Una amplia revisión realizada sobre las vacunas de ARNm contra la covid administradas en Estados Unidos confirma que la gran mayoría de las reacciones adversas registradas han sido leves y que disminuyeron sustancialmente al cabo de un día.
Así lo confirman los datos publicados en un estudio en The Lancet Infectious Diseases que en más de 298 millones de dosis pinchadas, el 92% de los eventos adversos comunicados no fueron graves y que menos del 1% indicaron que buscaron atención médica tras la vacunación.
El trabajo analizó los datos que comunican los propios usuarios a través del sistema de notificación de eventos adversos a la vacuna (Vaers, en sus siglas inglesas), que depende de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, así como de la agencia reguladora del medicamento estadounidense FDA-. También utilizaron datos del registro v-safe, administrado tabmién por los CDC y desarrollado específicamente para el programa de vacunación de la covid; este sistema envía encuestas periódicas a través de los móviles de las personas vacunadas.
Ensayos clínicos
Uno de los autores del estudio, Tom Shimabukuro, de los CDC, afirma sobre los datos aportados por ambos registros que “confirman que las reacciones a ambas vacunas de ARNm son generalmente leves y desaparecen después de uno o dos días, lo que confirma los informes de los ensayos clínicos y el seguimiento posterior a la autorización”.
Tras estudiar las reacciones adversas recopiladas en ambos sistemas entre diciembre de 2020 y junio de 2021, en personas que recibieron vacunas de ARNm de Pfizer-BioNTech o Moderna (se administraron 132 millones de dosis de Moderna o Spikevax, y 167 millones de Pfizer-BioNTech o Comirnaty, en ese periodo), los investigadores han comprobado que a través de Vaers se notificaron más de 340.000 efectos adversos, principalmente, no graves (el 92%), entre los que se incluyeron dolor de cabeza; fatiga; fiebre; escalofríos, y dolor. Entre los más de 22.000 (6,6%) calificados de graves, lo más frecuente fue la dificultad para respirar.
El sistema registró unos 4.500 (1,3%) fallecimientos, en el 80% de los casos acaecidos en mayores de 60 años. Debido a que las vacunas de la covid han sido autorizadas para uso de emergencia, los proveedores de atención médica deben informar de todas las muertes posteriores a la vacunación, independientemente de la posible asociación directa. Los autores del estudio señalan que no se detectaron patrones inusuales en los informes de causas de muerte.
Así lo destaca otro de los firmantes del trabajo, David Shay, de los CDC: “El ritmo rápido al que se administraron las vacunas contra la covid-19 en condiciones de emergencia, especialmente en las poblaciones de mayor edad, no tenía precedentes. Debido a su edad, este grupo ya tiene una tasa de mortalidad inicial más alta que la población general y nuestros resultados siguen patrones similares de tasas de mortalidad para las personas de este grupo de edad después de otras vacunas para adultos”.
Al día siguiente de la vacunación
En el caso del sistema v-safe, de los casi 8 millones de participantes, más de la mitad comunicaron reacciones locales (4,6 millones) y sistémicas (3,6 millones) posteriores a la vacunación, con más frecuencia después de la segunda dosis que de la primera. Sobre todo se informaron de los efectos secundarios el día siguiente a la vacunación y casi todos fueron leves, siendo los más comunes fatiga; dolor de cabeza y dolor en el lugar de la inyección. También hubo comunicaciones sobre la imposibilidad de ir a trabajar o realizar actividades habituales tras la inyección. No obstante, el porcentaje de personas que tras alguna de las dos dosis buscó atención médica fue menos del 1%.
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