácticamente todos los materiales de los hospitales. No es tóxico ni alérgénico, no crea resistencias y no deja residuos. Es fácil de transportar, por lo que se puede llevar a habitaciones, a las UCI, a las salas y a las ambulancias. Emplea una concentración del 35% mediante lo que se denomina “vapor seco” y puede actuar en grandes espacios.
Pereira añade la importancia de vigilar el aire y de servirse de sistemas homologados de climatización con filtros que aseguren su pureza: “Es esencial, por ejemplo, para evitar problemas con las heridas abiertas y controlar las temidas infecciones nosocomiales”.
En cuanto al impacto del SARS-CoV-2 en el procedimiento de desinfección que utilizan los hospitales, María José Pereira comenta que no son necesarias acciones específicas: según se ha ido comprobando, “el virus es fácil de eliminar con una desinfección bien hecha. Se ha demostrado que las medidas que aplicamos en las áreas de críticos son adecuadas para la covid”.
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